Durante el año pasado, la renta fija se convirtió en el patito feo de todas las carteras. Paul Brain, gestor del BNY Mellon Global Dynamic Bond Fund, reconoce que explicar a sus clientes qué está ocurriendo actualmente con la renta fija no es del todo fácil, más cuando, en su opinión, acabamos de entrar en otro largo periodo de tipos bajos.
“Hemos explicado a nuestros clientes que 2018 fue un mal año para la renta fija, era el momento de concentrarse en no perder dinero e, igual, en conseguir algo de efectivo”, reconoce Brain, quien al llevar casi treinta años en la industria habla quitando dramatismo al momento actual y al reto que supone lograr rendimientos atractivos. “Tener más efectivo, aplicar estrategias long-short en algunos casos e incluir bonos flotantes a la cartera, ha sido una forma de enfrentarnos a este momento y conseguir resultados positivos. Nos hemos enfrentando a un mercado dominado por una desaceleración económica global y por la fuerte presencia de los bancos centrales en el mercado”, afirma.
El director de renta fija de Newton, parte de BNY Mellon, considera que en el contexto actual hay oportunidades en los bonos corporativos de empresas globales y en deuda de grado de inversión, pero siempre siendo muy selectivo. Considera que los mercados emergentes son ahora vulnerables, ya que dependen de lo que ocurra en EE.UU., pero sí cree que se puedan encontrar oportunidades.
Según su análisis, en noviembre las cifras globales de comercio y el crecimiento comenzaron a desacelerarse, además la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) mostró un tono más suave y el mercado de renta variable comenzó a ser más volátil. “Ante las ventas de final de año, los bancos centrales reaccionaron y relajaron su actitud, lo cual fue positivo para el crédito, la deuda soberana y los mercados emergentes. De hecho a estos últimos les favorece que en Estados Unidos los tipos estén bajos. Pensábamos que esto sería algo temporal”, apunta.
En este sentido, Brain considera que gran parte del protagonismo de este año estará en lo que hagan los bancos centrales. “La Fed y el BCE están en momentos diferentes. La Fed irá reduciendo gradualmente su balance, pero el BCE debería plantearse ya alguna subida de tipos, de no ser así emprenderíamos el camino hacia un nuevo largo periodo de tipos bajos y acumulación de deuda. En este contexto, no sería raro ver programas y estímulos fiscales, sobre todo si los partidos populistas ganan más peso, pero realmente sería mejor ver reformas estructurales y una nueva mentalidad de los estados a la hora de plantearse sus presupuestos”, reflexiona acerca de los bancos centrales durante un encuentro con Funds Society.
De hecho, Brain no descarta que en 2020 veamos incluso recortes en los tipos de interés por parte de la Fed si la economía y la inflación no evolucionan como la institución monetaria espera. “La conclusión es que los bancos centrales tienen que hacer un poco de todo: intentar reducir la liquidez del mercado sin dañar las economías y eso va significar que no todos suban los tipos”, resume.
Las mejores opciones
A la hora de buscar oportunidades, Brain pone el ojo en los mercados emergentes que, en su opinión, “viven un momento totalmente diferente al que encontramos en Estados Unidos o Europa”. En este sentido, la deuda emergente puede ser una gran oportunidad por su precio, si el inversor es capaz de asumir algo más de riesgo.
Y aunque suene impopular decirlo, reconoce que le gusta la de deuda gubernamental. “Me gusta también la deuda de grado de inversión de algunas compañías, no de muchas, y prefiero mantenerme cauto con el high yield”, concluye.
Por último, una de las tendencias que cree que irán creciendo en el mercado de renta fija es la inversión bajo criterios ESG, algo que ya se está consolidando en el mercado de renta variable. “El pensamiento tradicional es que solo puedes lograr impacto a través de la renta variable porque puedes votar; sin embargo creo que en la parte de renta fija y el mercado de bonos es igualmente posible lograr ese impacto porque eres un inversor muy importante para ellos, ya que estás comprando su deuda. Creo que hay un componente de compromiso con ellos que se puede aprovechar para favorecer cambios, por ejemplo, en lo que se refiere a la política medioambiental o de género”, afirma.