Pese a que 2019 está siendo un año agitado para los mercados emergentes, hasta ahora, el balance ha sido positivo para la mayoría de los analistas. Es cierto que los inversores han tenido que enfrentarse a varias dificultades, desde la inestable guerra comercial entre Estados Unidos y China, hasta numerosos procesos electorales en todo el mundo y pasando por las dudas que genera Argentina, pero sigue siendo un mercado con atractivas posibilidades.
En opinión de Devan Kaloo, responsable global de renta variable de Aberdeen Standard Investments, para lo que queda de ejercicio, “creo que hay cuatro temas que continuarán dominando la escena: el comercio, la tecnología, la política y los tipos de interés”. Sobre el primero de ellos se muestra positivo y reconoce que las presiones económicas y de mercado obligarán a Estados Unidos y China a alcanzar algún tipo de acuerdo.
“Hay motivos para la esperanza. Las empresas de Corea del Sur, Taiwán y Vietnam han asistido a una recuperación de sus ventas a medida que los pedidos se han desplazado de China. Mientras que la guerra comercial es negativa en general, los stock pickers podrían encontrar algunas compañías y países que lo están haciendo mejor”, argumenta Kaloo.
Misma opinión comparte Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, quien considera que Asia y algunos mercados periféricos se están beneficiando de los problemas de China, y, por tanto, generándose valoraciones atractivas. “La guerra comercial está empezando a desviar negocios a otros exportadores asiáticos. La guerra comercial ha perjudicado las previsiones económicas de los países emergentes, pero los recortes de tipos de interés han mitigado sus efectos. Además Japón ha mostrado notable resistencia frente a un yen al alza y dada las valoraciones es posible que las acciones japonesas puedan subir hasta 20 % a medio plazo”, argumenta Paolini.
La visión relativamente optimista de Kaloo no se reduce solo a la región asiática, sino que habla en términos generales de los mercados emergentes: “Los fundamentales de las compañías son buenos y, en algunos casos, los mejores que hemos visto en bastante tiempo. Los balances y los flujos de caja han mejorado, mientras que el apalancamiento neto ha caído prácticamente de forma generalizada. Parece que las revisiones de beneficios han tocado suelo. Mientras tanto, las valoraciones parecen baratas en comparación con el promedio de los últimos 10 años y con EE.UU., que es un mercado caro. Curiosamente, las empresas están utilizando cada vez más su exceso de liquidez para pagar dividendos. Esperamos que estos pagos aumenten con el tiempo”.
De cara a lo que queda de año, Kaloo reconoce que “los próximos años serán difíciles, y esperamos más episodios de volatilidad, sobre todo porque es probable que la guerra comercial continúe. Sin embargo, las empresas están en mejor forma que en años anteriores y las valoraciones son favorables. Es importante destacar que los bancos centrales han comenzado a relajar la política monetaria, lo que apoya a las economías. En otras palabras, los mercados emergentes siguen siendo un terreno fértil para los stock pickers”.
Aproximación a los mercados emergentes
Esa volatilidad no vendrá solo por la evolución del conflicto comercial entre Estados Unidos y China, sino que también estará aupada por la incertidumbre de algunos países latinoamericanos. El ejemplo más claro en el tiempo ha sido Argentina. “A principios de agosto, el candidato presidencial de la oposición, Alberto Fernández, alcanzó un éxito inesperado en las elecciones primarias de Argentina, al obtener muchos más votos que el presidente Mauricio Macri. Parece que a los mercados les preocupa que, si Fernández gana las elecciones generales de octubre, sus políticas, tanto en términos de economía como de reestructuración de la deuda, podrían echar por tierra algunos de los modestos avances logrados bajo el mandato de Macri. Por eso hemos presenciado una caída masiva del peso, así como de los mercados de renta variable y bonos”, explica Steven Backes, gestor de Capital Group, sobre por qué hemos visto un aumento de volatilidad en este país.
Frente a este ejemplo, Backes propone seguir contando con activos de mercados emergentes en las carteras, pero reforzar la diversificación. “Los recientes acontecimientos subrayan la importancia de la diversificación al invertir en bonos de mercados emergentes y globales, e ilustran los peligros de centrar las carteras en los bonos de mayor rendimiento para obtener ganancias a corto plazo. Así no trabajamos en Capital”, apunta.
Siguiendo este mismo razonamiento, Roland Gabert, gestor de fondos en DWS, sugiere invertir en deuda soberana de mercados emergentes denominada en euros. “Las opciones de inversión en esta clase de activo han aumentado considerablemente en los últimos años. Aunque la mayoría de los bonos de mercados emergentes siguen denominados en dólares, el mercado de bonos en euros ha experimentado un fuerte crecimiento desde 2015”, defiende. Como señala Gabert, el índice J.P. Morgan Euro Emerging Markets Bond ha pasado a incluir siete nuevos países solo en 2019 y ha triplicado su capitalización de mercado desde 2013. “Lógicamente, un universo más amplio puede ofrecer más oportunidades para diversificar el riesgo de crédito”, concluye.