Hace ya 15 años, el creciente protagonismo de China en la industria y las cadenas de suministro en el mundo entero impulsó a los mercados emergentes. Tras la crisis de 2008-2009, volvieron a ponerse de moda, cuando el vigor de los estos mercados contrastó con la crisis de la Eurozona en 2011. Sin embargo, desde 2014, diversos factores han debilitado parcialmente el relato de fondo: el apalancamiento empresarial en China, los perjuicios causados a los mercados emergentes por las alzas de tipos de interés de EE. UU. o la adopción de medidas proteccionistas de Donald Trump. De cara a las elecciones estadounidenses, CA-Indosuez Wealth Management analiza los fundamentales de los mercados emergentes en sus perspectivas globales para 2020 y su potencial de cara a este año.
En primer lugar, la inflexión de la política monetaria estadounidense en pos de una postura acomodaticia debería ser uno de los factores que actúe como catalizador positivo para estos mercados, según el informe. Además, “un debilitamiento del dólar estadounidense podría atraer flujos hacia divisas emergentes baratas que ofrezcan una mayor rentabilidad y tipos de cambio atractivos”, subrayan. Asimismo, la firma de la fase uno del acuerdo comercial entre China y EE.UU. debería actuar como fuerte impulsor de flujos financieros hacia los mercados emergentes y “podría erradicar una de las causas de la desaceleración económica mundial”, según los datos de Indosuez. Por último, de cara a 2020 y a años posteriores, la agenda política exterior de los candidatos por el Partido Demócrata en su camino a la Casa Blanca sugiere que estos comicios podrían marcar un punto de inflexión en su relación con China, aunque descartan que EE. UU. vuelva a abrazar de lleno la globalización.
El principal peligro para el desarrollo económico mundial es, según Indosuez, el proteccionismo. China es el país más afectado por aranceles vigentes y futuros, que podrían restarle entre 0,5 y 1,0 puntos porcentuales de PIB en un plazo de 2 o 3 años. Sin embargo, el informe también destaca que, en 2019, se firmaron 302 acuerdos comerciales regionales a favor del libre comercio. No obstante, la heterogeneidad de los mercados emergentes obliga a analizar las singularidades de cada país antes de extraer conclusiones definitivas. Por ello, Indosuez presenta sus perspectivas regionales.
China: más allá de la guerra comercial
“Es imperativo entender que las cuestiones fundamentales van más allá de las relaciones comerciales”, subraya el informe en referencia a la guerra comercial. Una de las principales causas es, según Indosuez, la creciente primacía tecnológica y la competitividad de China. En la última década, China ha transformado su economía, pasando de ser fundamentalmente exportadora a una más equilibrada. La nación ha reforzado el estímulo de su economía nacional con “el fin de alimentar otros dos importantes motores del crecimiento económico: el consumo y la inversión en inmovilizado”, según datos de Indosuez.
Además, a esto se suman las importantes medidas llevadas a cabo tanto en política fiscal, con una reforma del impuesto sobre el valor añadido (IVA), como en innovación científica y tecnológica, donde destaca el afán de inversión en inteligencia artificial (IA), big data, FinTech, computación en la nube, conducción autónoma, fabricación de gama alta, automatización y robótica, entre otros.
En lo que respecta a los mercados financieros, el informe destaca la entrada de China en los grandes índices como la confirmación del “ascenso del mercado emergente de Asia en la clase de activos emergentes, lo que seguramente traiga consigo una mayor afluencia hacia China y los mercados emergentes en general”.
Al margen de la incertidumbre de la pugna comercial, China “goza de potentes motores de crecimiento de fondo para allanar el camino hacia la innovación y el crecimiento de origen tecnológico en las próximas décadas”, aseguran desde Indosuez. No obstante, advierten de la necesidad de mantener una agenda firme para lograr esta meta de largo plazo.
India: política, crecimiento y reformas estructurales
Hasta hace poco, en un entorno de bajo crecimiento, India superaba a la mayoría de países, con un crecimiento del PIB real superior al 7% anual en promedio entre 2014 y 2018. Estos datos, sumados a las reformas estructurales prometidas por el primer ministro Narendra Modi, hacían de la India una “historia positiva”. Pese a ello, el informe destaca nuevos desafíos que hacen “menos convincente” a esta tesis.
En primer lugar, el crecimiento del PIB se ha moderado ante la incertidumbre regulatoria medioambiental y empresarial, y las incógnitas sobre la salud del sector financiero no hacen sino añadir más tensiones. Las ventas de vehículos nuevos describen un panorama similar, con una caída del 23% en el segundo trimestre de 2019, su mayor contracción desde 2004, según los datos de Indosuez. Además, el país afronta un déficit casi perpetuo y una escasez estructural de ahorro, que lleva a una falta de inversión. “Todo ello sugiere que el crecimiento del PIB de la segunda mitad de 2019 podría seguir desacelerándose”, advierten.
Por ello, el informe apunta a una necesidad de reformas estructurales, que abarquen infraestructuras, la ley del suelo, el mercado laboral y el sistema tributario, así como la desregulación del sector privado y la reestructuración del bancario. Si bien el ritmo de estas reformas se ha desacelerado, de cara a 2020 el ritmo podría repuntar si determinados partidos regionales de pequeño tamaño se unen al bloque de Modi, lo que posibilitaría una mayoría absoluta también en la cámara alta. “Si es así, India necesitaría con urgencia una consolidación fiscal, racionalización de subsidios y medidas de mejora de la base tributaria, así como reformas del suelo y laborales”, aseguran.
Brasil: reformas y recuperación
“Tras un decepcionante rendimiento en 2019 hay signos de que la recuperación económica de Brasil está ganando tracción”, destaca el informe. Por un lado, el crédito vuelve a crecer, el mercado de la vivienda está rebotando y el laboral va mejorando paulatinamente. No obstante, Indosuez advierte de que la economía “seguirá afrontando ciertas rémoras significativas en el corto y el medio plazo”.
En un contexto internacional, destacan que la desaceleración de la economía mundial no ayuda y la situación de Argentina sigue siendo fuente de riesgo a la baja. A escala local, por otro lado, la falta de dinamismo de muchos sectores seguirá obstaculizando la inversión y advierten de que la necesidad de llegar a una consolidación fiscal mermará la demanda agregada.
Sin embargo, Indosuez apuesta por Brasil y creen que posee la agenda de reformas estructurales más audaz de la región. Por ello, animan a los inversores a “tratar de mirar más allá del jaleo político creado por las inusuales políticas de Jair Bolsonaro. El potencial de oportunidades de inversión es real, aunque incierto”, aseguran.
Oriente Medio: entre resiliencia e incertidumbre
“A pesar de un riesgo geopolítico alto, los inversores pueden encontrar oportunidades atractivas de inversión en esta región”, aseguran desde Indosuez. Destacan el atractivo de los múltiplos de valoración de los índices bursátiles de Oriente Medio y aseguran que pueden encontrarse tesis interesantes y de diversificación en banca, infraestructuras, sector inmobiliario, telecos o incluso en el ámbito digital. “Los inversores solo tienen que ser conscientes de la importancia de estos aspectos energéticos, macroeconómicos y geopolíticos interrelacionados a la hora de tomar sus decisiones de inversión en la región”, apuntan.
Rusia: más allá de las sanciones
El informe destaca el efecto que las sanciones han tenido sobre Rusia. Por un lado, han presionado a la baja el crecimiento pero, al mismo tiempo, han dado lugar a una serie de vicisitudes favorables. La acumulación de reservas internacionales ha ganado fuerza hasta equivaler a unos 14 meses de importaciones y también se ha favorecido de una diversificación activa en otras monedas para depender menos del dólar estadounidense. “El desendeudamiento de la economía también ha proseguido y la diversificación de la importación ha logrado mejoras de productividad de la agricultura nunca antes vistas”, destacan. Esto, sumado a la flexibilidad del rublo, la baja inflación (3,9% en septiembre de 2019) y una tasa de desempleo contenida ha contribuido a mejorar el perfil soberano del país.
No obstante, “el crecimiento ruso es bajo y seguirá siéndolo”, afirma Indosuez, ya que su perfil de crecimiento se basa en el consumo y no en la inversión. Por ello, en un entorno de bajo crecimiento y baja inflación, apuntan a la política monetaria como factor crucial para la tesis de inversión en Rusia.
Análisis global: perspectivas para 2020
De cara a 2020, Indosuez apunta a un crecimiento del PIB de los mercados emergentes estabilizado en torno al 4,5% o más, superior al de los desarrollados. Además, aseguran que Asia seguirá creciendo más que Iberoamérica, Europa del Este u Oriente Medio, aunque con una cierta desaceleración de China e India. Asimismo, apuntan a una serie de factores que podrían impulsar el crecimiento de los mercados emergentes: un entorno monetario benigno, una posible distensión comercial, la tendencia a un mayor estímulo presupuestario y más reformas estructurales.
No obstante, advierten que, en el corto plazo, ciertos países del Sudeste Asiático e Iberoamérica sufrirán tensiones a cuenta de un menor crecimiento del PIB, cuentas corrientes más débiles, más dependencia del capital exterior y unas reservas de divisas escasas. “Por ende, la selectividad sigue siendo fundamental”, advierten.
Así, remarcan que los factores de riesgo que vigilar en los mercados emergentes en 2020 serán relativamente similares a los de 2019, con una mejora de ímpetu de la política monetaria estadounidense, el del dólar, los augurios comerciales, de estabilización del crecimiento de China y de los riesgos geopolíticos. “Los catalizadores positivos de dichos aspectos podrían desencadenar una reasignación del inversor internacional en favor de los parqués emergentes en 2020”, afirma el informe.