Los inversores de todo el mundo están modificando sus hábitos en la medida en que el contexto económico les fuerza a desarrollar una actitud más proactiva para obtener resultados satisfactorios en sus carteras y cumplir sus objetivos de inversión a largo plazo. Así, ya son casi 7 de cada 10 los que consideran que el crecimiento de su capital es cada vez más una prioridad que la mera protección del mismo. En este caso, los inversores latinoamericanos lo tienen claro y son los segundos de todo el mundo, por regiones, que más apoyan esta tesis: el 72% está de acuerdo, cifra que llega al 74% en Oriente Medio y es ligeramente más baja en otras regiones (70% en Estados Unidos y 69% en Asia).
Según un estudio mundial lanzado por Natixis Global Asset Management (y realizado por CoreData Research) entre 5.650 inversores -minoristas, considerados nuevos ricos, ricos y de altos patrimonios-, de 14 países de Asia, Europa, Latinoamérica, Oriente Medio, Australia, Sudáfrica, Reino Unido y EE.UU., los inversores están en 2013 cada vez menos preocupados por la estabilidad de sus carteras o, al menos, más dispuestos a dejar más de lado este tema, a pesar de que la aceptación de la volatilidad aún está en niveles bajos y aún vigilan los potenciales grandes shocks macroeconómicos, pero menos los episodios de volatilidad más esporádicos. Según la gestora, estos resultados pueden deberse a la combinación de los “sustos” de los últimos tiempos y la creciente aceptación de que la inactividad no les permitirá alcanzar sus objetivos. Por eso este año el estudio concluye que existe un mayor deseo por “hacer más” y asumir mayor riesgo, con el 44% de los encuestados afirmándolo, y el 50% de los inversores latinoamericanos dispuestos a ello.
“Dos tercios de los inversores mundiales han reducido su fe en los mercados debido a las turbulencias de los últimos tiempos, una proporción similar a la que se ha dado cuenta de que ha de reaccionar y afrontar la tormenta”, dice el estudio. De ahí la necesidad de asumir más riesgo, diversificar las carteras y considerar nuevas formas de lograr sus objetivos. En Latinoamérica, estas tendencias don claras: el 66% de los inversores de esta región afirma que la volatilidad ha erosionado su confianza en los mercados y el 49% dice que impactará negativamente en sus inversiones y ahorros de cara a la jubilación, muy por encima de la media del 37% que así lo cree. Por eso buscan inversiones que ofrezcan retornos descorrelacionados con más fuerza que en otras partes del mundo: así lo hace el 83%, la cifra más alta y por encima del 77% global. Además, el 58% considera que es necesario tener en cartera una buena diversificación, la segunda mayor cifra por regiones solo después de Estados Unidos (donde el 64% de los inversores está de acuerdo) y por encima del 50% que lo asume de forma global.
Cambio de modelo
Además de asumir más riesgo y diversificar las carteras, también hablan de un cambio en la forma de invertir. El 66% de los inversores globales cree necesario cambiar los métodos, pues los modelos tradicionales (consistentes en carteras de bonos y acciones principalmente) ya no son la mejor forma de lograr sus objetivos de largo plazo. En este sentido, el 56% cuestiona los méritos de las estrategias de comprar y mantener, y entre los latinoamericanos esa cifra llega al 60%. Es casi la misma de los que consideran que sus carteras no están preparadas actualmente para aprovechar un potencial entorno de mercados alcistas.
De ahí surge un mayor apetito por las inversiones alternativas: Latinoamérica es la región donde las inversiones alternativas son más populares, con el 36% de los inversores encuestados dispuestos a incrementar su asignación a fondos de este tipo, si bien el 88% advierte de la necesidad de aprender su funcionamiento antes de invertir. Con todo, los inversores globales están polarizados: el 40% no está dispuesto a invertir, solo el 29% tiene exposición directa a este tipo de productos y el 53% cree que no son aptos para el inversor retail por su mayor riesgo, pero el 51% dice que sí invertiría (sobre todo si su asesor se lo recomienda).
En España prima la seguridad
Los inversores españoles también han perdido la confianza en los mercados (76%), con 7 de cada 10 convencidos de que la inestabilidad económica ha afectado a sus expectativas de rentabilidad futura. Por eso también parecen dispuestos a probar nuevos enfoques de inversión (6 de cada 10 cuestionan las virtudes de la estrategia de comprar y mantener, dos terceras partes coinciden en que el enfoque tradicional de carteras mixtas de acciones y bonos no es óptimo, el 82% se muestra inseguro de que su enfoque de inversión actual le ayude a aprovechar los periodos alcistas del mercado o a proteger su cartera de la inflación, y más de tres cuartas partes afirman tener dudas de que su enfoque actual contribuya a la diversificación de los activos o a protegerle de oscilaciones violentas en su valor). Por ello en Natixis Global AM consideran que hay una oportunidad en los activos alternativos: mientras que solo uno de cada cuatro inversores españoles declara poseer inversiones alternativas, el 46% de los encuestados dice estar dispuesto a invertir y el 86% asegura que invertiría en productos alternativos si los entendiera mejor.
Pero, a pesar de ese potencial interés, entre los inversores españoles aún prima la seguridad frente al crecimieno del capital, en contraste con las conclusiones globales, pues los inversores valoran las rentabilidades estables y previsibles. Según la encuesta, el 70% asegura encontrarse con dificultades a la hora de elegir y en caso de tener que hacerlo la mayoría (79%) se decantaría por la seguridad. El 64% dice no poder asumir unos niveles de riesgo más altos que hace unos años. Aunque más de la mitad afirma que el crecimiento de los activos tiene cada vez más importancia frente a su protección, el 69% solo se declara dispuesto a asumir un riesgo de inversión mínimo, aunque eso signifique sacrificar rentabilidad.
«Los inversores en España se encuentran en conflicto: un gran número está dando prioridad al crecimiento de los activos frente a la protección del principal, pero el riesgo continúa siendo su mayor preocupación. El reto para la industria es ayudarles a construir carteras duraderas, convirtiendo el riesgo en la principal consideración para la asignación de activos, buscando minimizar el impacto de las fluctuaciones del mercado y diversificando las carteras», explica Sophie del Campo, directora general de NGAM para Iberia y Latinoamérica.
España también va a contracorriente en términos de asignación de activos: mientras el 52% de los encuestados globales dice que reducirá la liquidez en sus carteras porque esas posiciones explican su incapacidad para aprovechar un potencial mercado alcista, en España, y pese a deseo de activos que puedan generar crecimiento, el 86% prevé aumentar (28%) o mantener (58%) sus asignaciones a efectivo en los próximos años, y el 30% tiene la intención de aumentar su exposición a oro.
Cultura financiera débil
A pesar de las diferencias anteriores, uno de los puntos comunes entre los inversores españoles y latinoamericanos es la frágil cultura financiera. De forma global solo un quinto dice tener un conocimiento financiero fuerte, cifra que en Latinoamérica baja al 10% (la más baja de todas las regiones). Por países, en España el 88% define sus conocimientos sobre inversiones como «no son muy sólidos», casi dos terceras partes no tienen objetivos financieros claros y el 76% no tiene un plan que le ayude a alcanzar sus objetivos de inversión. Es más, solo uno de cada cinco inversores españoles trabaja regularmente con un asesor financiero y el 38% nunca lo ha hecho.
De cara a la jubilación
Según el estudio, la mayoría de los inversores globales considera que se retirará más tarde de los 61-65 años, especialmente en Europa, con el 43% convencido de que trabajará hasta más tarde los 66 años. En Latinoamérica esperan retirarse a los 62 años y se muestran preocupados por los insuficientes recursos que pueden obtener de los planes de pensiones: creen que necesitarán un 63% de sus ingresos de sus salarios finales para vivir ese periodo, en línea con los europeos, que necesitarán el 67%. En la región esperan que el 20% de sus recursos proceda de sus ahorros e inversiones, otro porcentaje similar de la pensión pública, un 11% de planes empresariales, el 13% de la venta de la primera residencia y el 10% de la pensión privada. Si hubiera problemas, confían en recurrir a sus hijos (el 40%) frente a otros recursos como confiar en la ayuda del estado. Solo el 36% está muy confiado en lograr sus objetivos de cara a la jubilación, y el 53% se muestra moderadamente optimista. De forma global, 8 de cada 10 se muestran confiados en alcanzar sus pretensiones.
El estudio muestra que los españoles son más confiados en cuanto a sus perspectivas a la hora de la jubilación: el 76% está seguro de que su enfoque de inversión actual le ayudará a cumplir sus objetivos de ahorro para la jubilación. Además, pese a la preocupación general por el déficit de ahorro para la jubilación en toda Europa, el 42% considera que podrá jubilarse antes de los 66 años.