Desde el inicio de la pandemia COVID-19, la Reserva Federal ha presentado un gran número de medidas de alivio dirigidas a apoyar la economía estadounidense. Entre las mismas, se incluye el recorte de los tipos de interés a cero y el compromiso de compra ilimitada de bonos para reducir los rendimientos y mantener los costes de financiación lo más bajos posible. En su reunión de junio, durante la cual, tal y como se esperaba, se mantuvieron las tasas intactas, la Fed presentó por primera vez desde diciembre sus perspectivas económicas.
En ellas, el organismo señala que se espera una contracción de la economía del 6,5% en 2020, creciendo al 5,0% en 2021 y al 3,5% en 2022. Para el desempleo se espera una tasa del 9,3% a final de este año, cayendo hasta el 5,5% en 2022.
Hasta 2022 no se espera un movimiento en las tasas, dadas las circunstancias actuales, sin embargo, en la conferencia de prensa, el presidente de la Fed, Jerome Powell señaló: «Creemos que la política monetaria actual es la correcta para mantener la economía, pero la cambiaríamos si fuese necesario dependiendo de las circunstancias. Así lo hicimos al comienzo de la crisis, de manera más fuerte y rápida que otros bancos centrales».
El organismo también señaló que mantendrán sus compras de activos, calculando 80.000 millones de dólares mensuales para Treasuries y 40.000 millones para mortgage backed securities.
Desde Banca March mencionan que «estas previsiones llegan tras el sorprendente dato de creación de empleo de mayo, tras dos meses previos de fortísima destrucción de puestos de trabajo, y en medio de una recuperación de las bolsas más que notable». En su opinión, el que se mantuvieran las tasas estables «refuerza la determinación de la entidad a mantener una política monetaria muy laxa mientras recopila nuevos datos que le permitan tener una visión más clara del escenario actual y futuro».
Desde Intercam México mencionan que «el consenso espera que no sea sino hasta 2022 cuando comiencen a elevarse las tasas de interés en EE.UU., aunque una buena parte de los economistas no estima movimientos sino hasta después de 2023. Cualquier anuncio relacionado con la posibilidad de implementación de un programa de control sobre la curva de rendimientos de papeles soberanos (especialmente para instrumentos de 2-5 años) no se espera sino hasta septiembre».
Los analistas de Ebury, mencionan que “Un importante punto de la reunión será la forma en que la Reserva Federal interprete el repunte que los mercados de valores, crediticios y de commodities han vivido recientemente, así como los datos del informe de nóminas no agrícolas del viernes pasado. Este último sorprendió significativamente al alza, con un total de 2,5 millones de empleos netos creados en mayo, frente a la contracción de 7,5 millones que los economistas habían previsto. Si la Reserva Federal considera este informe como prueba de una recuperación económica en forma de ‘V’ más rápida de lo esperado, el dólar, probablemente, se dispararía».
En su opinión, «más importantes son las perspectivas de la Reserva Federal sobre la rapidez con que la economía se vaya a recuperar de la recesión».
Por su parte, Edward Moya de OANDA menciona que «el presidente de la Fed, Powell, probablemente aliviará a los nerviosos inversores, reconociendo que la recuperación está en camino, pero señalando que permanecerán vigilantes ya que varios riesgos para las perspectivas siguen vigentes… La Fed está en un patrón de espera y esta reunión debería mostrar que los políticos son escépticos sobre la recuperación económica».
Durante la conferencia de prensa, al ser preguntado sobre «Si la economía reacciona mejor de lo esperado» el presidente Powell contestó: «Creemos que esta recuperación va a tomar mucho tiempo. Ni siquiera estamos pensando ahora en la posibilidad de subir los tipos».