La sustitución de la mano de obra en el mercado laboral por robots ha alcanzado un punto de inflexión para Bill Gross, ex co-fundador de PIMCO y desde hace un año parte del equipo de Janus Capital Group. En su última columna mensual avisa de que esta tendencia se va a traducir tarde o temprano, en que los gobiernos se verán obligados a implantar una renta básica universal que atenúe los efectos de la falta de trabajo para el conjunto de la sociedad.
Como ejemplo de esta tendencia imparable en la que cada vez más asistimos a la robotización de muchos puestos de trabajo, Gross explica que si en el año 2000, trabajaban el 82% de las personas de entre 25 y 54 años, en 2016 lo hacen solo el 78%. “La diferencia parece pequeña, pero es realmente enorme. Estamos hablando de 6 millones menos de puestos de trabajo. ¿Cree que se debe a que a los Millenials solo les gusta vivir con sus padres y jugar a videojuegos todo el día? Yo creo que no. La tecnología y robotización están cambiando el mundo para mejor, pero esas tendencias no están creando muchos puestos de trabajo de calidad. Nuestra nueva era económica -en especial la de los países desarrollados- hace que gradualmente cada vez haya más personas sin trabajo”, razona el gestor.
¿Cuál debería ser la respuesta de los gobiernos? Para el ex co-fundador de PIMCO la educación universitaria puede preparar mejor a las nuevas generaciones, pero “dudo que esto vaya a crear más crecimiento”, dice. “Debemos gastar nuestro dinero donde más se necesita: en el colapso de nuestras infraestructuras, por ejemplo, en la atención sanitaria para la generación que envejece y tal vez en una nueva y revolucionaria idea llamada renta básica universal”, añade.
“Si cada vez más trabajadores van a ser desplazados por los robots, entonces necesitarán dinero para vivir, ¿no?”, se pregunta, “y si eso le parece una forma de socialismo, le sugeriría que nos acostumbremos a ella”. De hecho, recuerda, ya existen medidas similares en Estados Unidos y pone como ejemplo los “cupones de comida” que ayudan a las familias más desfavorecidas.
Pero lo más relevante para Gross no es el concepto en sí –la puesta en marcha de esta medida le parece inevitable- sino cuánto y cómo debe pagarse. Y aunque la solución más obvia venga de parte de un incremento de los impuestos, el gestor propone de forma metafórica «lanzar dinero desde helicópteros». Aunque esta idea suena más ficción que el muro de 15 pies de Trump, «realmente no lo es», defiende.
Gross argumenta que Milton Friedman, Ben Bernanke y ahora una corriente de respetados, incluyendo a la revista de corte conservador The Economist, están introduciendo la idea. «Estos defensores realmente no tienen la intención de tirar el dinero desde el cielo. En términos más generales, abogan por estímulos fiscales que no sean pagados con deuda privada ni impuestos», dice.
La estafa piramidal de los bancos centrales
“En cambio, el dinero puede ser imprimido por los bancos centrales, como lo han hecho recientemente.Es un concepto difícil de entender y es por eso que los políticos nunca lo discuten y tampoco lo hacen la mayoría de los bancos centrales, que quieren preservar la santidad de sus ‘balances’ y la independencia de sus instituciones. Imprimir dinero a través de los programas de compras de activos (QE) es en efecto una nueva herramienta de política monetaria y política fiscal”, escribe.
“La Fed, el BCE, el BoJ y el BoE han comprado bonos a sus respectivos Tesoros desde hace seis años, para permitirles gastar dinero y respaldar sus débiles economías. Compran bonos mediante la impresión de dinero o, figuradamente, lanzándolo desde helicópteros, expandiendo sus balances en el proceso. Después, remiten cualquier interés neto de sus billones de dólares o yenes de compras de bonos de nuevo a sus Tesoros. El dinero en esencia está libre de gasto y libre de amortización, conforme el proceso avanza de manera ininterrumpida. Técnicamente, los bancos centrales dirán que no es así, porque venden sus bonos en el mercado”, apunta Gross, pero en la práctica los bancos centrales están extiendo los vencimientos a un interés del 0% hasta que el mercado privado lo absorbe.
“He sostenido durante mucho tiempo que este es un esquema Ponzi, una estafa piramidal, y sin embargo, nos acercamos a un punto de no retorno en lo que respecta a los tipos de interés negativos y las compras de acciones y bonos. Sospecho que los bancos centrales seguirán imprimiendo dinero desde el helicóptero vía QE y aceptarán su dependencia de la política fiscal”, escribe Gross.
“Las implicaciones en el plano de la inversión son que hay que estar preparados para más QE de parte de la Fed. Los tipos de interés permanecerán bajos más tiempo, los precios de los activos seguirán artificialmente altos. En algún momento, la política monetaria creará inflación y los mercados estarán en riesgo. Aunque todavía no, tengan cuidado mientras tanto. Estén contentos con retornos de un sólo dígito”, concluye.