Desde que hace 20 años NN Investment Partners estableció su estrategia de renta variable sostenible, la inversión responsable se ha disparado. El lanzamiento coincidió con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, uno de los primeros pasos en la cooperación mundial para combatir la pobreza, la degradación del medioambiente o la discriminación. Los Principios para la Inversión Responsable (PRI), el Acuerdo de París y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU son solo algunos hitos de estas dos décadas que han contribuido a impulsar la inversión responsable desde su nicho hasta la corriente principal.
“Nuestras capacidades de renta variable sostenible se han mantenido al ritmo de estos acontecimientos y ahora gestionamos 7.300 millones de euros en nuestras variantes europea y mundial”, destaca un artículo escrito por el responsable de inversiones sostenible y de impacto de la gestora, Hendrik-Jan Boer.
En ese sentido, afirma que la estrategia ha demostrado su valor en cada etapa del ciclo de mercado: su foco en la calidad y en empresas con pocos activos, sostenibles y con visión de futuro le han permitido resistir a las grandes conmociones del mercado. Demostró su capacidad de resistencia durante la crisis financiera de 2008 y en el primer trimestre de 2020, cuando el impacto del coronavirus golpeó los mercados, superando a sus homólogos tradicionales.
Según los datos de NN IP, tanto la variante europea como la mundial tienen antecedentes de rendimiento superior en los mercados alcistas y bajistas, superando a sus índices de referencia a 1, 3 y 5 años. “La estrategia también tiene un sólido historial de rendimiento en sus 20 años de historia: ha generado un 1,4% de rendimiento superior anualizado desde su creación en mayo de 2000”, asegura.
Además, revela que, en sus primeros años, la estrategia pasó por períodos de menor demanda, reflejando el estado de un mercado todavía en ciernes para la inversión sostenible. “La demanda estuvo impulsada en gran medida por perspectivas éticas, pero las adversidades económicas hicieron que los inversores volvieran a centrarse en lo que mejor conocían, y prevalecía el temor de que la inversión sostenible pudiera costar beneficios”, afirma.
La gestora señala que las iniciativas mundiales aumentaron gradualmente la conciencia de las cuestiones relativas a los criterios ESG, mientras que las mejoras en las técnicas de inversión y la investigación académica respaldaron los argumentos financieros a favor de la inversión sostenible. “El impulso ha despegado realmente en la última década, con un gran aumento del apetito de los inversores por los productos sostenibles, y no hemos mirado atrás”, apunta.
Un enfoque de eficacia probada
Asimismo, hace hincapié en que su enfoque básico no ha cambiado a lo largo de los años: busca empresas de alta calidad con negocios sostenibles y una fuerte posición competitiva que sean conscientes de la responsabilidad que tienen con la sociedad y actúen en consecuencia. “Adoptamos una visión a largo plazo y nos centramos en el potencial futuro: se trata de encontrar los ganadores del mañana”.
Su proceso ha evolucionado en varios aspectos: el número de fuentes de datos externas ha aumentado y ha ampliado sus asociaciones de investigación con entidades como Sustainalytics y Yale. “Estos cambios nos han permitido adaptar y mejorar las aportaciones de analistas y la metodología de detección de ESG para mantenernos al día”, añade.
Un área que se ha mantenido estable es el equipo, aunque se ha expandido para seguir el ritmo de crecimiento de la estrategia: comenzó con tres personas, apoyadas por el equipo de renta variable. Boer se hizo cargo de la estrategia a principios de 2004 y ahora trabaja con un equipo dedicado de 15 personas. “La experiencia de nuestro equipo, el pensamiento independiente y nuestro innovador enfoque de la cadena de valor son todos elementos clave del éxito”, asegura.
Mirar al futuro
Antes del estallido de la crisis del coronavirus, la década de 2020 ya parecía decisiva para la inversión responsable. Cada vez más inversores incluyen la sostenibilidad en sus criterios de selección, lo que se refleja en el aumento de la reglamentación, como los planes de una taxonomía de la UE. Según NN IP, iniciativas como esta podrían acelerar el ritmo de los flujos hacia las partes «verdes» de la economía.
En cuanto a la información y la transparencia, el listón se eleva constantemente. “La actual situación sin precedentes, en la que el mundo se enfrenta a las repercusiones humanas y económicas de la pandemia, también se está centrando cada vez más en los factores sociales y de gobernanza”, afirma.
A su juicio, la forma en que las empresas cuiden a sus empleados y lo flexibles y adaptables que sean determinará cómo saldrán de esta crisis. Las que se centren en soluciones sostenibles también estarán bien posicionadas para afrontar el futuro. “Aunque los desafíos que se avecinan son desconocidos, nuestro enfoque en la inversión para la resistencia y el crecimiento sostenible significa que estamos bien preparados para lo que puedan traer los próximos 20 años”, sentencia la entidad.