Para Alexandre Drabowicz, especialista de inversiones de Amundi, las crisis que afectan ahora a los mercados, en forma de eventos geopolíticos como el de Ucrania o de ralentización en algunas economías como la de China, no son suficientes como para poner en riesgo la estabilidad y solo se traducen en pequeños movimientos de volatilidad. En su opinión, los inversores parecen haber olvidado los peores momentos de los últimos años, algo que puede ser peligroso. “Actualmente la volatilidad se mueve en niveles previos a la crisis de 2008, pero hemos de estar preparados para ver mayores niveles de volatilidad porque los del año pasado fueron inusualmente bajos”, afirma.
Así, y frente a un 2013 difícil para los fondos de la gestora que invierten en volatilidad ante la caída de la misma y también de la volatilidad de la volatilidad, augura un 2014 con mejores resultados en la medida en que esta repuntará. El experto considera que esos niveles aumentarán, aunque el escenario seguirá siendo estable, en la medida en que uno de los factores que la impulsará, la retirada de los estímulos monetarios en EE.UU., será progresivo. De hecho, su escenario central en 2014 se basa en un tapering paulatino, que puede crear algún movimiento en la volatilidad pero no excesivo, y que pueden aprovechar en Amundi mediante una gestión más dinámica del activo.
El impacto de las políticas monetarias
Los estudios muestran que si bien las bajadas de tipos contribuyeron en el pasado a disminuir la volatilidad, y el QE ayudó también, tanto tu retirada como las subidas de tipos podrían tener consecuencias. “Los bancos centrales crearon un escenario de volatilidad artificialmente baja y la retirada del exceso de liquidez llevará a normalizar los niveles de volatilidad”, lo que supone un aumento desde el punto actual. “Simplemente eliminando el QE, la volatilidad se normalizará”, explica.
Las subidas de tipos también suelen traducirse, en un intervalo de unos dos años y medio, en fuertes picos de volatilidad, y el experto explica que la tendencia alcista, con las políticas futuras de la Fed, “ya ha comenzado”. Además, en este escenario, decepciones en los beneficios que espera el mercado también podrían ser un catalizador de un aumento de la volatilidad, en un momento en el que los inversores tienen más riesgo y más renta variable en sus carteras.
Escenarios alternativos que plantea la gestora son un año de muy baja volatilidad, como el de 2005, muy negativo para su estrategia ante el coste de mantener las posiciones, o un repunte más fuerte de lo esperado, si la Fed retira el QE o sube los tipos más rápido de lo previsto, algo que le beneficiaría. Eso sí, ese repunte no llegaría a niveles de crisis y no sería negativo para las acciones, sino que simplemente, y al igual que en 2007, estaría dando signos de advertencia ante la potencial llegada de mayores shocks en los mercados.
Sea del calibre que fuere, ante ese aumento previsto en la volatilidad a lo largo de 2014, los fondos de la gestora con apuestas direccionales de volatilidad actualmente están comprando, o largos en el activo, aprovechando sus atractivas valoraciones (actualmente está barato porque el mercado está tranquilo y la percepción es que no se necesitan coberturas, una de las funcionalidades de la volatilidad). Además, Drabowicz advierte de que las posiciones cortas en volatilidad, incrementadas en los últimos meses ante la tranquilidad de los mercados y utilizadas más con motivos tácticos que de cobertura –como sí ocurre con las posiciones largas-, están empezando a saturarse y de que cuando la volatilidad aumente, podría producirse un crash. Por eso él apuesta por estar largo en el activo, con el objetivo de beneficiarse de un repunte esperado, aunque no del nivel del visto en los últimos años.
Un mejor asset allocation
Su visión consiste en que la volatilidad aumentará, aunque no hasta niveles que marcan una crisis, por lo que el escenario será positivo para la renta variable y los inversores podrán beneficiarse tanto de los retornos de las acciones como de la volatilidad. “Los inversores en renta variable y deuda deberían repensar su asignación de activos: en 2013 no hacía falta diversificación pero este año sí y una postura inteligente sería realizar una asignación más táctica y conseguir un mejor mix de activos incorporando la volatilidad”, apostilla.
Como funcionalidades, y frente a unos años en los que los inversores invertían en volatilidad con un propósito de cobertura (estando largos en el activo), el experto explica que también se puede utilizar la volatilidad como una palanca de la rentabilidad de la cartera (tanto comprando barato para ganar con sus repuntes como vendiendo volatilidad, lo que equivale a un carry trade).
Amundi, que gestiona 2.200 millones de euros en estrategias de volatilidad, busca crear valor mediante tres motores de rentabilidad: una posición direccional a la misma (mediante la compra y venta de volatilidad según esté más barata o cara para beneficiarse de un comportamiento de reversión a la media); jugar la volatilidad de la volatilidad, es decir, negociar las fluctuaciones a corto plazo; y una asignación geográfica de la misma en tres zonas: EE.UU., Europa y Asia.