El miedo que tienen algunos ante la complacencia existente en torno a las subidas ininterrumpidas en renta variable europea es algo que no inmuta a Josep Prats, gestor de la estrategia de bolsa europea de gran capitalización y calidad de la gestora de Abante Asesores -Abante European Quality-. El gestor no solo ve como normal el escenario de subidas sino que además augura fuertes retornos en el próximo año y medio.
Aunque el mercado no se normalizará hasta finales de año, gracias a la resolución de los tests de estrés bancarios, Prats calcula que una cartera de grandes valores europeos podría ofrecer “no menos de un 20%” de rentabilidad. En una entrevista a Funds Society, explica que incluso el índice EuroStoxx 50 podría acumular esas ganancias “sin necesidad de una recuperación económica europea”, y, en caso de que ésta ocurra, las subidas podrían ser incluso mayores. La continuidad de los flujos hacia el activo, la buena marcha de los beneficios empresariales y una mayor expansión de múltiplos en un entorno de tipos bajos, ante catalizadores como la resolución de los tests de estrés de la banca y la normalización crediticia en el continente, serán factores clave.
Y es que Prats considera que el catalizador a corto plazo de la bolsa europea serán los tests de estrés de noviembre, que la gran banca podría pasar “sin despeinarse” y tras los cuales se considerará al sector bien capitalizado, lo que dará lugar a la normalización crediticia (algo clave en Europa debido a que las grandes empresas dependen de la financiación bancaria). Una normalización del sistema bancario que dará lugar a una mayor expansión de múltiplos en bolsa (es decir, los inversores estarán dispuestos a pagar más por los beneficios de las empresas), de hasta 15-20 veces. “Los múltiplos están muy bajos en términos históricos teniendo en cuenta el nivel tan bajo de tipos que vamos a tener durante mucho tiempo. En periodos en los que los tipos a corto han estado por debajo del 3% y los de largo por debajo del 5%, la bolsa ha cotizado a PERs muy superiores”, explica.
Ese proceso de normalización financiera provocará también que se concrete un movimiento, el de la rotación de flujos desde la renta fija a la variable, que ya ha sucedido en otros mercados como el estadounidense pero aún se produce de forma muy lenta en Europa. “Se ha retrasado debido a la crisis del euro y, hasta que no se disipe totalmente, no se dará ese paso”, explica.
Pero, aunque lento, ya estamos inmersos en ese proceso, dice. Porque, en un escenario de tipos que, “se mire como se mire, permanecerán bajos durante mucho tiempo” –no al cero pero sí por debajo del 2% en los tipos cortos y del 4% en los largos incluso en un periodo de cinco años-, los inversores necesitan buscar rentabilidad. Y el primer paso hacia los activos de riesgo es la renta variable de mayor calidad, de grandes compañías con alta rentabilidad por dividendo. “El primer paso se dará en grandes valores en bolsa y en mercados más maduros y desarrollados”, explica.
Además de que los flujos acompañarán y de una expansión de múltiplos catalizada por la normalización bancaria en Europa, los beneficios de las grandes empresas acompañarán, y crecerán entre un 5% y un 10%, aunque no haya una gran recuperación en Europa. “La bolsa europea de grandes valores no es estrictamente europea: tiene ese riesgo reputacional debido a su sede, pero la actividad es global”. Y, en este sentido, las perspectivas de crecimiento mundial tienden a mejorar, con crecimientos en Asia de dos dígitos y de medio en Estados Unidos. De ahí que el gestor vaticine esos beneficios aunque la recuperación en Europa no sea notable. “Bastará un crecimiento del 1% en Europa, del 3% en EE.UU. y del 5% en los emergentes para que los beneficios de las grandes empresas europeas alcancen esos niveles”, añade.
¿Bolsa cara?
Prats niega que las acciones de grandes compañías europeas estén caras, aunque reconoce que sí hay activos sobrevalorados, como la renta fija soberana de calidad, la de alta rentabilidad y otras acciones de menor capitalización, relacionadas con sectores como los medios de comunicación o Internet, o algunas del mundo emergente. Por eso, no cree que la ligera corrección de junio en bolsa europea sea el preludio de mayores caídas, sino simplemente un movimiento normal de recogida de beneficios en las acciones que más han subido.
El gestor tampoco ve preocupante el impacto que pueda tener la delicada situación financiera de Espírito Santo, debido a su modesto tamaño, y cree que las caídas producidas en el mercado por ello son más que nada una excusa para recoger beneficios, que se hubieran producido igualmente sin el escándalo.
De hecho, Prats sigue siendo muy positivo con el sector bancario, sobre todo en los grandes bancos italianos y franceses, mientras en España tiene en cartera BBVA, debido a su liderazgo en los mercados de España y México, pero no Santander, presente en muchos mercados en los que no es líder, como Alemania o Reino Unido. Eso le hace tener mayor fiabilidad con respecto a los resultados del primero que del segundo.
El gran examen
En general, considera que la banca pasará “con buena nota” las pruebas de noviembre: todos tienen capital suficiente para pasar la revisión de calidad del balance, la primera parte del examen. Donde puede haber más problemas es en los tests de estrés, cuyos resultados dependerán de los escenarios que se planteen. En ese sentido, cree que algún banco mediano podría quedar con capital por debajo del que marca la ley, un problema que los bancos afectados solventarían emitiendo CoCos (contingentes convertibles que podrían convertir en capital si incurrieran en déficit en el caso de un escenario muy negativo) y sin necesidad de realizar mayores ampliaciones de capital dilutorias.
Los tests de estrés serán también claves para que empiecen a funcionar las medidas de Mario Draghi, puesto que Prats cree que no se pondrán en práctica y el crédito no fluirá hasta que “las entidades no tengan el sello oficial de que cuentan con capital suficiente”. Es decir, tendrán que esperar a fin de año. El gestor, con todo, no da demasiada importancia a la actividad del BCE, que considera “no puede ni debe hacer nada relevante” y recuerda que “solo con palabras” ha contentado a los mercados. Por eso rechaza el QE: “El BCE no tiene por qué comprar activos y no lo va a hacer”.
Además de la banca, Prats es positivo en Europa con el sector asegurador y de automoción y considera que, en los grandes valores, el concepto de países queda difuminado por la actividad global de las empresas. Además, considera que en este segmento del mercado es más difícil que se dé un susto como el de Gowex y que, para prevenirlos, hacen falta buenos sistemas penales.