Los días 25 y 26 de abril, la firma independiente global de gestión de activosThornburg Investment Management (Thornburg) reunió en su cita anual a más de 40 profesionales de la industria de inversión, en su gran mayoría asesores financieros de Bolton Global Capital, Insight Securities, Morgan Stanley Wealth Managament, UBS Financial Services y UBS International. El evento estuvo presentado por Vince León, director del canal de asesoramiento offshore, y Miguel Cortabarria, consultor de ventas internas offshore.
En esta nueva edición de su “2018 International Advisors Conference”, celebrada como de costumbre en la ciudad de Santa Fé, Nuevo México, donde la gestora tiene su sede, Jason Brady, presidente, CEO y director ejecutivo de Thornburg, dio la bienvenida a los asistentes. En su discurso, explicó las características que hacen diferente el proceso de inversión de la gestora. Comenzando por la importancia de la ubicación de la firma, alejada del ruido de Wall Street para poder procesar adecuadamente el ingente volumen de información que reciben los gestores de inversión en la actualidad. Con unos 48.000 millones de dólares en activos, la entidad está formada principalmente por capital privado y una parte importante está en manos de sus directivos y empleados (un 1,88%).
Thornburg utiliza una perspectiva flexible que se beneficia de la interacción de varios equipos de inversión para perfeccionar ideas, obtener un mejor juicio y unos resultados más competitivos para los inversores.
“Consideramos un amplio rango de oportunidades, más allá de los límites de lo convencional, para encontrar el mejor valor relativo. Sentimos que esto nos conduce a unos mejores resultados de inversión para nuestros clientes. Buscamos un desafío, nos centramos en el objetivo y no en los índices de referencia, algo que se traduce en unas carteras de convicción con un alto active share. Nuestro enfoque de inversión es estructurado, con la intención de que sea repetible en el tiempo y lograr así superiores resultados en el largo plazo para nuestros clientes”, comentó Brady.
En concreto, la gestora se especializa en seis clases de activos, renta variable doméstica e internacional (value, growth y emergentes), renta fija global, bonos municipales, estrategias mixtas y alternativas (long/short en renta variable).
Las perspectivas en renta variable emergente
Tras la intervención de Brady, llegó el turno a los mercados emergentes. Mercados que representan el 86% de la población mundial, el 40% del PIB y el 21% de la capitalización bursátil, esto se suele traducir en una mayor demanda por bienes y servicios por parte de una clase media en aumento, con un crecimiento del PIB mucho más rápido. Algo que ya sucedió en los últimos 50 años en Estados Unidos y que Charlie Wilson, co-gestor de la estrategia Thornburg Developing World portfolio, y Pablo Echavarría, gestor de cartera asociado, reconocen como un factor determinante para la inversión a largo plazo.
En los últimos diez años, la composición del índice MSCI Emerging Markets ha cambiado sustancialmente, si hace una década la industria extractiva y los bancos dominaban la capitalización bursátil, hoy en día lo hacen empresas tecnológicas como Alibaba o Tencent. En ese sentido, en la estrategia de Thornburg prefieren dejar al margen el índice y escoger empresas de calidad con valoraciones atractivas que minimicen los saltos típicos en los que esta clase de activo suele incurrir.
“Para evaluar la calidad de las empresas prestamos mucha atención a la alineación de los intereses del gobierno corporativo con los de los accionistas minoritarios. También examinamos en profundidad el balance de la empresa. Buscamos sobre todo protección a la baja, puesto que así podemos conseguir una mayor tasa de interés compuesto, proporcionando una mayor calidad y una mejor tasa de rendimiento al fondo. Tendemos a invertir en empresas financieramente sólidas, empresas con un bajo apalancamiento que no muestren deterioro en sus flujos de caja. Estas dos cuestiones son las más importantes en un mercado bajista. Además, prestamos atención a las valoraciones, principalmente aquellas expresadas en términos de flujos de caja libre, y establecemos un objetivo de retorno para crear unas expectativas sobre la empresa y una medida del impacto de las inversiones”, afirmó Echavarría.
En la construcción de la cartera, utilizan un enfoque de tres cestas de inversión, una primera en la que incluyen empresas value básicas, con valores que entran dentro de la descripción clásica de la inversión value. En la segunda cesta, las acciones que consistentemente consiguen beneficios, y en la tercera, las empresas de crecimiento a las que llaman franquicias emergentes. “Este enfoque nos permite participar en las diferentes corrientes del ciclo del mercado. Nos permite tener consciencia del crecimiento relativo y del perfil de rendimiento ajustado por el riesgo de estas compañías. Buscamos entre las diferentes cestas, centrándonos en construir una diferencia frente a las expectativas del mercado”, defendió Wilson.
La visión en renta fija
Después, llegó el turno a la renta fija. Lon Erickson, gestor de carteras y director ejecutivo, espera que, en 2018, la demanda internacional y la consecuente presión sobre las rentabilidades de la renta fija disminuyan debido a la debilidad del dólar. “La gran mayoría de los inversores internacionales invierten con la divisa cubierta, pero el coste de la cobertura aumentó considerablemente con los movimientos en los tipos de cambio. Sumando este coste, las rentabilidades de Estados Unidos no se ven tan atractivas. Además, la Fed está dando marcha atrás a su programa de compras; el Banco Central Europeo también, incluso el Banco de Japón está hablando de cómo salir eventualmente del programa de relajamiento cuantitativo. Si usted cree como nosotros que el programa de compras mantuvo las tasas en bajos niveles, es razonable pensar que pondrá algo de presión sobre las tasas cuando se retiren los estímulos”, señaló.
Según Erickson, la principal cuestión es si les afectará para mal o para bien. “Nunca se había visto un experimento así en el balance de la Reserva Federal. Al ritmo actual de vencimientos, se tardarán unos 6 años en volver al anterior balance de un billón de dólares, un esquema considerablemente lento y que el mercado podría absorber. Pero no sólo la Fed está sustrayendo liquidez, también el Banco Central Europeo ha comenzado la retirada. Algo que reducirá la demanda por activos en dólares e incrementará la presión en las tasas. Esperamos más presión en las rentabilidades del bono a 10 años, pero también creemos que será contenida, pues todavía existe algo de incertidumbre en torno a la robustez de la economía estadounidense”.
Para el gestor, los diferenciales están muy comprimidos y los niveles de apalancamiento son históricamente semejantes a los que se mantienen durante una recesión. En cuanto a la inflación, cree que la reciente reforma fiscal añadirá presión. Por último, en relación al posicionamiento, explica que las oportunidades en crédito se plantean menos atractivas, puesto que los balances públicos y corporativos no se ven tan sólidos. Las oportunidades en tipos de interés se presentan sobre todo en el largo plazo y en el posicionamiento en efectivo, que responde directamente a las subidas en tipos de la Fed. “Es donde pueden estar las oportunidades en el corto plazo, mientras esperamos por nuevas oportunidades en la curva”, concluye.
El poder de los dividendos
A continuación, llegó el turno para la estrategia insignia de la gestora, Brian McMahon, vicepresidente, CIO y managing director de Thornburg, presentó las capacidades del Thornburg Investment Income Builder, que fue diseñado para invertir un 75% en acciones y un 25% en bonos, pero que asigna en la actualidad un 90% en renta variable, pues la acción de los bancos centrales durante los últimos años ha desplazado a los inversores fuera del mercado de bonos. “Los bancos centrales de las principales economías desarrolladas, Estados Unidos, Reino Unido, Japón y la Eurozona, han comprado un porcentaje muy elevado de deuda en relación con a las emisiones de bonos soberanos realizadas por estos países. En 2013, la Reserva Federal compró dos tercios de los bonos que fueron emitidos, dejando sólo un tercio para el resto de los inversores privados. Asimismo, en 2017, el Banco de Japón compró un 250% más de la cantidad emitida por el gobierno. Un comportamiento similar tuvo el Banco Central Europeo, disminuyendo de manera sustancial la oferta de bonos soberanos de mercados desarrollados y haciendo el trabajo de los gestores de activos más complicado”, comentó McMahon.
En cuanto a la elección de empresas que pagan dividendos, Thornburg elige empresas que tengan una disciplina de capital, que sólo inviertan en gastos de capitalización si tienen buenos proyectos en los que invertir y que respeten su política de pago de dividendos. “De 2011 a 2017, la tasa de crecimiento media de los dividendos a nivel global ha sido buena. La rentabilidad por dividendo de las acciones se ha vuelto muy competitivas en comparación con la renta fija high yield, de hecho, en Europa, es ligeramente superior a las rentabilidades de los bonos high yield emitidos en la región”.
Según explicó McMahon, el posicionamiento de la cartera responde a la búsqueda de oportunidades entre las regiones y los sectores que mayor rentabilidad por dividendo ofrecen. “Pescamos allí donde se encuentran los peces. A cierre del primer trimestre, por geografía, damos preferencia a Europa, excluyendo Reino Unido, a Norte América, donde a pesar de que Estados Unidos ofrece una de las tasas más bajas de rentabilidad por dividendo del 2,1%, confiamos en que con la reforma fiscal haya un cambio, y a la región Asia Pacífico. Mientras que, por sectores, favorecemos las empresas financieras, de telecomunicaciones, de energía y de consumo discrecional. Mantenemos una baja exposición a los sectores que tradicionalmente se han relacionado con la consecución de dividendos, como empresas de servicios públicos, materiales y bienes raíces, porque en la actualidad han sido un activo buscado como refugio y cotizan de forma similar a los bonos de baja duración”.
En los próximos 12 meses, esperan que el 76% de las posiciones en cartera aumenten su dividendo y que dentro del 14% que pagará unos menores dividendos, un 66% sean empresas que ya realizaron el pago de un dividendo especial el año anterior. Sin embargo, ¿qué pasará cuando las tasas sigan subiendo? El gestor reconoció que estrategias similares a la de Thornburg Income Builder han perdido unos 100 millones de dólares en salidas de inversores que temen un aumento en las tasas del Tesoro estadounidense. Pero, en el pasado, el fondo ha conseguido superar la rentabilidad obtenida por los índices de renta fija cuando la tasa del Tesoro a 10 años ha subido en más de 40 puntos básicos en 27 periodos, superando en 24 de ellos la rentabilidad del índice US Corp Bond y del US Aggregate Bond Index y en 20 periodos la rentabilidad del índice US HY Bond.
Un enfoque distintivo
Todo comenzó un día de acción de gracias hace 36 años, Garrett Thornburg, fundador y presidente del consejo de dirección de la gestora, quien con anterioridad había sido socio de Bear Stearns & Co, socio fundador de su división de finanzas públicas y CFO de Urban Development Corporation, decidió centrarse en la gestión de estrategias de inversión. Dos años después, Brian McMahon dejó Northwest Bank para incorporarse a Thornburg. Juntos lanzaron una primera estrategia de bonos municipales, después llegarían las estrategias de bonos del gobierno, de renta variable value estadounidense, value internacional y growth. Así, en el 2002, se lanza la estrategia Thornburg Income Builder y en el 2006, Jason Brady se incorpora a la firma.
“Nuestro principal valor es hacer lo correcto. Es muy simple, actuamos con integridad y ponemos los intereses de nuestros clientes en primer lugar. Nuestras carteras son concentradas, por lo que no siempre estamos sincronizados con las modas que pueda haber en el mercado. Nos enfocamos en el largo plazo y por ello nuestras estrategias de renta variable superan a sus índices en todas sus categorías. Nuestro lema, “Is not what we do, is how we do it”, es muy representativo. Y, nuestra manera de invertir es colaborativa, todo el equipo gestor está en Santa Fé y trabajan de forma conjunta, en total 236 personas, que pueden encontrar una buena idea de inversión. Es posible que esta idea no encaje en una estrategia value, pero puede que sí funcione para una estrategia growth”, comentó durante su presentación Garrett Thornburg.
Durante el desarrollo del evento, se insistió no tanto en el posicionamiento de las carteras a la hora de enfrentar a los mercados, como en la importancia de que los gestores se adhieren estrictamente al proceso de inversión de cada estrategia. “No somos expertos en adivinar el futuro. Realizamos un concienzudo proceso de toma de decisiones y creemos que la excelencia en la inversión debería guiar nuestras decisiones. Buscamos lo mejor para nuestros clientes”, finalizó Rob McInerney, responsable comercial y director ejecutivo de la gestora, que además actuó de conductor del evento.