Los republicanos retienen el control del Senado pero los demócratas se hacen con la Cámara de Representantes: así queda el panorama político tras las elecciones legislativas celebradas ayer en Estados Unidos, de forma que el mandato de Trump estará entorpecido por los demócratas. Y es que el Senado seguirá en manos republicanas, si bien la agenda legislativa del presidente puede verse afectada por la pérdida de la cámara de los representantes, creando incertidumbre especialmente en dos frentes, el comercio exterior y las relaciones internacionales, y también con potenciales consecuencias negativas en el crecimiento del país y en la aversión al riesgo de los inversores. Sin embargo, otros analistas y gestores destacan la parte positiva de la ecuación: el bloqueo creará una situación de menor riesgo político que beneficiará a los inversores.
Para los expertos, y aunque la división del Gobierno no supone novedad en el país y era esperada, la derrota republicana en la Cámara puede traer consecuencias –por ejemplo, las investigaciones sobre la intrusión de Rusia en las elecciones se podrán retomar con más firmeza, y la declaración de la renta del presidente podrá salir a la luz-. “Un gobierno dividido no es algo nuevo para EE.UU. Durante cincuenta años a lo largo del último siglo, demócratas y republicanos se han repartido la presidencia, la Cámara de Representantes y el Senado. No obstante, la situación actual supone que el gobierno mostrará una profunda división en los próximos dos años”, comenta Vincent Reinhart, economista jefe de Standish, parte de BNY Mellon IM. “El liderazgo demócrata en la cámara baja pondrá en marcha diferentes comités para investigar el comportamiento del presidente, cuestionar nombramientos y presionar a los responsables de las agencias gubernamentales para que frenen sus esfuerzos desregulatorios. Sin olvidarnos de la publicación de las declaraciones de la renta del presidente Trump, una medida que sin duda dará pie a titulares negativos y provocará el rechazo de la Casa Blanca”, asegura.
El economista explica que será difícil que se aprueben leyes porque ni el Congreso ni el presidente querrán darle una victoria a la otra parte. Pero Aaron Anderson, vicepresidente senior de Análisis de Fisher Investments, ve como ventaja la minimización del riesgo político ante el bloqueo, que podría beneficiar a la renta variable: “A menudo, el hecho de acabar con las elecciones resulta más importante para los mercados que el propio resultado. Los ciclos de las campañas electorales alimentan una incertidumbre que inquieta a los inversores. Es probable que el nerviosismo generado por las elecciones de este año contribuyese a la reciente debilidad del mercado. La legislación se ralentizó en el Congreso antes de los midterms (elecciones a mitad de legislatura en EE.UU.). En este momento, con los demócratas controlando la Cámara de Representantes, los republicanos aumentando su mayoría en el Senado y el presidente Trump en la Casa Blanca, resultará prácticamente imposible aprobar cualquier medida que sea remotamente polémica. Esta situación pondrá nerviosas a muchas personas, pero los mercados estarán encantados, ya que podrán contar con un largo periodo de mínimo riesgo político y esto debería beneficiar a las acciones”.
También para los estrategas de State Street GA, el estancamiento político se percibe como positivo a corto plazo.
«Independientemente del resultado de las elecciones, la espiral de polarización en Estados Unidos continuará. A partir de ahora, Donald Trump hará todo lo que esté en su mano para ganar un segundo mandato en las elecciones presidenciales dentro de dos años. Es poco probable que cambie el estilo político”, destacan en el Instituto Flossbach von Storch.
“Trump ahora se encuentra en una posición no intuitiva”, dice James Athey, gestor de Aberdeen Standard Investments. “Lo que más le importa es su base electoral doméstica, aunque los resultados ahora hacen que tenga que centrar su energía fuera del país para mantener a los electores contentos. Esto implica que necesita encontrar un equilibrio. La Guerra comercial ya está dañando a las compañías, en muchas de las cuales trabajan sus votantes. Así que necesita agitarlos más allá de la frontera de los Estados Unidos, con cautela, no sea que sus votantes se preocupen de que sus políticas los están perjudicando. Esto podría implicar un intento de buscar un acuerdo con China, que ahora realmente parece necesario para trazar una línea debajo de la reciente debilidad económica”, explica.
Para Christophe Bernard, Chief Strategist Vontobel, el resultado de las elecciones de mitad de mandato no altera las estimaciones de crecimiento e inflación para los Estados Unidos y la economía mundial. “Es difícil que se produzca un cambio en la política comercial y fiscal del presidente Trump en 2019. El congreso dominado por los demócratas no tiene poder para revertir de forma significativa las políticas. Es más, el camino hacia la desregulación será difícilmente revertido o paralizado”, añade.
¿Un menor crecimiento?
Con todo, son varias las voces que hablan de un menor crecimiento potencial en el país. Ian Heslop, responsable de renta variable global y gestor del Merian North American Equity Fund, y Nick Wall, co-gestor del Merian Strategic Absolute Return Bond Fund, de Merian Global Investors, resaltan que los resultados de las elecciones siempre tienen importancia en el mercado de valores y advierten de un menor crecimiento: “La victoria de los demócratas se esperaba en gran medida, y se había descontado. Es probable que los planes del presidente Trump de nuevos recortes de impuestos queden archivados, pero también aumentan la posibilidad de una paralización. Asimismo, las expectativas de crecimiento económico de Estados Unidos deberían reducirse, ya que es poco probable que veamos más estímulos fiscales”, explican.
Nick Watson, gestor de fondos del equipo multiactivo de Janus Henderson, advierte también de potenciales consecuencias negativas: “La capacidad de Trump de proporcionar mayores niveles de estímulos a la economía estadounidense y a los mercados mayores se verá limitada en los próximos dos años. Sus recortes de impuestos y medidas de expansión fiscal han impulsado la actividad económica y los mercados”, recuerda.
También lo creen en Standish, donde señalan que el resultado perjudica la actividad económica en dos sentidos: “En primer lugar, la incertidumbre sobre las políticas económicas frena claramente la toma de decisiones en el sector privado, y tanto los empresarios como los inversores no estarán seguros de qué dirección tomarán a partir de ahora la legislación y la regulación y, algo importante, si las rebajas fiscales aprobadas en 2017 se derogaran en 2021. Es probable que la inversión empresarial se paralice, sobre todo en un sector intensivo en capital como el energético, donde las diferencias políticas entre demócratas y republicanos son especialmente acusadas”. Y, en segundo lugar, si el presidente se muestra aún más firme en sus posiciones sobre comercio internacional e inmigración, existe el riesgo de que los aranceles y las restricciones provoquen un shock de costes para la economía estadounidense. “La combinación de estos dos aspectos se traducirá en un lento crecimiento económico que probablemente obligue a la Reserva Federal a rebajar sus intenciones con respecto a las subidas de tipos y que fomentará una mayor aversión al riesgo entre los inversores”.
¿Tipos más altos o tipos más estables?
Pero para Alex Fusté, economista jefe de Andbank, el resultado traerá todo lo contario: unos tipos más estables: “La parte positiva del resultado es que en ausencia de grandes cambios legales que supongan un estímulo fiscal, los tipos de interés (cortos y largos) debieran ahora mostrar una senda más estable. Es decir, el repunte en las tasas del Treasury 10 no debería suponer ya una preocupación (o al menos, una menor). Esto es importante pues la tasa de interés en el UST10 ha venido siendo una gran preocupación para los inversores. Creo que podemos decir hoy que una pausa en el estímulo fiscal resultará en un mejor anclaje de expectativas de precios para la Fed y los inversores, resultando en un comportamiento más moderado en tipos a corto y a largo. Y eso es bueno”, dice.
Frank Thormann, gestor de renta variable multi regional en Schroders, cree que la política futura requerirá de mucho mayor apoyo de los dos partidos, lo que supone “un cambio dramático con respecto al os dos últimos años”. Un impacto inmediato, explica, es “es una menor probabilidad de más estímulos monetarios”.
Aunque en negativo cree que el resultado podría afectar a medidas pro-mercado, Fusté también en positivo destaca que parece improbable que el afán regulatorio recobre importancia. “Esto es importante pues el descenso reciente en la presión normativa nos ha dejado en un entorno aún favorable para la inversión, y ese es hoy nuestro punto de partida. Por el contrario, una victoria de los demócratas en ambas cámaras hubiera supuesto el retorno de la apetencia normativa”. En comercio y política exterior, cree que podríamos ver pasos favorables a mercados en estas dos áreas.
También en positivo, Mona Mohajan, estratega de inversión de EE.UU. de Allianz Global Investors, cree que a los mercados les puede gustar este resultado: “La agenda pro-crecimiento del presidente probablemente se mantendrá en su lugar: reforma fiscal y desregulación. Sin embargo, las posibilidades de una mayor reforma y desregulación fiscal son ahora escasas”, matiza. En su opinión, las disputas comerciales del presidente continuarán a través de una orden del poder ejecutivo: “Si bien es posible que escuchemos un mayor rechazo vocal sobre cualquier alcance comercial por parte de la nueva Casa Demócrata, hay poco que puedan hacer sin el apoyo bipartidista en el Congreso”. Y cree que habrá ciertos sectores que se verán beneficiados, como el de infraestructuras (ambos partidos habían indicado que quieren desarrollar un programa de infraestructuras), si bien otros podrían sufrir, como el de las famacéuticas (“tanto el presidente Trump como los demócratas favorecen los precios más bajos de los medicamentos, lo que puede ayudar al consumidor y a parte de su base de clase media, pero perjudicará a ciertas compañías farmacéuticas”) o el de defensa.
Jeff Schulze, director de estrategia de Clearbridge (filial de Legg Mason), explica que el S&P 500 debería seguir al alza durante el resto del año y también en 2019. “La perspectiva de una recesión en EE.UU. está por debajo de nuestro horizonte”, aunque advierte de que el cambio en el liderazgo del Congreso podría llevar a una mayor volatilidad para los mercados, sobre todo en lo que se refiere a los techos de deuda del Gobierno.