Durante este año, Chile experimentó una serie de fenómenos, tanto internos como externos, que llevaron a la economía local a enfrentar un nuevo escenario, donde el crecimiento potencial dista mucho del registrado en años pasados. Lo anterior abre una serie de desafíos a resolver para retomar los niveles de crecimiento que permitan llegar prontamente al desarrollo. Las acciones a realizar para lograr esta meta y las perspectivas que en materia macroeconómica, política y social enfrentará Chile y el mundo de cara al próximo año es lo que presentó Pablo Correa, economista jefe de Banco Santander, en el informe “Visión 2016: ante la incertidumbre, consensos”, elaborado por el área de Estudios y Políticas Públicas.
En su intervención, Correa sostuvo que, en cuanto al panorama local, el principal temor es crecer menos que lo que se alcanzará en 2015. Así, “si consideramos que el próximo año las políticas fiscal y monetaria serán menos expansivas, y a esto sumamos menores precios del cobre, crecer lo mismo que este año parece difícil”, afirmó. En ese sentido, destacó también que en caso de que no se recupere el precio del cobre, es probable ver al país creciendo 1,6%, mientras que para alcanzar niveles del 2% “se necesitará que se concrete una recuperación de las expectativas y que el sector externo se mantenga estable”. En efecto, el área de Estudios y Políticas redujo su estimación de crecimiento para el PIB 2016 a 2%, desde un 2,4% estimado en el informe de economía Santander del tercer trimestre.
En tanto, para aumentar el nivel de crecimiento del país es clave incrementar la eficiencia. “Las líneas de acción son claras: mejorar la productividad, incrementar la movilidad y reducir las fricciones del mercado laboral. En el mediano plazo es clave minimizar las fallas de mercado e incrementar la competencia, procurar un Estado más eficiente y transparente, y crear una institucionalidad pública que se preocupe de pavimentar la diversificación de la matriz productiva”, afirmó Correa.
Mirada global
A la hora de analizar la economía mundial, las proyecciones también indican que habrá que acostumbrarse a menores cifras. Si antes esta economía se expandía entre el 5% y el 6%, hoy lo hace cerca de entre el 3,5% y el 4%. En este escenario, los mercados más desarrollados seguirán siendo el polo de atracción, mientras que los emergentes tendrán comportamientos disímiles y no exentos de dificultades. En efecto, éstos seguirán enfrentando complejidades. Al ajuste a la baja en los precios de los commodities y a la menor demanda por sus productos de exportación, que redundarán en menores ingresos, se suma un aumento en el costo del financiamiento externo. En tanto, Latinoamérica continuará afectada por la caída en el precio de las commodities, la recesión en Brasil, el menor crecimiento de China, y la salida de flujos de capital.
Para analizar el incierto escenario económico mundial, el área de Estudios y Políticas Públicas elaboró un heat map o mapa de calor, que refleja qué mercados ofrecen el mayor atractivo para nuestras exportaciones. Así, destacan Estados Unidos y la Eurozona con una buena evaluación. Mientras en el primero las políticas monetarias expansivas de los últimos años se han traducido en un aumento de la actividad, y por consiguiente, de la demanda de trabajo, generando dinamismo en el mercado laboral, en la Eurozona el mayor dinamismo responde a una demanda interna algo más fuerte y a una depreciación del euro que ha favorecido a las exportaciones, aunque aún queda mucho terreno que recuperar, dado que el producto todavía está en niveles inferiores a los de 2008.