Los últimos meses han sido preocupantes para las empresas europeas expuestas a las energías renovables de Estados Unidos. En sus 100 primeros días al frente del país, Trump ha dejado claro su escepticismo hacia la tecnología, al mismo tiempo que su empeño en recuperar los empleos y la producción de las minas de carbón. Incluso aunque sus puntos de vista no sean compartidos en el Viejo Continente, varias grandes empresas europeas tienen una presencia considerable en Estados Unidos.
Sin ir más lejos, Alken AM recuerda que tras su fusión con Siemens, Gamesa tendrá una cuota de mercado en Norteamérica superior al 20% y la región representará el 28% de su volumen de ventas. En el lado de las utilities, Iberdrola y EDP –a través de su división de energías renovables EDPR– generarán allí un 8% y un 15% de su ebitda, respectivamente.
Estados Unidos dirige un complejo esquema de crédito tributario que fue puesto en marcha por la administración Obama y que está siendo criticado por la actual administración. Aunque la llegada de Trump a la presidencia elevó las preocupaciones, el consenso de analistas estima que el esquema va a continuar en su forma actual. “Esto significa que la demanda de turbinas eólicas seguirá siendo impulsada por créditos fiscales a la producción hasta su vencimiento en 2020. También significa que el oleoducto de Iberdrola y EDPR está fuera de peligro. Lo que suceda después de esta etapa sí es incierto”, explican los expertos de la firma fundada por Nicolas Walewski, gestor del fondo Alken European Opportunities.
La estrategia de Alken acumula una rentabilidad del 10,44% en lo que va de año. Esto supone una de las mejores rentabilidades de su categoría, batiendo al índice en más de un 4%.
Alken recuerda que para determinar la demanda futura, el precio del gas estadounidense, junto con el coste de los aerogeneradores, es casi tan importante como la política del gobierno. Además, dice, los incentivos a los créditos fiscales tienen un fuerte apoyo republicano dada la ganancia económica que traen a los estados donde se implementan. Lo que parece probable en esta etapa es que las energías renovables seguirán creciendo en EE.UU. más allá de 2020, pero probablemente a un ritmo más lento.
Los principales factores que influyen en el futuro del sector europeo de las energías renovables serán la capacidad de las empresas europeas de financiar los proyectos en función de las tasas de interés y del riesgo percibido, obtener una rentabilidad decente y llegar a depender menos de los subsidios gubernamentales.
“Las energías renovables europeas, especialmente los parques eólicos offshore de rápido crecimiento también se ven afectados por las políticas locales. Se espera que la reciente introducción de las subastas tenga un impacto importante en los precios en toda la cadena de valor. En este sistema, la oferta más baja gana y se espera que esto haga que la energía renovable sea más asequible”, apunta la gestora.