La mayoría de los analistas coincide en que una curva de tipos invertida es una clara señal de recesión. Básicamente, esta dinámica es la que se ha visto en todas las recesiones ocurridas en los Estados Unidos durante los últimos 50 años. Hace justo una semana, el diferencial entre los bonos del Tesoro de Estados Unidos a tres meses y a 10 años se invirtió por vez primera desde el 2007, despertando la preocupación entre los inversores.
Según explican los analistas de Renta 4 Banco, después de que ayer ninguna de las ocho propuestas fueran aprobadas, está previsto que el próximo lunes se vuelvan a votar las alternativas menos rechazadas. ¿Qué opciones quedan? “Un Brexit blando (Noruega Plus, permaneciendo en unión aduanera, con 264 a favor vs 272 en contra, o un segundo referéndum, con 268 a favor vs 295 en contra. Si alguna de ellas consigue mayoría, se propondrán al gobierno, aunque May ha afirmado que aceptará nada más que su plan, y ofrece su dimisión a cambio de que los parlamentarios apoyen su plan, si bien el portavoz del Parlamento parece poco dispuesto a permitir una tercera votación”, explican desde Renta 4 Banco.
Durante las últimas cuatro décadas, la curva de rendimientos ha sido un indicador fiable de las recesiones estadounidenses. Cada vez que la curva de rendimientos se ha invertido, la economía estadounidense ha entrado en recesión en un plazo de 18 meses. En opinión de Darrell Spence y Jared Franz, economistas de Capital Group, “los tipos a largo plazo pueden bajar cuando hay una gran demanda de bonos. Una curva de rendimiento invertida es una señal bajista, ya que indica que muchos inversores se están dirigiendo hacia el refugio seguro que se percibe de los bonos del Estado a largo plazo en lugar de comprar activos de mayor riesgo”.
Para estos dos economistas, no hay motivo para preocuparse en exceso. “Sin embargo, incluso una curva de rendimiento invertida en este rango no es causa de pánico inmediato, ya que normalmente siempre se ha producido un retraso significativo, 16 meses en
promedio, antes del inicio de una recesión”, advierten.
Para David Brett, redactor de inversión de Schroders, en el mejor de los casos, “esta reversión sugiere que los inversores esperan que la economía se ralentice y, en el peor, apunta a la posibilidad de que la economía entre en recesión próximamente”. Desde el anuncio y confirmación del tono dovish de la Fed, y viendo que incluso la institución monetaria podría bajar los tipos en 2020, el mercado se muestra bastante preocupado.
“Nuestra hipótesis de referencia es más optimista que las previsiones actuales del mercado. Aunque EE.UU. podría estar frenándose a medida que se desvanece el efecto de los estímulos presupuestarios, la economía sigue creciendo a tasas cercanas a su tendencia, mientras que el mercado laboral sigue registrando tensiones y las condiciones financieras se han suavizado considerablemente este año. Por su parte, la Fed ha desoído las buenas noticias procedentes de la economía y ha basado su postura de cautela en los riesgos externos. Este sesgo expansivo podría volverse contra la entidad y dejarles poco margen de maniobra, ya que la actividad probablemente se acelere en el segundo trimestre, lo que se sumará a las presiones que seguirá registrando el mercado laboral y a la mejoría del crecimiento y la inflación conforme avance el año. En este entorno, la Fed tendría que volver a cambiar de rumbo y retomar el ciclo de subidas este año o en 2020”, afirma Andrea Iannelli, director de inversiones en renta fija de Fidelity International.
A la hora de valorar el impacto que tendrá esta curva invertida en las inversiones, Esty Dwek, estratega senior de inversiones en la gestora Natixis IM, apunta que se podría traducir en una mayor volatilidad y correcciones a corto plazo, en especial en los mercados de renta variable. “Seguimos esperando que los activos de riesgos aumenten en los próximos meses, aunque no al ritmo de enero”, añade Dwek. En su opinión, “todavía estamos atrasados en el ciclo, por lo que aunque creemos que es demasiado pronto para tomar riesgos fuera de la mesa, es probable que sea demasiado tarde para agregar también muchos riesgos”.
El bund alemán
Dwek sostiene que es probable que los bonos del tesoro y del bund permanezcan bajo presión a la baja en el corto plazo, pero deberían volver a los niveles recientes. Sin embargo, a mitad de esta semana, el bund alemán seguía en negativo.
“El bono alemán en negativo nos muestra que Europa no está fuera de peligro y que la normalización llevará mucho más tiempo del esperado. No es una gran sorpresa, ya que hemos visto caer el PMI, los problemas no resueltos de Italia, la preocupación general por el ciclo de maduración del crédito y el empeoramiento de la situación de Brexit. ¿Es malo para la economía europea? No especialmente, pero es evidente que indica que la economía europea aún no ha tocado fondo. El impacto más obvio es en los bancos porque necesitan una curva de tipos más pronunciada y tipos más altos para realizar la transformación y, por lo tanto, necesitan reducir los riesgos en general, no ayudar a la economía”, explica Alain Krief , responsable global de renta fija de Oddo BHF AM.
En este sentido, Guillaume Rigeade, director general adjunto de asignación de activos y deuda soberana de Edmond de Rothschild Asset Management, destaca que el crecimiento económico europeo sigue ralentizándose, con una previsión del 1,5 % en 2019 y del 1,4 % en 2020. “Si bien la actividad económica se sustenta en la demanda interna, también se ve afectada por la disminución de las exportaciones. Estas exportaciones podrían verse impulsadas por una mejora de la situación china. Creemos que los últimos movimientos a la baja de los tipos alemanes también son un factor de apoyo. De hecho, los tipos negativos provocarán una depreciación de la moneda única y, por lo tanto, generarán una ventaja competitiva para los exportadores”, concluye Rigeade.