Existen pocas dudas sobre la incapacidad de la deuda high yield europea para repetir los retornos del pasado. Es matemáticamente imposible pero sí se contemplan retornos de en torno al 5% a lo largo de 2014. “Creemos que aún hay hueco para el activo en las carteras”, dice Andrei Gorodilov, gestor de Renta Fija high yield de Fidelity. En el marco del evento anual de la gestora celebrado en Madrid, destaca ocho razones que lo justifican y tres riesgos que hay que controlar.
1. El entorno de bajo crecimiento, aunque ya fuera de la recesión, se mantendrá durante un tiempo, y los tipos seguirán bajos, lo que beneficia al crédito.
2. Las ratios de default seguirán bajas: las compañías continúan con un modelo defensivo y además hay mucha oferta de deuda, en el mercado primario, fruto de las refinanciaciones. “Eso retrasa el riesgo de suspensión de pagos y el vencimiento de los títulos”, explica.
3. El activo en Europa se sitúa en el rango del high yield de mayor calidad: nombres con rating BB, entre los que se incluyen algunos “ángeles caídos” debido al ciclo económico desfavorable y que desean volver al grado de inversión, mediante un comportamiento beneficioso para los acreedores.
4. El universo de inversión es mayor, gracias a la desintermediación en la financiación en Europa, desde los créditos bancarios hasta los mercados. Hay más emisiones en el mercado primario y el mercado se diversifica en términos sectoriales.
5. De táctico, el activo ha pasado a ser estratégico dentro de las carteras.
6. Los flujos siguen a los retornos: los factores técnicos siguen apoyando al activo.
7. Los diferenciales aún tienen capacidad de comprimirse (“no estamos en un territorio de burbuja”, dice el experto), pero no pueden estrecharse como antes, así que el principal motor de rentabilidad son los cupones. “Los cupones son estables y contrarrestan la volatilidad en el precio”.
8. Se trata de un activo con menor duración media que otros de renta fija (incluyendo el high yield estadounidense), lo que es positivo en un entorno de normalización monetaria.
Entre los riesgos, destaca la posibilidad de un deterioro en los fundamentales (si las compañías aumentan su agresividad financiera, reapalancándose, por ejemplo); una huida de flujos hacia la renta variable (la gran rotación que ya ha comenzado en algunos lugares); y las presiones de valoración en un entorno en el que prima la búsqueda de rentabilidad.
Por eso, Gorodilov defiende una aproximación selectiva al activo, y un buen entorno para los “credit pickers”. “Es un activo muy asimétrico y no buscamos atrapar las mayores subidas sino evitar las mayores caídas”. Por eso, en su fondo mantienen como seguro posiciones de liquidez en torno al 5%-10% del patrimonio.