El crecimiento de la economía global en los próximos cinco años estará en línea con el de los últimos cinco, aunque la tendencia es ligeramente decreciente. Según Luca Paolini, estratege jefe de Pictet AM, «esto es atribuible a que en países desarrollados la población envejece, hay menos personas trabajando y el nivel de endeudamiento es alto, sin evidencia de aceleración de productividad».
De hecho, la productividad debe tender de nuevo hacia aumentos del 2% para que las rentabilidades esperadas sean mayores. «De momento los estudios indican que la innovación tecnológica en los 90 fue mucho más significativa que actualmente y no parece que la productividad decreciente sea debida a error de medición, pues entonces los salarios tendrían que ser mayores y son menores», explica.
En cuanto al crecimiento de la población, que mundialmente es del 1%, nos sitúa en un «mundo de personas más mayores, menos trabajando y menos productivos».
La mayor parte de clases de activos tradicionales están caros
Con la rentabilidad media de los bonos y acciones en el 2,4% y una inflación del 2,3%, la mayor parte de las clases de activos está caros. «Además el salario medio dividido entre precio de las acciones en Estados Unidos está en mínimos históricos -lo mismo en Europa-, de manera que hay que trabajar mucho más que en los años 80 para comprar una acción», añade Paolini.
De todas formas, este experto afirma que hay nichos de valor en cada clase de activo, lo que en su opinión favorece a los gestores activos. Es el caso de acciones de mercados emergentes de Europa, Rusia, telecomunicaciones y deuda de mercados emergentes en moneda local. «Estamos en uno de los mejores momentos para diversificar acciones de Estados Unidos a acciones de Europa y especialmente mercados emergentes, incluso globales», afirma.
Paolini señala que el crédito de mercados desarrollados además de caro, es vulnerable, pero la deuda de mercados emergentes cuenta con mejores valoraciones y una tendencia a menor inflación. Asimismo, la rentabilidad de la deuda de Estados Unidos supera significativamente la de los bonos de Europa, pero Paolini cree que con la cobertura del tipo de cambio no compensa.