Cuando estalló la crisis financiera de 2008, algunos inversores optaron por refugiarse en los mercados emergentes ante la posibilidad de un desacoplamiento que permitiría a éstos mantenerse relativamente al margen de los problemas en el mundo desarrollado, en un entorno propicio de tipos de interés a la baja en EE.UU. Ahora, cuando gran parte de los retos económicos y las crisis se concentran en el mundo en desarrollo, los inversores miran a EE.UU., Europa y Japón de forma más positiva, si bien Emily Whiting, client portfolio manager de mercados emergentes de JP Morgan AM, niega que exista un “decoupling” como tal entre ambos mercados, aunque sí reconoce divergencias en cuanto al crecimiento.
“Sí podemos hablar de un desacoplamiento en términos de crecimiento del PIB entre mercados emergentes y desarrollados, pues mientras en los últimos se acelera en los primeros se ralentiza”, explica en una entrevista a Funds Society, en el marco del evento anual de prensa de la gestora celebrado recientemente en Londres. Pero matiza que, aunque el crecimiento en los emergentes merma y el gap con respecto a los desarrollados se reduce, aún es un 2% mayor. “Las economías emergentes aún crecen más rápido y un buen ejemplo es China, que supera a otros mercados a pesar de su evolución a la baja”, indica.
Whiting matiza también los efectos negativos que podrá tener en el mundo emergente la normalización monetaria y próxima subida de tipos por parte de la Fed: “Gran parte de ese movimiento ya está puesto en precio en el mundo emergente, no será ninguna sorpresa, es algo que se conoce”, dice, aunque traerá algo de ruido y volatilidad y está generando nerviosismo actualmente por la forma en que se está gestionando.
La experta también denuncia que estos mercados están sobrevendidos –representan un 12% del MSCI World en términos de capitalización bursátil pero típicamente no suponen más de un 5% en las carteras- y que los inversores institucionales han reducido su exposición, dentro de su asset allocation, a mínimos históricos. Pero dice no sentirse preocupada por los problemas de financiación de los fondos soberanos –en un contexto de petróleo más barato- y la posibilidad de que éstos retiren también su apoyo a estos mercados: “Siempre van por delante y buscan buenas oportunidades donde invertir”, añade.
Teniendo todo ello en cuenta, y aunque desconoce si todos los que se han ido volverán a estos mercados y reconoce que siempre pueden caer más y abaratarse más, es partidaria de no reducir la exposición a renta variable emergente. “No podemos hacer timing de mercado pero al menos sabemos que no es momento de reducir la exposición a emergentes”, explica. Para Whiting, el nivel de valoración actual justificaría más bien acumular exposición.
Aunque en la gestora son muy cautos en emergentes, la visión de JP Morgan AM es más positiva actualmente en bolsa –con valoraciones más atractivas y más beneficiada por el aumento de los beneficios- que en deuda emergente. El hecho de que sus divisas, en general, estén baratas, puede beneficiar a ambos activos, y ser un factor clave en los retornos.
Asia y Brasil
Por geografías, y aunque su estilo de inversión en bolsa emergente es bottom-up, considera que Asia presenta un aspecto atractivo para invertir actualmente y señala también a algunos países de Latinoamérica, como Brasil, en ese caso con un horizonte temporal más dilatado. “Los inversores son pesimistas con China pero se pueden encontrar muchas buenas oportunidades. Frente a la vieja China, representada por firmas industriales, optamos por compañías que representan a la nueva China, en sectores como consumo o Internet, siempre de forma selectiva”, dice.
En Latinoamérica, Brasil ofrece una gran oportunidad a largo plazo, pues es un mercado que puede verse beneficiado por la debilidad de su divisa (impulso a las exportaciones, mayor competitividad y reducción del déficit), a la larga. Chile también ofrece un crecimiento “decente”, aunque es importante ser selectivo, mientras México se beneficia de un contexto de crecimiento, con muy baja inflación y la cercanía a EE.UU., aunque en algunos casos las valoraciones son altas y es necesario mirar al segmento de small y midcaps. En la gestora no tienen posiciones en Colombia.
Una filosofía de inversión bottom-up
A la hora de invertir en renta variable emergente, la gestora da más importancia a la micro, aunque nunca olvida el contexto en el que se mueve cada empresa, algo que le ha llevado a no invertir en firmas que tenían atractivo, por ejemplo, en Argentina. Y a la hora de elegir cada compañía son clave tres aspectos: el económico (el balance); la gobernanza (confianza en la gestión, un aspecto que está mejorando en el mundo emergente); y la duración (que mide la oportunidad de crecimiento).
White explica que pueden encontrar firmas capaces de crecer a fuerte ritmo incluso en un mundo con un crecimiento más pausado, lo que podría permitir a la bolsa emergente seguir ofreciendo retornos incluso de doble dígito. “Nos gustan los negocios capaces de pagar su deuda, invertir en crecimiento y ganar cuota de mercado incluso en un mundo agnóstico con respecto al crecimiento”, explica, y cita una cadena de supermercados rusa.
La experta recuerda que los retornos al invertir en acciones de una compañía pueden venir de varias fuentes (crecimiento de beneficios, reparto de dividendos, cambios en su valoración o el efecto divisa), por lo que se pueden obtener buenas rentabilidades incluso en un mundo con bajo crecimiento. Aunque lo ideal es que todas las fuentes aporten, cita el ejemplo de algunas compañías brasileñas que pueden beneficiarse de la recuperación de su divisa aunque no consigan crecer demasiado.
El mayor riesgo
Para Whiting, el mayor riesgo para el mundo emergente es que los beneficios de las empresas se vuelvan negativos, pues dichos beneficios son muy necesarios para poder mejorar la visión sobre estos mercados. Otros riesgos son una ralentización en el crecimiento, los efectos de la previsible subida de tipos de la Fed y las preocupaciones alrededor de China y su economía. Aunque otros bancos centrales locales podrían tomar medidas acomodaticias en un entorno con menores presiones inflacionistas, Whiting explica que ese factor podría ser algo positivo pero no lo suficiente como para contrarrestar las amenazas anteriores.