En 2021, el mercado de bonos verdes, sociales y sostenibles (GSS) creció hasta superar los 1,8 billones de euros, y el mercado de bonos verdes superó el simbólico hito de 1 billón de euros en septiembre. Es probable que este crecimiento se mantenga en el próximo año, con un aumento del 35% en la emisión de bonos verdes hasta alcanzar unos 600.000 millones de euros. Este fuerte crecimiento se verá impulsado por las emisiones de la UE, pero Estados Unidos y los mercados emergentes también empezarán a ganar cuota de mercado en este sector en el próximo año.
NN Investment Partners (NN IP) convocó en una rueda de prensa a Bram Bos, gestor principal de la cartera de bonos verdes de la gestora, a Douglas Farquhar, gestor de la cartera de clientes de bonos verdes y a la analista de bonos verdes Isobel Edwards para hacer balance sobre la evolución del mercado este año y avanzar las previsiones para 2022.
«Tenemos claro que el impulso del crecimiento de los bonos GSS no hará más que acelerarse en los próximos años. Este crecimiento está impulsado tanto por la demanda de los inversores como por la de los reguladores y los responsables políticos que pretenden alcanzar los objetivos de reducción de la huella de carbono. NN IP ha sido pionera en el mercado de bonos verdes, ofreciendo cuatro fondos de bonos verdes específicos», explicó Bram Bos.
Resumen de 2021
En 2021 hubo un gran aumento de la demanda de opciones de renta fija sostenible. El mercado de bonos verdes creció en 440.000 millones de euros hasta alcanzar los 1,1 billones de euros. Los bonos sociales también experimentaron un fuerte crecimiento, con 189.000 millones de euros, hasta 370.000 millones de euros, mientras que los bonos sostenibles (que financian una combinación de proyectos verdes y sociales) se duplicaron con creces, con un aumento de 162.000 millones de euros hasta 303.000 millones de euros (en todos los casos cifras a noviembre de 2021, fuente: Bloomberg).
Uno de los factores clave que apoyaron las emisiones en 2021 fue el «rebote» de las emisiones pospuestas en 2020 debido a la pandemia de COVID-19. Sin embargo, los mercados también se vieron respaldados por el debut de las emisiones de bonos verdes soberanos por parte de los gobiernos, como Italia, España y el Reino Unido. La introducción de la Taxonomía de la UE, que define criterios verdes claros para una serie de sectores, fue importante para fomentar la inversión. Y lo que es más importante, la UE empezó a emitir bonos verdes para apoyar el programa de recuperación Next Generation.
Comparando las emisiones de bonos verdes con el resto del mercado de bonos de grado de inversión y en euros, un 23% de las emisiones fueron etiquetadas como verdes, sociales o sostenibles.
El año que viene
«Creemos que el crecimiento en 2022 se verá impulsado por varios factores. En primer lugar, la mayor aplicación de la normativa relacionada con las finanzas sostenibles es un factor que contribuirá positivamente al crecimiento de los bonos GSS», añadió Bos.
«En segundo lugar, el programa de bonos verdes de la UE que se puso en marcha en octubre de 2021 será influyente, ya que esperamos que las emisiones de la UE se sitúen entre 50.000 y 75.000 millones de euros. Por último, la financiación sostenible se está extendiendo a más partes del mundo. En el pasado, Europa ha sido el centro del mercado, pero esperamos que los Estados Unidos y los mercados emergentes ganen cuota de mercado en 2022″, indicó. Por ello, NN IP predice que el mercado de bonos GSS podría crecer 1,1 billones de euros en 2022 a nivel mundial para alcanzar un tamaño total de 2,9 billones de euros.
En cuanto a la regulación, los gobiernos están asumiendo progresivamente mayores compromisos para mejorar las prácticas medioambientales. Ahora hay 70 países, que representan dos tercios de las emisiones mundiales de carbono, con objetivos netos cero, que deben cumplirse en 20501.
La COP26 introdujo nuevos objetivos en materia de biodiversidad, carbón y emisiones de metano, destacó por su parte Isobel Edwards, iniciativas que deberían reflejarse en última instancia en un cambio normativo. La conferencia de la ONU puso en el centro del debate además el tema de la adaptación climática, que estará cada vez más presente en las emisiones de bonos, así como la deforestación. La deforestación se convertirá en el futuro en una cuestión a tener en cuenta tan importante como la exposición a los combustibles fósiles, consideró.
El factor más fuerte en los mercados de bonos verdes en 2022 será probablemente la emisión de la UE, que se ha comprometido a emitir hasta 250.000 millones de euros en bonos verdes para apoyar el fondo de recuperación de la pandemia del bloque. Es probable que la emisión de bonos verdes del bloque aumente el próximo año entre 50.000 y 75.000 millones de euros con respecto a los niveles de 2021 (Bloomberg), pero el total podría superar esta cifra dependiendo de la velocidad de emisión de la UE, dijo Bos.
Es previsible que la emisión de bonos sociales aumente en 75.000 millones de euros desde la emisión de 2021 hasta 250.000 millones de euros en 2022 (Bloomberg). Pero también es de esperar que el crecimiento a largo plazo se vea limitado porque la taxonomía social de la UE aún está en elaboración. Se espera que la emisión de bonos sostenibles aumente en 105.000 millones de euros desde los niveles de 2021 hasta los 250.000 millones de euros (Bloomberg), pero las cuestiones sobre la definición también son un problema en este caso.
Varios países de mercados emergentes como Chile, Egipto e Indonesia han intensificado sus esfuerzos y han emitido bonos verdes, sociales y sostenibles. Con el rápido crecimiento del mercado en este espacio, los inversores disponen de más diversificación y opciones para recompensar esos esfuerzos.
Un enfoque en evolución
Douglas Farquhar subrayó por su parte la importancia de las nuevas regulaciones que están surgiendo en muchas partes del mundo y su impacto en los próximos años, sobre todo para evitar el greenwashing, aunque también pidió que se converja hacia una mayor armonización, porque de lo contrario el mercado resultará cada vez más complejo para los inversores. Un desafío importante es la ausencia de una definición estandarizada de la inversión sostenible, que es algo que todos los participantes del mercado deben unirse para decidir, y la existencia por el momento de una regulación muy centrada en Europa.
Una normativa nueva y más detallada, como la SFDR, requiere la recopilación de más datos y un diálogo regular con los emisores para normalizar y garantizar la calidad de los datos de impacto que divulga NN IP, agregó. Para ello utilizan la tecnología, incluida la inteligencia artificial, para apoyar la evaluación de los datos de los bonos verdes del emisor y la información más amplia.
«Contar con recursos dedicados que entienden los requisitos políticos y técnicos para los emisores y que pueden proporcionar orientación a los emisores sobre lo que se espera de las divulgaciones aumenta la calidad y la transparencia del análisis», concluyeron desde la gestora.
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