Sobre los factores que le hacen ser optimista en la renta variable japonesa de cara a 2017, Kenichi Amaki, manager principal del Matthews Japan Fund, recuerda que a lo largo de los años, la economía nipona se ha enfrentado a muchos obstáculos macroeconómicos, pero este año varios de ellos han pasado de ser vientos en contra a vientos a favor.
Como ejemplo, el gestor cita la mejora de los PMIs, la aceleración del crecimiento de los salarios y el anuncio de que el gobierno japonés ampliará el gasto fiscal por primera vez en tres años, factores que son todos un buen augurio para la fortaleza de la economía.
Y luego, dice, nos topamos con la inflación. “Japón ha estado atrapado en la deflación durante la mayor parte de las últimas dos décadas e incluso yo mismo anticipé que después de unos años de crecimiento positivo del IPC, la economía se hundiría de nuevo en territorio deflacionista. Sin embargo, dada la debilidad del yen, un entorno potencialmente inflacionario en Estados Unidos y otros países, junto con el aumento de los precios de los productos básicos, es momento de repensar esto. Creo que con toda probabilidad la inflación en realidad podría acelerarse este año”.
La otra nota de este contexto positivo la pone el yen, aunque a Amaki le gusta subrayar que su debilidad no es un requisito para que las bolsas japonesas lo hagan bien este año, aunque “es útil debido a su efecto en las ganancias corporativas”. Antes de las elecciones de Estados Unidos el cambio fluctuaba entre 103-104, “pero sigo siendo escéptico de que se debilitará hasta 125”.
De esta forma, explica, llegamos al escenario de optimismo para Japón que Matthews Asia maneja esta año: “Todos estos factores, y en especial nuestra visión de la inflación son buenas noticias para las acciones japonesas y es un viento de cola con el que francamente no hemos contado con anterioridad. Debería apoyar los ingresos de las compañías, filtrándose hasta el corazón de los beneficios y finalmente a los precios de las acciones”.
Para el gestor del Matthews Japan Fund, hay dos áreas que podrían verse seriamente beneficiadas: el sector retail y el financiero.
“Las empresas minoristas japonesas tuvieron un rendimiento inferior al del mercado el año pasado, debido a las expectativas de una vuelta a la deflación y una renovada guerra de precios entre los minoristas. Dado que esperamos un cambio en la divisa, inflación y un crecimiento en los salarios creo que hay espacio para que el consumo crezca este año”, estima.
Al mismo tiempo, el gestor subraya el incremento global en las curvas de rendimiento, “incluso en Japón”, lo que debería ser positivo para los bancos japoneses y las aseguradoras.
De hecho, 3 de las 4 primeras posiciones del fondo que gestiona son entidades financieras niponas: Mitsubishi UFJ, Tokio Marine Holdings y Sumimoto Mitsui.
Gestión de Shinzō Abe
Pero la pregunta que se hace todo aquel que este buscando oportunidades en las bolsas japonesas es ¿está funcionando Abenomics?
Shinzō Abe goza de uno de los índices de aprobación más altos del mundo entre los jefes de estado, lo que en el fondo se traduce en un factor positivo. Pero es que además los flujos de entrada en las bolsas siguen siendo una razón para ser optimistas.
“A finales de octubre del año pasado, los inversores internacionales habían vendido casi dos tercios de lo que compraron al comienzo de Abenomics. Para empezar el Banco de Japón afirmó que comprará 6 millones de yenes de en acciones japonesas anualmente, mientras que las recompras de acciones de las empresas han sido sólidas, llegando a 5 billones de yenes en 2016 y se espera que continúen a ritmo acelerado este año”, explica.
Al esto se añade que los fondos de pensiones nacionales todavía no han cumplido con sus asignaciones objetivo para Japón, dice Amaki, y explica que esto significa que es probable que alrededor de 10-15 billones de yenes, según sus estimaciones entre en esta clase de activos este año. “Si los inversores internacionales cambian su actitud hacia Japón y deciden subir sus ponderaciones, esto podría realmente impulsar el mercado al alza”.
Trump y los fabricantes de coches
Pero claro, como pasa en el resto del mundo, el riesgo para este cuadro optimista se llama Trump. Sobre todo para la industria automotriz japonesa con muchos intereses en Estados Unidos.
Toyota, sin ir más lejos, importa de México sólo 70.000 unidadesde los 1 y medio millones de coches que vende en Estados Unidos, “es un número diminuto, pero todavía se verá afectado en cierta medida. Todos los fabricantes de coches japoneses se verán afectados”, afirma.
Así que en términos de exposición del fondo a Estados Unidos, Amaki ha estado reduciendo las posiciones a empresas que tienen competidores estadounidenses que producen en los Estados Unidos. “Porque si son las compañías estadounidenses las que realmente están produciendo en China, en realidad estarán en la misma posición que una compañía japonesa importando sus piezas de China también”.
“Sus políticas proteccionistas podrían tener un gran impacto negativo, mientras que cualquier error de la política estadounidense que provoque un revés a su economía también es una fuente de preocupaciones”. En este sentido, el riesgo llega de parte del mix de estímulos fiscales previstos por Trump y la subida de tipos de la Reserva Federal, ya que esto podría obstaculizar el crecimiento económico de Estados Unidos.
“Los errores de política que causen tendencias deflacionarias también serían una amenaza para la economía global y podría eliminar todos los vientos colaterales inflacionistas de los que hablamos anteriormente”, añade Amaki. “Estos posibles escenarios harían sufrir a todos los socios comerciales de Estados Unidos, no sólo a Japón”.