El peso argentino ha estado bajo una fuerte presión desde mediados de mayo. Una presión que se ha intensificado en los últimos días, con una depreciación de la divisa argentina del 20% frente al dólar. En un entorno en el que los mercados emergentes se han visto influenciados por el endurecimiento en las condiciones de financiación global, el pasado martes 28 de agosto, el presidente Macri anunció que Argentina buscaría anticipar la línea de crédito de 50.000 millones de dólares acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI), avanzando en 2019 desembolsos planeados para 2020, dadas las preocupaciones sobre la falta de acceso a los mercados de capital en el próximo año.
Sobre la situación macroeconómica de Argentina, Mike Hugman, gestor de la estrategia de deuda de mercados emergentes soberana y corporativa, así como especialista en América Latina en Investec Asset Management, explica que este preaviso de las autoridades argentinas, que llegó antes que la confirmación final del FMI, debilitó el peso argentino.
“Sin una actuación del Banco Central de la República Argentina (BCRA), la divisa se devaluó un 8% al final del día. El mercado interpretó esta acción como una indicación de que Argentina quería llevar a cabo un mayor ajuste en su moneda, como parte de sus intentos por reequilibrar su economía. El jueves 30, se permitió una nueva caída del peso, está vez del 12%, causando la intervención del BCRA, que resolvió aumentar la tasa de política monetaria del 45% al 60%, y de forma adicional, elevar en 5 puntos porcentuales los encajes para todos los depósitos en pesos, tanto a la vista como a plazo. Además, renovó las subastas de ventas al contado de dólares al final del día (con un monto adjudicado de 330 millones de dólares estadounidenses, frente a los 500 millones ofrecidos)”, argumenta Hugman.
“A principios de julio habíamos establecido una modesta posición táctica en pesos argentinos, de 3 meses, cuando las rentabilidades implícitas eran superiores al 50%. Nos hemos posicionado teniendo en cuenta que, con el programa del Fondo Monetario Internacional en vigor y un flujo de dólares más equilibrado se podría dar una estabilidad suficiente como para permitir beneficiarse de un significativo carry en el corto plazo”, explica sobre el posicionamiento de la estrategia que gestiona.
“Las autoridades argentinas han concluido que, dado que los mercados emergentes están bajo presión tras la crisis en Turquía y que la liquidez se probablemente menor en 2019, se deberá anticipar su ajuste de una manera más agresiva, tal y como se vio en el programa del Fondo Monetario Internacional en Egipto en 2016, por ejemplo. En el corto plazo, este ajuste ha llevado a un incremento en la volatilidad y pérdidas en el mercado de divisas que no habíamos identificado, pero que creemos que serán pasos determinantes para las autoridades, todos los elementos están posicionados para que Argentina logre un gran ajuste macroeconómico: hemos visto una depreciación del tipo de cambio real del 45% en lo que va de año, siendo un ajuste de más del 50% desde que Macri llegó a la presidencia, llevando al tipo de cambio real a niveles vistos en el periodo de 2004 a 2009, cuando Argentina mantenía un superávit en el balance de la cuenta corriente. Habiendo renunciado a finales de 2017 la necesidad de mantener unas altas tasas de interés real, el BCRA se ha comprometido a mantener las tasas nominales al 60% hasta fin de año, por lo que incluso con un mayor traspaso de la inflación deberíamos tener tasas reales superiores al 20% por algún tiempo, algo necesario para anclar el valor del peso argentino”, argumentó.
Además de solicitar un anticipo del programa del FMI, en Investec Asset Management esperan que Argentina avance en su objetivo de lograr un equilibrio fiscal primario entre 2020 y 2019. Esto será clave a la hora de garantizar el acceso al mercado de capitales después de las elecciones y del programa de financiación del Fondo Monetario Internacional, conforme el ratio deuda/PIB puede comenzar a caer en 2020, de acuerdo con el análisis de sostenibilidad de la deuda realizado por Investec AM y reflejado en el gráfico 1.
“El ajuste, que consiste en un adelantamiento del programa del Fondo Monetario Internacional y una modesta refinanciación sobre las notas en dólares existentes, dejaría a Argentina necesitando recaudar algo menos de 6.000 millones de dólares de financiamiento bruto en el año 2019, algo que puede obtener de fuentes locales”.
Asimismo, en Investec Asset Management esperan un fuerte repunte en las exportaciones agrícolas en 2019, después de un año de fuerte sequía, lo que podría hacer que Argentina pase de déficits gemelos en 2018, en los balances fiscal y de cuenta corriente, a superávit a finales de 2019.
Por otro lado, Hugman espera que la inflación se mantenga algo superior a los niveles del 30%, que mantiene en el corto plazo, pero entrando en recesión, y con una fuerte desaceleración en el crecimiento de la oferta monetaria por parte del BCRA y del FMI (un 20% menor en la actualidad), la inflación debería moderarse en 2019.
Los riesgos que entraña esta decisión
Los niveles locales de dolarización ya eran altos, y si bien unas tasas reales más altas y una moneda significativamente más barata ayudará a evitar una mayor fuga de capitales, el gobierno también necesita reforzar su credibilidad con la población local, para evitar una mayor dolarización.
“Nuestra predicción actual del PIB ya marca una fuerte contracción en la actividad del segundo semestre de 2018 (del 2%), pero con una devaluación más profunda y con unas mayores tasas de interés esta recesión podría ser mayor (del 3% al 4%), durando hasta 2019. Esto será necesario para que se alcance una caída en los volúmenes de importación del 5% al 8% que esperamos ver ahora.
Como resultado, las autoridades tendrán que tomar decisiones difíciles para cumplir objetivos fiscales aún más estrictos, que esperamos resulten en un equilibrio primario en el próximo año. Esto, a su vez, trae riesgos políticos para las elecciones presidenciales de finales de 2019, ya que una recesión asociada al FMI será profundamente impopular entre los votantes, dado que todavía los recuerdos de la crisis de 2002 están frescos en la memoria de los votantes. El gobierno y el FMI aprendieron la lección entonces, con un fuerte conjunto de redes de seguridad social incorporadas en el programa del FMI para garantizar que no se produzca un aumento importante de la pobreza asociado al ajuste”, explica Hugman.
En la actualidad, la opinión básica de los argentinos es que, si bien este ajuste económico está afectando significativamente la popularidad de Macri, las recientes acusaciones de corrupción directamente vinculadas a Cristina Kirchner mantendrán el riesgo de que pueda regresar al poder en niveles muy bajos.
“Creemos que para Macri podría suponer una amenaza mayor un político Peronista favorable a los mercados de capitales. Seguimos pensando que se retirará a favor de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Vidal, que cuenta con un mayor apoyo popular, si para mediados de 2019 se hace evidente que no puede ganar las elecciones. Esto puede mantener el riesgo político contenido por ahora”, añade.
La deuda argentina denominada en dólares
En los últimos 3 meses, Investec Asset Management ha reducido su exposición en deuda denominada en dólares en los fondos denominados en divisa fuerte y mixtos, dado el riesgo en los diferenciales del posicionamiento general del mercado. “Hemos visto un mayor aplanamiento en la curva conforme el mercado comienza a preocuparse por la deuda a corto plazo en Argentina (gráfico 2), evidenciado por el comportamiento del título con vencimiento en 2019 que cotiza ahora por debajo de par, mientras que las emisiones de mayor vencimiento han convergido hacia los 70 centavos de dólar. Vemos los riesgos a corto plazo relativamente bajos debido a la naturaleza a largo plazo de la deuda pendiente de pago en Argentina (con una vida media de 17 años). Los niveles de reserva del país, así como los desembolsos del FMI cubren de sobra los intereses y los reembolsos del principal que vence en los próximos 3 años, especialmente si vemos que la debilidad del peso da como resultado una reducción del déficit de la cuenta corriente. Aunque el rendimiento del tipo de cambio podría pesar sobre los diferenciales a corto plazo, con unos diferenciales que se acercan a los 800 puntos básicos a lo largo de la curva, existe un nivel significativo de riesgo incorporado en el precio, y si finalmente se ve un ajuste fiscal más rápido, como un imperativo para permitir una liberación más rápida del dinero del FMI, podríamos esperar que los diferenciales se estabilicen y se compriman en los próximos 6 meses”, concluye Thys Louw, asistente de gestión de carteras de deuda emergente denominada en divisa fuerte para Investec Asset Management.