Las elecciones al Parlamento Europeo del pasado 23 de mayo arrojaron resultados perjudiciales en diferentes grados, tanto para el propio Parlamento Europeo como para los principales partidos británicos. Bethany Payne, gestora de carteras de renta fija global en Janus Henderson Investors, aborda los principales puntos y ofrece una breve valoración del efecto sobre los mercados.
Los votantes castigan habitualmente al partido gobernante en las elecciones al Parlamento Europeo y este año no fue diferente: tanto los partidos de centroizquierda como los de centroderecha perdieron terreno y la posibilidad de formar una “gran coalición”.
Mientras que la mayoría de los principales partidos sintieron probablemente cierto alivio porque el resultado no fue tan malo como algunos habían previsto, el euro se mantuvo estable porque el resultado general se ajustó a las previsiones.
El voto de protesta en Reino Unido, sin embargo, tuvo como consecuencia un resultado catastrófico tanto para los laboristas como para los conservadores. Ambos perdieron escaños ante el Partido del Brexit, de Nigel Farage, y el Partido Liberal Demócrata, que concentraron sus campañas en si Reino Unido debía abandonar la Unión Europea (UE) o permanecer en ella.
Este cambio en la actitud de los votantes, que se alejaron de las ambiguas políticas de los laboristas en cuanto al Brexit y de la incapacidad de los conservadores para llevar a cabo el mismo, mostraron un deseo claro de gobernantes que garanticen resultados. El proceso de elección del nuevo líder de los conservadores pone esto de manifiesto, con candidatos que, a pesar de comprender el riesgo de acabar con el partido, defienden un Brexit duro. El Partido Laborista también ha evolucionado hacia el apoyo a un segundo referéndum para intentar recuperar a sus votantes, aun a costa de perder a sus votantes favorables a la salida de Europa. No es de extrañar por tanto que libra registrara pérdidas al aumentar el riesgo de un Brexit sin acuerdo.
Como consecuencia, es probable que una mayor fragmentación del Parlamento Europeo complique aún más el programa y la adopción de políticas, haga que las negociaciones del Brexit sean menos claras y que el nombramiento del presidente de la Comisión sea un proceso más largo y menos directo; mientras que el proceso favorece que Manfred Weber, el “Spitzenkandidat” (1) seleccionado por el PPE (2), se convierta en presidente de la Comisión, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha denunciado el proceso.
De este modo, en un momento en el que es necesaria una gran coalición de partidos para formar una mayoría y cuando es incluso más necesario unirse en torno a un líder que pueda recomponer las instituciones y ser una figura unificadora, la elección de presidente de la Comisión será una batalla reñida. Por ahora, los mercados esperan. Primero a que se formen los grupos antes de la cumbre de dirigentes el 20-21 de junio, y después a ver sobre quién recaen los puestos de peso en Europa.
En cuanto a los mercados, estos días deberían seguir siendo relativamente tranquilos, dado que por ahora no habrá sobresaltos en lo que respecta a información en Reino Unido. Sin embargo, unos candidatos partidarios del Brexit y envalentonados tras los resultados podrían asustar a los mercados al comenzar la campaña por el liderazgo del Partido Conservador. Además, se hará hincapié en la tensión entre la Comisión Europea e Italia: según los titulares de Bloomberg, la Comisión está sopesando multar a Italia con 4000 millones de dólares (en torno a 3500 millones de euros) por los reiterados problemas con la deuda.
Glosario
(1) El término alemán “Spitzenkandidat” habitualmente hace referencia al candidato principal de un partido.
(2) PPE: fundado en 1976, el Partido Popular Europeo es un partido político europeo con partidos miembros de ideología conservadora y liberal. Es una organización transnacional, está formado por otros partidos políticos, no por personas físicas.
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