Argentina está en plena negociación con el FMI para refinanciar unos vencimientos de deuda que no puede asumir, mientras las reservas siguen escaseando y la inflación no da tregua. Por ello, la firma Cohen y su estratega jefe, Martín Polo, ven al país al borde de la cornisa en su view local de enero de 2022.
“Argentina sigue sin mostrar un plan económico que apunte a corregir de manera sustentable los desequilibrios macroeconómicos. Pese a la buena recuperación del nivel de actividad, a la notable mejora de las exportaciones y a los Deg’s recibidos, durante 2021 no logró avances sustanciales en materia fiscal, financiamiento de déficit ni política anti-inflacionaria. Tampoco avanzó en las negociaciones con el FMI para alcanzar un acuerdo que le permita refinanciar los vencimientos de deuda que se vienen y que no tiene cómo afrontar”, resume el informe.
Mientras tanto, el mercado cambiario sigue bajo presión, el BCRA pierde reservas internacionales, la brecha cambiaria se mantiene muy elevada y la inflación se acelera. Así, desde Cohen observan que los activos financieros locales no despegan y los bonos profundizan su caída. Sólo le escaparon a esta tendencia los instrumentos indexados a la inflación y el Merval, que venía de niveles muy bajos.
“Con este marco de fondo, nuestras recomendaciones de inversión para pasar el verano apuntan a posicionarse en instrumentos cortos y muy selectivos con las acciones”.
Muchos pesos
Lejos de mostrar un sendero fiscal sostenible, diciembre marcó un fuerte aumento del déficit fiscal. Esto se dio pese a la buena performance de la recaudación tributaria que subió 75% i.a. en diciembre de la mano de la recuperación del nivel de actividad, de la inflación y los ingresos por retenciones. Detrás de este resultado está el fuerte incremento del gasto primario.
Según las estimaciones de Cohen, 2021 habría terminado con un desequilibrio total del 2,5% del PIB: “Peor aún, sin los ingresos extraordinarios por Deg’s e impuesto a la riqueza, el déficit llegó a 4,0% del PBI. Esto demuestra que se hizo muy poco para avanzar en la consolidación fiscal con aumentos de gastos que lucen más permanentes. Casi el 75% del déficit se financió con emisión monetaria y el resto con colocaciones de deuda en el mercado local, aunque sólo el 8% fue con demanda genuina, dado que con cambios regulatorios se forzó el financiamiento bancario”.
Reservas en jaque
Pese a las mayores restricciones en el mercado de cambios y el muy buen desempeño de las exportaciones, el ingreso de Deg´s y la reprogramación de los vencimientos de la deuda con el Club de París, el mercado cambiario siguió bajo presión y el BCRA no pudo evitar la caída de reservas internacionales netas.
Concretamente, mientras que en los primeros siete meses de 2021 el BCRA pudo comprar 1.000 millones de dólares, a partir de agosto el mercado cambiario fue aumentando la tensión debido a la caída estacional de las exportaciones del agro, un menor financiamiento comercial y una mayor demanda de divisas por importaciones de bienes y servicios.
“Por ello, el BCRA vendió a razón de 400 millones de dólares por mes (la venta de divisas sólo tuvo un respiro en octubre cuando se limitaron los pagos de importaciones). A esto se agregó la utilización de 250 millones mensuales de reservas hasta noviembre –para intervenir en el mercado de bonos en dólares y contener la brecha cambiaria–, así como los pagos netos de moneda extranjera del gobierno nacional. Así las cosas, las reservas internacionales brutas terminaron 2021 en 39.500 millones de dólares, prácticamente idéntico al cierre de 2020, en tanto que las reservas netas cayeron de 3.700 millones de dólares a 2.100 millones. Al mismo tiempo, la brecha entre el tipo de cambio oficial y el implícito en los bonos trepó del 75% al 104%. Si bien en las primeras dos semanas de enero el mercado cambiario estuvo más relajado, el abultado perfil de vencimientos en moneda extranjera que debe afrontar el Tesoro –1.700 millones de dólares en enero, 700 millones de dólares en febrero– le seguirán poniendo presión a las reservas netas y obligará al gobierno a acelerar el acuerdo con el FMI para evitar el default”, informa el documento de Cohen.
La inflación no cede
En diciembre la inflación minorista se aceleró. El IPC Nacional marcó un alza de 3.8% m/m y cerró el año con una suba de 51%, muy superior al 36% que había marcado en 2020. El alza del mes fue impulsada por el IPC core que aumentó 4.4% y acumuló en el año un incremento de 55%, mientras que los precios regulados subieron 1.7% en diciembre y 38% en el año.
Dentro de los regulados, el impulso provino de los capítulos de educación, combustibles y transporte mientras que las tarifas de electricidad, gas y agua subieron sólo 11% agravando el problema de precios relativos. En todo 2021 el IPC subió a razón de 3,5% por mes mientras que el IPC Core lo hizo al 3.7% mensual –y no perfora el 3% mensual desde septiembre de 2020. “Con la brecha cambiaria elevada y con tarifas atrasadas, las perspectivas para la inflación de este año apuntan a que sea superior a la del año pasado”, señalan desde Cohen.