El nuevo año ha arrancado con la palabra Estados Unidos y conflicto de nuevo en la misma frase. Si la mayoría de las gestoras acabaron 2019 destacando que los principales riesgos geopolíticos se habían suavizado, Donald Trump, presidente de EE.UU., ha iniciado 2020 avivándolos tras matar al comandante militar más poderoso de Irán y líder de las fuerzas de élite de Quds, el general Qasem Soleimani.
Como consecuencia de este inesperado evento político, el mercado del petróleo y el oro han subido. “Después de que la renta variable estadounidense haya registrado uno de sus mejores desempeños desde los máximos alcanzados en 2013, los inversores se han movido desde activos de riesgos a posiciones más seguras buscando cierto refugio, en concreto hacia el oro y hacia los bonos del tesoro norteamericanos. Además, los inversores han buscado sectores más estables y que paguen dividendos como el real estate o las utilities. El petróleo también ha ganado atractivo, y sus futuros aumentaron brevemente más del 3,5% en Nueva York y más del 4,5% en Londres. Este salto en los precios del crudo condujo a una venta masiva en industrias que son grandes consumidores de este combustible fósil con el índice S&P Airlines cayendo hasta un 3,3%”, explica el CIO de Deutsche Bank en su último informe.
De hecho el lunes el precio del lingote de oro se disparó hasta alcanzar los máximos de 2013, acercándose a los 1.600 dólares y registrando el mayor avance anual desde 2010, impulsado también por un dólar débil, un horizonte de tipos más bajos y por el impacto que la guerra comercial entre Estados Unidos y China ha dejado en el crecimiento mundial. En este sentido, la previsión de que la Reserva Federal de EE.UU. no suba los tipos de interés también está respaldando el valor del oro. Para el petróleo la semana comenzó de forma similar y registró una subida del 5%, llevando al barril de brent a superar los 70 dólares.
Las principales divisas del mercado también se movieron tras el ataque de Estados Unidos. Según explican los analistas de Monex Europe, el mercado reaccionó de “forma típica” con “un repunte del yen, mientras que otras monedas más importantes como el euro o la libra se debilitaron”. En su opinión, este asesinato ha creado el riesgo de “generarse una grave escalada entre Estados Unidos e Irán”.
Según su último análisis, como consecuencia la cautela ha vuelto al mercado. “Las tensiones geopolíticas continúan dominando el sentimiento de los mercados financieros y parecen estar retrocediendo moderadamente de la fuerte reacción inicial al brote de las tensiones. La marca brent del petróleo se ha suavizado después de haber alcanzado los 70 dólares de barril el lunes, mientras que el oro rebotó ligeramente de su récord de seis años y los bonos del Tesoro y el dólar cayeron desde los máximos del día. No obstante, los movimientos de riesgo continúan dominando el sentimiento de los inversores”, ha señalado en su informe de ayer.
Norbert Rücker, Head of Economics & Next Generation Research de Julius Baer, sostiene que este tipo de evento geopolítico tiene una influencia a solo a corto plazo en los precios y descarta una escalada en el precio del petróleo, aún así se muestra prudente. “Dados los riesgos de suministro en Irak y el ánimo alcista del mercado petrolero, creemos que los precios del petróleo siguen siendo algo elevados en comparación con los niveles de fines del año pasado y elevamos nuestro pronóstico brent de tres meses en consecuencia a 65 dólares por barril. A muy corto plazo, aún hay más ventajas, ya que la incertidumbre alimenta los temores de suministro. Los precios de hoy brindan un bienvenido respiro al maltratado negocio de esquisto de EE.UU., el aumento de los suministros de Canadá al Mar del Norte y a una demanda que deberían mantener el mercado del petróleo en equilibrio y con los precios bajo control”, argumenta.
Entender el conflicto
“La reacción de los mercados fue al pie de la letra considerando la incertidumbre que emana de los eventos en Medio Oriente-petróleo, oro y rally del yen, además de la venta masiva de acciones. El dilema ahora es si dicho rally será temporal o si los activos refugio seguirán elevados. Los operadores de la bolsa recuerdan bien la caída de mediados de septiembre cuando el rally del petróleo se desvaneció – casi de la noche a la mañana- seguido de dos semanas después de los ataques a las instalaciones de producción sauditas. En los mercados bursátiles, el asesinato de Soleimami se percibe como una conveniente excusa para obtener ganancias en una clase de activo que ha registrado un excelente desempeño, pero que pocos aprecian a las valoraciones más recientes”, explica Dave Lafferty, estratega en jefe de mercados de Natixis IM.
Según recuerda Lafferty no se trata de la primera acción de este tipo, ya en septiembre se registraron ataques a instalaciones sauditas ante los cuales la dinámica de la oferta reaccionó rápidamente. En aquella ocasiones los daños fueron menores y éstas volvieron a estar operativas rápidas, pero en esta ocasión las implicaciones sean mayores. Según matia Lafferty, “es probable que la reacción de Irán y la potencial represalia sean cuidadosamente calculadas y podrían influir durante un periodo de tiempo mucho más prolongado”.
En su opinión, esto deberá mantener la prima de riesgo geopolítica a niveles elevados en los mercados petroleros en las próximas semanas. “Dicho riesgo podría exacerbarse porque la administración de Trump, que hasta este ataque había dudado en responder, ha aumentado sus riesgos. El riesgo de un enfrentamiento directo entre EE.UU. e Irán podría ser menor, pero va en aumento. Al menos, los riesgos de una represalia de Irán conllevan el riesgo de desencadenar una dinámica de ojo por ojo en toda la región. Como siempre, el verdadero comodín en las noticias de Medio Oriente es quien puede sufrir un efecto potencial”, añade Lafferty.
Según el análisis que hace Michel Salden, gestor senior de carteras de Vontobel AM, las tensiones entre Estados Unidos e Irán han ido en aumento desde que Washington se retiró del acuerdo nuclear con Teherán en mayo de 2018 y comenzó a imponer de nuevo sanciones dirigidas directamente a la economía iraní (con éxito desde que la economía iraní se contrajo más de un 5% en 2018 y un 9% en 2019). Ahora, para Salden, habrá que estar atento a la reacción de Irán: “El país tiene muchas maneras y medios impredecibles para devolver el golpe en las diversas guerras de poder en las que está involucrado con los EE.UU. y sus aliados: como un ataque a Israel, el desencadenamiento de una guerra civil entre suníes y chiítas en Irak, los ataques a las instalaciones petroleras y la logística en el Oriente Medio. Obviamente todos ellos introducen más alzas en los precios del petróleo”.
«Las tensiones en Oriente Próximo están regresando, con la posibilidad de una escalada mayor entre EE.UU. e Irán. Esto es tristemente familiar y nos obliga a vigilarlo de cerca. Ya a lo largo de 2019 destacamos varias veces que un aumento importante en los precios del petróleo, derivado de un eventual bloqueo del Estrecho de Ormuz, podría ser la gota que colmara el vaso de un ciclo global ya mediocre de por sí. Sin embargo, el consumo ha demostrado su resistencia en casi todas las áreas geográficas, compensando en parte de la debilidad de la inversión. Por eso, lo último que necesitamos en este momento es un shock negativo para el poder adquisitivo de los consumidores», añade Gilles Moëc, Group Chief Economist en AXA Invesment Managers.
Por último, Charles de Quinsonas, gestor adjunto del M&G (Lux) Emerging Markets Bond Fund, destaca que “las manifestaciones a favor de Irán frente a la embajada de Estados Unidos en Bagdad hace un par de días, seguida por el asesinato de un general iraní en Irak el pasado 2 de enero, está aquí para recordarnos que es poco probable que las tensiones entre Estados Unidos e Irán desaparezcan en 2020”.
En esta misma línea se refiere Saurabh Lele, analista senior de commodities de Loomis Sayles (gestora afiliada de Natixis IM): “La muerte del general Qassem Soleimani marca una elevación significativa en la escalada de tensiones entre EE.UU. e Irán, que es parte de un ciclo de represalias entre ambas partes llevado a cabo en las últimas semanas. Se espera que Irán responda, si no inmediatamente, después de un breve periodo de calma. Si bien no anticipamos inicialmente una confrontación directa con EE.UU., ya que el objetivo principal de Irán es continuar hostigando a las tropas estadounidenses y presionando para que se vayan fuera de la región, mientras mantienen el escenario del conflicto fuera de su país para preservar así sus escasos recursos militares”.
Para Salden, mientras que los acontecimientos anteriores (ataque saudí y petroleros) no afectaron de forma estructural a los precios, el ataque estadounidense no es un acontecimiento aislado. Y advierte que hay otra crisis más que se avecina: una escalada en Libia. “Turquía ha dicho que enviaría tropas a Libia después de que el gobierno de Trípoli solicitara apoyo. El gobierno libio está en una lucha de poder con el comandante rebelde Haftar, cuyas tropas atacaron Trípoli y las instalaciones petroleras en el oeste. La presencia de botas turcas en el terreno (hasta ahora Turquía solo actuó en la guerra de aviones no tripulados) podría llevar a una mayor escalada de la guerra de poder con Qatar y Turquía por un lado y los Emiratos, Egipto y Rusia por el otro (apoyando a Haftar). La producción de petróleo de Libia ha aumentado constantemente y ha superado la cotización de la OPEP en los últimos 24 meses, pero el riesgo para la producción es inminente”, explica.
¿Y China?
Mientras Estados Unidos tiene ahora mismo el foco en este conflicto en Oriente Medio, las gestoras advierten que no se puede dejar de lado cómo evolucionan las relaciones con China. Es más, desde AXA IM advierten que “guerra fría» económica entre China y EE.UU. será otro de los elementos que añada volatilidad al mercado este año.
“Los desempeños registrados por los distintos mercados en 2019 representan un cambio significativo sobre los resultados de 2018, donde se sufrieron frecuentes episodios de volatilidad en el mercado. Pero los inversores no deberían dar por garantizada la pervivencia de esta relativa calma. A medida que entramos en la nueva década, no hay escasez de asuntos con los que lidiar. Después de todo, tanto el Brexit como la guerra comercial aún tienen que resolverse del todo y en 2020 afrontamos unas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Sin embargo, creemos que una política monetaria acomodaticia y cierta relajación en la incertidumbre económica global puede potencialmente extender un poco más este ya de por sí prolongado ciclo expansivo. Por eso no creemos que, en principio, vaya a haber un entorno de mercado negativo para los activos de riesgo en los próximos 12 meses. Al mismo tiempo, será muy difícil repetir los impresionantes retornos alcanzados en 2019, puesto las valoraciones de la renta variable ya están en un territorio elevado y la rentabilidad de los bonos ha caído por debajo de los niveles en los que comenzó 2019”, Serge Pizem, responsable global de inversiones multiactivo de AXA Investments Managers.
Al analizar 2020 y tomar en consideración todos los indicadores económicos, desde AXA IM consideran que es necesario ser cauteloso para no quedar atrapado en las incertidumbres de mercado. “Hay mucho en juego en la guerra comercial entre China y EE.UU. y existe el peligro de que este enfrentamiento se transforme en una guerra fría económica. En el caso de que ocurra, esto jugará indudablemente un papel determinante en la trayectoria de la economía global a medio plazo. El presidente Trump podría buscar una tregua temporal, incluso haciendo concesiones, ante la inminencia de las elecciones. Pero no estamos cerca de una verdadera resolución y esperamos un periodo de incertidumbre que potencialmente impactará negativamente en el crecimiento de EE.UU., China y el resto del mundo”, concluye Pizem.