Los fondos soberanos son actores determinantes para la transformación de las economías y para transitar el camino hacia un nuevo horizonte energético con el que los principales países del mundo se han comprometido. Por ahora, solo el 36% de estos fondos considera de forma específica la ESG o usa un enfoque amplio a la hora de optar por la ISR como un elemento básico en sus inversiones. Esto deja un amplío margen de mejora que, curiosamente, no está libre de debates.
“Los fondos soberanos llevan años invirtiendo en recursos naturales tradicionales, desde los gasoductos de gas natural hasta las vías férreas que conectan los pozos de gas de esquisto con los puertos de exportación, o las instalaciones químicas alimentadas con carbón. Además, de los 10 billones de dólares en activos gestionados que se atribuyen a este grupo de inversión institucional, casi 5,5 billones se han obtenido directa o indirectamente a través de la exportación de hidrocarburos altamente contaminantes. Sin embargo, los fondos soberanos están cambiando rápidamente”, explica el Informe Fondos Soberanos 2021, elaborado por el Center for the Governance of Change de IE University elaborado junto a ICEX-Invest in Spain.
Según la encuesta IFSWF-OPSWF de 2021, el 85% de los fondos soberanos tienen en cuenta los riesgos y oportunidades relacionados con el clima en su proceso de inversión. Sin embargo, solo el 36% lo considera específicamente o dentro de un enfoque más amplio de inversión responsable en materia de ESG; lo que deja un amplio margen de mejora visto desde una óptica optimista.
El informe concluye que cada vez más fondos soberanos se dedican a temas de inversión de mitigación y adaptación al cambio climático y adaptación. Muestra de este movimiento es que los fondos soberanos comienzan a unirse a iniciativas relevantes como, por ejemplo, a One Planet SWF. Sin embargo, los autores del informe señalan que hay una paradoja incrustada en una gran parte de la historia de los fondos soberanos: “Los fondos soberanos aumentan su riqueza vendiendo fuentes de energía contaminantes al mundo, mientras que simultáneamente intentan invertir cada vez más en empresas y proyectos alineados con la sostenibilidad y desprenderse de las empresas de alta emisión”.
Sin embargo, ¿cuál es el resultado neto? Además, ¿qué están haciendo los fondos soberanos para resolver este enigma? ¿Dónde invierten hoy los fondos soberanos para cambiar el futuro?
Según recoge el informe, más allá de la energía, se impulsa una agenda económica de desarrollo sostenible en todo el mundo con el lanzamiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
En el período comprendido entre enero de 2020 y septiembre de 2021, el 59% de todas las transacciones de los fondos soberanos pueden relacionarse con ODS específicos. El informe recoge que, además, el valor total de las inversiones de los fondos soberanos en empresas de energías alternativas (que incluyen empresas de energías renovables y empresas que desarrollan tecnologías energéticas nuevas y sostenibles) ha crecido un 450% en comparación con las cifras de 2020. Los fondos soberanos se unieron a acuerdos con un valor total cercano a los 9.000 millones de dólares, lo que representa un hito esperanzador en la transición de los fondos soberanos y de la economía mundial hacia la consecución de los ODS. “A pesar de la enormidad del actual déficit de financiación, es interesante observar que el esfuerzo de los fondos soberanos va más allá de la energía (ODS 7) y de las empresas de consumo y producción sostenibles (ODS 12). De hecho, los fondos soberanos han invertido mucho en empresas que ayudarán a alcanzar otros objetivos como la buena salud y el bienestar (ODS 3), el crecimiento de una industria, una innovación y unas infraestructuras más sostenibles (ODS 9), y contribuirán a aumentar la calidad de la educación (ODS 4)”, señala el documento.
Según sus valoraciones, la alineación de los fondos soberanos con los ODS solo está empezando a tomar impulso y requerirá un fuerte y continuo esfuerzo de las partes interesadas para mantenerla y aumentarla hasta que los objetivos de la Agenda 2030 se hagan realidad. “Con empresas ambiciosas y una creatividad humana ilimitada, junto con gestores y propietarios innovadores y a largo plazo, incluidos los fondos soberanos, podemos esperar que un mundo diferente y mejor sea posible”, afirman.