Hace unas semanas se cumplió el primer aniversario del comienzo de la crisis del COVID-19, que alteró drásticamente la economía mundial. Ahora, el mundo entero intenta recuperar la “normalidad” en un contexto en el que los inversores parecen estar más preocupados por la evolución de la inflación que por el propio virus. Sobre este entorno y cómo abordarlo a través de estrategias de ETFs, le hemos preguntado a Pedro Coelho, responsable para Société Générale de Lyxor ETF para España, Portugal y Latinoamérica, en esta entrevista.
¿Cuál es vuestra perspectiva sobre la inflación para este año?
La actividad económica ha comenzado a normalizarse desde el verano de 2020. Esto combinado con las vacunas y las campañas de vacunación masiva ha dado soporte y estimulado un repunte de las expectativas de inflación. Al mismo tiempo, la nueva postura de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) sobre la inflación, que cambia su política a tener como objetivo una cifra de inflación promedia, sugiere más flexibilidad si la inflación sube más allá del anterior objetivo del 2%. Eso deja más espacio para que la inflación repunte por encima del 2% y que se pueda mantener a esos niveles durante más tiempo.
¿Eso quiere decir que estamos ante un repunte puntual y aislado o ante el inicio de una tendencia que se prolongará más en el tiempo?
Las severas restricciones de actividad que muchas economías han soportado durante el pasado año han dejado ciertamente cicatrices económicas, y el camino de la recuperación sigue siendo incierto. La mayor presión sobre los precios del petróleo y otras materias primas ha propiciado una recuperación de las cifras de inflación en los últimos meses. La cuestión de si la actual normalización de los precios puede mantenerse a largo plazo sigue siendo una fuente de acalorado debate. Por el momento, las expectativas de inflación han repuntado y la curva de rendimientos estadounidense se ha empinado. En definitiva, un repunte sostenido de la inflación tendrá que estar respaldado por un mayor nivel de ingresos. En cuanto a la política de la Fed, es probable que esta mantenga un sesgo acomodaticio y espere a que se produzcan avances sustanciales antes de actuar.
Parece que este debate y la preocupación es mayor en Europa que en Estados Unidos, ¿por qué cree que es?
La economía estadounidense es claramente aquella que marca la tendencia, también en términos inflacionistas. En la zona euro, es posible que el BCE tenga herramientas menos potentes para gestionar la inflación que la Fed, pero es en EE.UU. donde la recuperación económica y las campañas de vacunación masiva han cogido más velocidad de cola, en comparación con cualquier otro bloque económico.
En el último año, hemos escuchado a algunos expertos decir que la inflación “no volverá a ser la misma” porque hay importantes fuerzas deflacionista. ¿Considera que el COVID-19 ha impulsado más esas fuerzas o por el contrario las ha frenado?
Los datos de las últimas encuestas apuntan a una presión más grande de los costes sobre los precios. Las cifras del Institute for Supply Management muestran que más de la mitad de los proveedores de servicios informaron de una subida de precios en marzo, la mayor proporción desde 2011. La encuesta del ISM sobre la industria manufacturera mostró que cerca del 72% de los fabricantes dijo lo mismo, la segunda más alta desde 2008. De cara al futuro, son muchos los factores que deberían contribuir al aumento de las expectativas de inflación. Entre ellos se encuentra el efecto base positivo derivado de la fuerte subida de los precios del petróleo y de otras materias primas, a medida que la economía estadounidense vuelve al trabajo. Las interrupciones de la cadena de suministro durante la pandemia también pueden distorsionar los precios en algunos sectores. Los efectos de base de la baja inflación del año pasado supondrán una mayor inflación en los próximos meses.
El segundo aspecto que abarca el debate sobre la inflación afecta a los bancos centrales, quienes están vinculando la subida de tipos a la evolución de la inflación. En este sentido, ¿pesará más el respaldo de los bancos centrales a la economía o la vuelta a la “normalidad” en la política monetaria?
En ciclos anteriores, cuando la inflación se acercaba al 2,0%, los mercados empezaban a anticipar subidas oficiales de tipos que amortiguaban las expectativas de inflación. Los participantes en el mercado consideraban que una tasa de inflación del 2% era un techo. Pero el enfoque de la Fed ha cambiado y las nuevas orientaciones no se basan en reglas tan rígidas, se basan en una banda suave del 1,5% al 2,5% en torno al objetivo de inflación, lo que nos parece razonable. Con el nuevo enfoque de la Fed, el PCE tendría que sobrepasar el 2,3% durante algún tiempo para para que la inflación media se sitúe en torno al 2%. Así, es muy posible que los niveles de inflación se mantengan más altos de lo que típicamente estamos acostumbrados a ver.
Frente a contexto, ¿podemos ver en la inflación una oportunidad de inversión o un riesgo para las carteras, en particular de renta fija?
Dependiendo de la política de distribución de activos de cada inversor, la inflación puede ser un riesgo y/o una oportunidad. Con relación a las inversiones en renta fija, muchos inversores han rotado su exposición a bonos de gobiernos ligados a la inflación o directamente a estrategias relacionados con los breakevens de inflación, tanto para el objetivo de protección de cartera como de conseguir una rentabilidad relativa superior a la obtenida con una inversión en bonos de gobiernos más tradicionales. Por otro lado, la recuperación económica también se ha materializado en la subida de los precios de las materias primas, y aquellos inversores que en su política de inversión usan este tipo de activo para protegerse de la inflación han salido claramente beneficiados.
En este sentido, ¿con qué estrategias de ETFs se pueden dar respuesta a ambas situaciones frente a la inflación: capturar las oportunidades y protegerse?
En el universo de los ETFs tenemos dos tipos de activos ligados a la inflación, los bonos de gobiernos ligados a la inflación y los breakevens de inflación (expectativas de inflación). En Lyxor gestionamos las dos estrategias, tanto para EE.UU. como para la Eurozona. Ambos tipos de activos permiten capturar las oportunidades y al mismo tiempo proteger las carteras. La inversión en bonos de gobiernos ligados a la inflación es lo que históricamente los inversores han usado más, pero las estrategias de expectativas de inflación pueden generar rendimientos superiores, una vez que su duración es prácticamente cero y que los niveles esperados de inflación son inferiores a los valores a que realmente este indicador pueda llegar. En este sentido, y como se puede observar en el gráfico inferior, los flujos desde principio de 2020 a las estrategias mencionadas en el punto anterior son significativos.