¿Qué significarán las elecciones estadounidenses para la economía mundial? ¿Sellará el resultado el destino de la globalización? El proteccionismo y los aranceles comerciales han sido una característica clave de la presidencia de Donald Trump, y muchos temen que cuatro años más deshagan casi tres décadas de libre circulación de bienes, servicios, tecnología y capital. Según NN Investment Partners, es difícil ver la perspectiva de un segundo mandato como una buena noticia para la globalización, pero no hay que sobrestimar la importancia de las elecciones estadounidenses.
“Las diferencias entre Trump y su contrincante Joe Biden se refieren más al estilo que al contenido cuando se trata de la globalización. Los días de Estados Unidos como campeón mundial del libre comercio y el internacionalismo han terminado, y ambos candidatos tienen una agenda estratégica de proteger las industrias estadounidenses y mantener el liderazgo mundial en la tecnología de la información”, advierte en un análisis reciente.
Desde que se convirtió en presidente, Trump puso la política comercial de EE.UU. en un camino más proteccionista, pero la globalización ya se había estancado durante 10 años, poniendo fin a dos décadas de fuerte crecimiento motivado por “poderosos acontecimientos” como la caída del telón de acero, el colapso de la Unión Soviética, la firma de acuerdos bilaterales y multilaterales como NAFTA y ASEAN, o la adhesión de China a la OMC. Sin embargo, a juicio de la gestora, en 2007, el impacto de la mayoría de esos acontecimientos ya había terminado.
Para entonces, el consumo y las inversiones mundiales habían empezado a pasar de los bienes y productos básicos a los servicios, y el menor crecimiento económico del mundo emergente desde 2010 ha hecho que el crecimiento mundial sea menos intensivo en productos básicos.
Las serpientes y escaleras de la globalización
“El aumento del comercio y sus repercusiones a largo plazo en la productividad han sido un factor clave para el crecimiento y la prosperidad mundiales. Sin embargo, muchos votantes y dirigentes políticos parecen acoger con satisfacción la disminución de la globalización”, asegura. En primer lugar, si bien la globalización ha contribuido al crecimiento mundial y a la disminución de la desigualdad entre países, ha incrementado la desigualdad dentro de ellos.
En segundo lugar, la globalización ha puesto de relieve la cuestión de la identidad, ya que exige que los países se sometan a un conjunto cada vez más amplio e invasivo de normas comunes. Según NN IP, podría decirse que la globalización conduce a un «déficit democrático», desagradable tanto para los votantes como para los dirigentes políticos.
Asimismo, el conflicto comercial entre EE.UU. y China puede verse en el contexto más amplio de una batalla entre el modelo de capitalismo liberal contra el capitalismo de Estado. “Por último, tanto la crisis inmediata del COVID-19 como la crisis climática, a largo plazo están amplificando la inestabilidad de las complejas cadenas de suministro mundiales. Esto puede llevar a una mayor cercanía a la fuente y traer la producción de vuelta a casa”, señala.
La gestora ve notable que la importancia del comercio mundial en relación con la producción total solo se haya desplazado de manera marginal en los últimos diez años. Esto se debe a que el creciente proteccionismo de Estados Unidos se ha compensado con una mayor integración económica en otros lugares, por ejemplo, entre Europa y Asia.
La economía de Estados Unidos, en la encrucijada
En su opinión, desde el punto de vista económico, la elección entre Trump y Biden es esencialmente una elección entre más de lo mismo o un enfoque diferente. Trump probablemente continuará con la desregulación y los recortes de impuestos para las empresas y los hogares de altos ingresos. Su programa «America First» podría debilitar aún más el orden internacional basado en normas que Estados Unidos contribuyó a articular. Además, no se puede descartar una escalada en el conflicto comercial con China.
“En cambio, es probable que Biden inicie un programa de aumento de los gastos en infraestructura y fortalecimiento de la red de seguridad social, que se financiará en parte invirtiendo los recortes fiscales de Trump”, apunta NN IP. Por ello, ve probable que los déficits fiscales sean más elevados con Biden, pero, “siempre que los fondos se destinen a mejorar el lado de la oferta, debería llevar también a una tasa de crecimiento potencial en Estados Unidos persistentemente más elevada”. En la escena internacional, se espera que mejore de nuevo el orden internacional, especialmente dentro del círculo de los aliados tradicionales de EE.UU.
Sin embargo, es probable que Biden mantenga la presión sobre China para que abra su mercado interno, detenga las prácticas de dumping y reduzca la interferencia del Estado en sus empresas tecnológicas. Además, su presidencia probablemente se centraría más en la reducción de la desigualdad mediante cambios en las políticas nacionales, como el aumento de los impuestos a los ricos y a las empresas. La gestora considera que, probablemente, ambos candidatos se mantengan firmes en su postura hacia el país asiático, aunque sus enfoques puedan ser muy diferentes, “principalmente en la forma y las tácticas”.
Por último, destaca que hay que tener en cuenta que la medida en que el presidente pueda aplicar su programa dependerá crucialmente del color político tanto de la Cámara de Representantes como del Senado. “E incluso si el partido del presidente tiene mayorías en ambas cámaras, todavía tendría que dar prioridad a las propuestas de políticas”, advierte.