2021, al igual que 2020, se está viendo afectado por la pandemia del COVID-19. Los gobiernos de todos los países y las empresas del sector privado se están centrando en los ritmos de vacunación y en activar o fomentar la recuperación económica. Sin embargo, desde HSBC advierten de que la emergencia climática continúa y se mantiene como uno de los principales retos del futuro.
No obstante, esta tendencia vuelve a cobrar importancia a nivel global, ya que un gran número de países e instituciones están contribuyendo a alcanzar diversos compromisos climáticos. Este reto solo puede afrontarse de forma coordinada y con la cooperación tanto de las empresas e instituciones como de las personas a título individual. En este contexto, desde HSBC trabajan para movilizar al sistema financiero en la toma de medidas y adopción de criterios para ser más sostenibles y combatir en la lucha contra el cambio climático. En este sentido, el banco ha impulsado diversas iniciativas, como el lanzamiento en 2020 de HSBC Pollination Climate Asset, que pretende ser el mayor gestor de capital natural del mundo, o la donación de 100 millones de dólares de capital filantrópico entre 2020 y 2025 para hacer viables las nuevas soluciones climáticas.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) se celebrará en noviembre de 2021 en Glasgow, y será un momento clave para que los distintos gobiernos a nivel global puedan fijar ambiciosos objetivos de transición hacia emisiones cero. HSBC ha identificado cinco tendencias que dominarán el período previo a este evento y que esperan que experimenten una fuerte consolidación en los próximos años.
Cinco tendencias medioambientales
En primer lugar, deben ser visibles los esfuerzos diplomáticos para abordar este asunto. Los tres grandes bloques económicos mundiales (Estados Unidos, Unión Europea y Asia) tienen que superar sus diferencias para impulsar medidas concretas. En este sentido, la compañía ha observado como se han producido ciertos avances desde el comienzo del año. El nuevo presidente de EE.UU., Joe Biden, ha dado un giro a la política del país y se ha comprometido, junto a China, a colaborar en la lucha contra el cambio climático. Los gobiernos de ambas potencias han prometido reducir la emisión de gases invernadero, adoptando medidas específicas y más ambiciosas a lo largo de la década. Asimismo, desde España se están impulsando medidas más sostenibles y, hace apenas unas semanas, se aprobó la primera ley para luchar contra el calentamiento global.
En segundo lugar, fomentar la reducción de las emisiones de carbono, poniendo la sostenibilidad en el centro del negocio. Las oportunidades de transición están empezando a acelerarse, especialmente en las industrias donde el volumen de emisiones es alto y difícil de reducir. Sin duda, la evolución a una economía nivel cero-neto de emisiones presenta una oportunidad única para construir un entorno más sostenible, resistente y próspero. Este futuro depende de la financiación y la inversión a gran escala.
En tercer lugar, el aumento de la rentabilidad. Los inversores tienen un creciente apetito por las finanzas sostenibles. Esto se debe en gran medida a la mayor presión de las partes interesadas, pero sobre todo a las expectativas por obtener una mayor rentabilidad. Por ejemplo, el mercado de bonos verdes, en el que HSBC participa, ha mostrado su fortaleza durante los tres primeros meses del año con una emisión de 210.000 millones de euros, lo que además supone un récord trimestral y 3,5 veces más que el año anterior. Actualmente, el total de bonos verdes y sostenibles en circulación alcanza la cifra de 1,2 billones de euros, un aumento del 20% en relación con finales de 2020.
Otra tendencia a considerar es el papel cada vez más importante de las soluciones basadas en la conservación de la naturaleza. La protección de los entonos naturales y ecosistemas específicos también está cobrando un papel protagonista. Al almacenar “carbono azul”, los manglares, las hierbas marinas y las marismas son capaces de absorber el dióxido de carbono de la atmósfera varias veces más rápido que los bosques en tierra firme, contribuyendo a limitar el aumento de la temperatura global. Esto puede lograrse en parte mediante la innovación de productos financieros. Con el apoyo del Banco Mundial, en 2018 las Seychelles se convirtieron en el primer país del mundo en emitir un bono “azul”, cuyos ingresos se reservan para la conservación marina. En 2019, HSBC fue el único gestor principal del bono azul de 200 millones de euros del Banco Mundial.
Por último, y no menos importante, la transición debe ser justa. En el contexto actual, existe la oportunidad de utilizar la COP26 como catalizador tanto para abordar el cambio climático como para reconstruir la economía mundial sobre una base más sólida y próspera. Se debe asegurar una transición justa, que proteja el empleo, fortalezca las comunidades y ayude a las economías vulnerables, ya que no basta con reducir las emisiones sin proteger el bienestar social.
HSBC recalca que el futuro sigue lleno de retos y desafíos en lo que al clima y prosperidad económica se refiere. La COP26 brinda la oportunidad de, como sociedad, fijar una hoja de ruta clara para poner solución a estos problemas y profundizar en estas tendencias climáticas.