En los últimos años los fondos que han ofrecido rentas como reclamo han funcionado muy bien. Muchos hablan de una moda pero Piergaetano Iaccarino, director de renta variable temática y disciplinada de Pioneer Investments desde enero de 2012 y gestor principal de la cartera de Pioneer Funds-Global Equity Target Income, habla de ello no como un tema de corto plazo sino como algo estructural. “La búsqueda de rentas es una tendencia de largo plazo”, explica, impulsada por varios factores de esa índole como la demografía, el endeudamiento de los estados o el incremento de la regulación. Pero además, apoyada también por otras realidades más cíclicas como el desempleo entre los más jóvenes y la menor renta que ofrecen los mercados en un entorno de tipos en mínimos históricos.
Entre los factores estructurales, la situación demográfica y el envejecimiento de la población son quizá el más significativo. “Esta situación crea una necesidad, durante más tiempo, de servicios relacionados con las pensiones y la salud, a menudo sostenidos por los gobiernos”. Pero el mayor endeudamiento de éstos durante las últimas décadas y la necesidad de desapalancamiento para sanear sus cuentas y asegurar su sostenibilidad están llevando a la adopción de políticas de austeridad no compatibles con todos esos apoyos. “El soporte público será menor que en el pasado”, lo que llevará a los individuos a tomar mayor conciencia sobre la responsabilidad que tienen sobre su futuro y hacia el aumento del ahorro privado, gestionado también por proveedores privados.
Pero esos proveedores también afrontan un escenario más regulado (que no solo afecta a bancos o gestoras, sino también a aseguradoras), con controles más estrictos sobre el riesgo pero también con la necesidad de hacer frente a sus obligaciones. Todo un reto en un entorno de tipos bajo mínimos en el que los activos con bajo riesgo, los bonos públicos, ofrecen retornos raquíticos.
Por todos estos factores, Iaccarino considera que la búsqueda de rentas es un tema de largo plazo, además animado por dos factores más cíclicos: el escenario de tipos de interés (que ofrece menores rentas al ahorro que en el pasado) y el alto desempleo existente, que hace más atractiva esta estrategia. “El tema del “income” es muy popular en un escenario de tipos bajos pero es una tendencia que perdurará en el largo plazo”, resume.
Estrategia flexible centrada en la renta variable
En un principio las estrategias de rentas se centraban en la renta fija y en el cupón como fuente fundamental de ingresos, pero la evolución de los tipos a la baja y el menor yield que se puede encontrar en el activo han ido empujando las carteras a adoptar un perfil más mixto o centrado en la renta variable. En Japón, por ejemplo, se ha creado el Nikei 400, un nuevo índice orientado al a las rentas para los fondos de pensiones, que están reduciendo su exposición a renta fija y aumentando la variable. “Aunque los cambios no vendrán de la noche a la mañana, hay signos de que hay una mayor conciencia” sobre la necesidad de cambio.
Desde Pioneer consideran que es posible generar rentabilidades suficientes con un fuerte control de riesgo acorde con las exigencias normativas, a través de estrategias más flexibles que pueden ir cambiando su asignación en función de la situación de mercado. El fondo que gestiona Iaccarino, Pioneer Funds-Global Equity Target Income, se centra en la renta variable frente a la deuda porque considera que es un activo que, además de rentas, ofrece un potencial de apreciación del capital, entre otros motivos. “Las acciones suelen ofrecer mayor “income” que los bonos, mejores características en términos de riesgo de duración (porque los dividendos suben con la inflación) y mejor calidad crediticia”, explica. “Se olvida a menudo que el precio de los bonos puede caer y que se puede perder en el activo en términos reales debido a la inflación: también se puede perder en renta fija, un activo con drawdowns de hasta el 40%-50%”, recuerda.
Ante el miedo a invertir en renta variable, explica que no hay que perder de vista el largo plazo y tener en cuenta el factor temporal a la hora de invertir, junto al riesgo y la rentabilidad: “Se continúan analizando las inversiones en términos de riesgo y rentabilidad pero es necesaria una tercera dimensión para acercarnos a los mercados: el horizonte temporal”. ¿La razón? “Solo se sufren pérdidas si se está obligado a vender en un momento malo de mercado pero, si no es así, las caídas pueden suponer grandes oportunidades”, explica.
¿Y las valoraciones?
Con respecto a las valoraciones, reconoce que la renta variable cotiza cerca de sus máximos históricos y en algunos casos puede estar cara, pero matiza que “en los anteriores picos de mercado hubo grandes caídas porque había alternativas a la renta variable, y una de ellas era la renta fija. Pero ahora no hay opciones”. Además, aunque las acciones que ofrecen dividendos estén caras, eso solo es un hecho si la rentabilidad por dividendo cae, algo que no ocurre porque suele mantenerse bastante estable.
Con todo, reconoce que “en algunos lugares y sectores, como en EE.UU. y ante los efectos de los QE de los últimos años, hay algunos problemas de valoración y algunos nombres están sobrevalorados en términos relativos”. Por eso, su estrategia en el país no se centra actualmente en nombres con altos dividendos -debido a sus precios y también debido a que cuando empiecen a subir los tipos esos nombres podrían sufrir-: en lugar de eso, invierte en nombres con dividendos medios y sostenibles, e incrementan esa rentabilidad de forma artificial con futuros (calls). “En EE.UU. el sesgo de la inversión es hacia nombres con un dividendo sostenible”, asegura.
Pero ese problema de valoraciones no se da en Europa, donde la estrategia sí puede permitirse invertir en nombres con altos dividendos y ser más agresiva. “Sobreponderamos Europa, hay una oportunidad”, asegura, pues se conjugan factores como unas políticas fiscales menos austeras que en el pasado, más apoyo monetario del BCE, la recuperación de los beneficios empresariales –y su calidad- y las ventajas de una divisa más débil: “Todo juega a favor”, los factores estructurales y cíclicos. Aunque en el pasado han jugado sobre todo nombres de la Europa periférica frente a la core, ahora sus posiciones están más equilibradas, pues aprovecharon para comprar Alemania en un momento en que el mercado quedó barato.
En el mundo emergente, y aunque en el pasado la cartera sí tuvo algunos bancos chinos, el gestor no se encuentra cómodo por el momento y espera potenciales tensiones cuando la Fed empiece a subir tipos. Con todo, reconoce que la tendencia de mejora de las políticas de dividendos es global, también en estos mercados, aunque aboga por poner en perspectiva sus rentabilidades con el riesgo país. De ahí que, por el momento, su cartera se concentre en Europa, EE.UU. y Japón, que ofrecen rentabilidades por dividendo medias del 4%-4,5%, 3%-3,5% y 3,5%, respectivamente.
Rentas del 7%
Su fondo, con entre 60 y 70 nombres, pretende distribuir una renta total anual del 7% (dos tercios de la cual se explican por los dividendos de las accionesy un tercio a la prima de las opciones). Y con una volatilidad reducida, que se debe a que los nombres con dividendos suelen tener un crecimiento de beneficios más estable que el resto y sus múltiplos suelen ser menos volátiles.
Otra de las claves que explica su baja volatilidad es la diversificación de la cartera. “No invertimos solo en valores con un mínimo de rentabilidad por dividendo, porque así estaríamos muy sesgados en algunos sectores o países y tendríamos muy poco peso en otros. Nuestro umbral es relativo y buscamos los mejores nombres dentro de cada región y sector”, afirma. Eso explica que tengan posiciones en el sector financiero, e incluso en algunos bancos como Santander y BBVA en España o Intesa en Italia, aunque prefieren las aseguradoras.
También inversión oportunista
El gestor invierte entre el 80% y el 90% de la cartera en esos nombres con altos dividendos, que presentan oportunidades de crecimiento y en la estructura de opciones. Pero, más allá de esa parte core, entre un 10% y un 20% se dirige a inversiones “satélite” y oportunistas, como por ejemplo compañías que presentan buenas oportunidades de apreciación del capital aunque no necesariamente paguen dividendos en el presente: “Pueden convertirse en las historias del mañana”, afirma. Como ejemplos, Apple, HP o Starbucks.