Desde la década de los 70 no se había visto un incremento tan fuerte en los niveles de inflación de los Estados Unidos, en este contexto navega la macroeconomía de la potencia americana y los mercados reaccionan.
Si bien existen algunas similitudes entre aquella época y la actual como la mayor inflación de alimentos y productos energéticos, la Fed de ese entonces se había convertido en un instrumento de la Casa Blanca para favorecer la expansión del empleo en perjuicio de la inflación y, por lo mismo, no era propiamente un banco central independiente, dice un informe de BBVA.
La trayectoria alcista de la inflación en Estados Unidos y muchas otras geografías que se ha observado desde 2021 tiene su explicación en diversas fuentes, aseguran los expertos del banco.
Entre ellas, se destacan las siguientes: incrementos en los precios de algunos insumos causados por cuellos de botella en cadenas globales de suministro y puertos marítimos, cambios en la composición de la demanda inducidos por la pandemia hacia más bienes que servicios, la normalización de la demanda por servicios después de las fuertes disrupciones causadas por la pandemia, cuantiosos estímulos fiscales en algunas economías avanzadas para impulsar la demanda de los hogares y choques negativos de oferta en ciertas materias primas como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania.
La falta de credibilidad de la Fed de la década de los 70 hizo más costosa la reducción de la inflación en términos de PIB y empleo.
En esta ocasión, ¿será suficiente el incremento previsto por la Fed de dos puntos porcentuales en la tasa de fondos federales para reducir la inflación de 8.6% (observada en mayo de 2022) a 2.2% a finales de 2024? De acuerdo con la Fed, este apretamiento monetario elevaría la tasa de desempleo del nivel actual de 3.6% a 4.1% a finales de 2024 sin inducir una recesión económica.
El optimismo de la Fed muy probablemente esté basado en la credibilidad que ha ganado en los últimos 40 años por haber controlado la inflación en niveles bajos y estables. La autoridad monetaria planea combatir la inflación mediante acciones de política monetaria que impliquen solamente una moderación en el crecimiento económico a poco menos de 2.0% para 2022-24.
No obstante, esta previsión no parece ser congruente con la evidencia empírica que asocia recesiones económicas con incrementos de 50 puntos base o más en la tasa de desempleo (regla de Sahm), aclaran los expertos del banco español.
La posibilidad de que la curva de Phillips se haya desplazado hacia fuera después de la pandemia y que los trabajadores estén logrando compensar gran parte de la mayor inflación de los últimos meses podría reflejarse en mayores presiones sobre los precios provenientes del pujante mercado laboral. Si lo anterior se cumpliera, una tasa de desempleo mayor a 4.1% muy probablemente sería necesaria para reducir la inflación significativamente, resume el informe.
Si bien los precios de las materias primas podrían estabilizarse en niveles relativamente altos y ciertos cuellos de botella podrían ir desapareciendo con el paso del tiempo, BBVA considera que “la Fed endurecerá cautelosamente su postura monetaria hasta donde sea necesario para reducir la inflación significativamente y así evitar una costosa pérdida de credibilidad que pudiera posteriormente implicar una significativa contracción económica para controlar la inflación”. No obstante, agregan que también “tendrá que estar lista para detener el apretamiento monetario en caso de que la economía se debilite considerablemente”.
Un aterrizaje suave continúa siendo posible y altamente probable, aunque será más difícil lograrlo si los factores determinantes de la inflación la hicieron más persistente, concluyeron los analistas.
Por otra parte, desde We Family Offices, aseguran que las expectativas realistas de rentabilidad de la renta variable están en una cifra de un dígito medio a superior.
Además, se espera que la renta fija básica genere un rendimiento real bajo, dicen los expertos del Family Office situado en Miami.
El nuevo régimen tendrá una inflación más alta, tasas de interés más altas, menos acomodación monetaria y menos globalización, lo que resultará en un entorno de inversión menos favorable. El resultado será una rentabilidad más baja y una mayor volatilidad. Se espera que el crecimiento económico, que se ha ido reduciendo durante algunas décadas, siga cayendo.
“Como resultado, los rendimientos futuros estarán mucho más impulsados por factores fundamentales, lo que generará rendimientos más modestos en los activos tradicionales que en la década anterior”, concluyen los expertos.
We Family Offcies utilizó los supuestos del mercado de capital proporcionados por LCG Associates para realizar análisis internos sobre el rendimiento futuro frente al riesgo.
En su opinión, “las estimaciones de rendimientos futuros durante los próximos 10 años en los supuestos del mercado de capitales son realistas”.
La perspectiva económica a largo plazo proporciona el entorno que impulsa los rendimientos y el crecimiento de las ganancias, que forman los componentes básicos del rendimiento.
“Se espera que el crecimiento económico sea menor durante esta década en comparación con períodos anteriores y que esté impulsado por el crecimiento de la fuerza laboral y la productividad”, agregaron.
Los rendimientos futuros están impulsados tanto por el crecimiento de los beneficios como por la valoración. Es probable que el crecimiento de las ganancias por acción sea menor que el observado en los diez años anteriores. Como resultado, las expectativas de rendimientos futuros anualizados del S&P 500 en el rango de 6-8 % son apropiadas. La flexibilización cuantitativa ya no será el poderoso viento de cola que impulsará la valoración, dice el informe.
Con vistas al futuro, la firma alerta sobre varios puntos:
En primer lugar, las tasas de interés más altas dificultan aprovechar la estructura de capital para recomprar acciones.
En segundo lugar, se requerirá que las empresas reinviertan para aumentar la productividad, combatiendo así la inflación, y que aumenten la producción local para acortar las cadenas de suministro.
Combinado con tasas de crecimiento económico más bajas esperadas, el crecimiento de las ganancias puede sufrir otra década anémica. Por este motivo, We Family Offices estima que de cara al futuro, “las ganancias por acción seguirán el crecimiento de la ganancia bruta más de cerca a una tasa más baja en contraste con la Gran Moderación”.
Para leer el informe completo de We Family Offices puede ingresar al siguiente enlace.