“Ahora que las bajas expectativas sobre esta clase de activo están descontadas en las valoraciones y se reflejan en las previsiones explícitas del mercado, puede que haya llegado el momento de aumentar las posiciones en acciones europeas”. Así piensa Paras Anand, responsable de renta variable europea de Fidelity en su análisis sobre los factores que van a mover los mercados bursátiles de la región. Este experto cree que probablemente nos encontremos al final de la conocida fase de “esperanza” del ciclo bursátil, que surge cuando las inquietudes que caracterizan a los mercados bajistas finalmente desaparecen y los actores del mercado ponen sus ojos en la recuperación.
Si estamos en «el fin del principio», ¿qué factores caracterizarían a la siguiente fase de las rentabilidades de la bolsa europea?, se pregunta Anand. “Merece la pena poner de relieve, para empezar, cómo no van a ser probablemente. El próximo año no ofrecerá muchos motivos de alegría en lo que respecta a la recuperación económica o la estabilidad política de Europa. Lo más probable es que estemos en todo momento rodeados de asuntos que amenacen con sumir a la región en otra crisis, siendo el denominador común el auge de los intereses nacionales”.
Aunque los problemas que han empañado los mercados en fechas recientes (el conflicto en Ucrania y la postura cada vez más aislacionista de Rusia, la frágil situación política de Grecia y la posibilidad de que el Reino Unido abandone la UE) parecen muy diferentes por su naturaleza y sus consecuencias, todos comparten esta misma raíz, estima el experto de Fidelity. “Tengo la sospecha de que la prolongada marea de globalización y reducción de las barreras nacionales ha dado paso a una fase de «reflujo», marcada por una sensación de subversión de los intereses nacionales que desencadenará continuos problemas para los sistemas políticos establecidos, y que dicha fase podría acompañarnos durante más tiempo del que muchos prevén”.
Renovación empresarial
Esta afirmación nos lleva hasta el punto del que espero que provengan las buenas noticias para los inversores., afirma. El escenario anterior, que indudablemente se extiende más allá de Europa y al conjunto de los mercados desarrollados, dará forma a la visión general de la demanda que manejarán las empresas. Ante un entorno de demanda final incierto, pero con riesgos extremos contenidos, el nivel de actividad corporativa que hemos visto en 2014 probablemente continúe o incluso aumente durante los próximos años a medida que los equipos directivos intenten impulsar las rentabilidades para el accionista a través de la consolidación sectorial y, muy importante, de la reorganización de su cartera de negocios.
Es este segundo aspecto el que, en su opinión, ha sido el cambio más significativo y el más pasado por alto en 2014. “Durante 2015 creo que veremos las primeras pruebas de esta renovación empresarial en los parámetros económicos no solo de las empresas individuales, sino también de los sectores a los que pertenecen. Dado que esta actividad transformadora probablemente sea gradual, los inversores podrían empezar a prestarle más atención durante el transcurso del año”, apunta.
Obstáculos adicionales
Existen otros dos factores que podrían provocar que se supere el bajo nivel actual de crecimiento de los beneficios en las empresas europeas, a pesar del difícil trasfondo económico y político son para Fidelity la debilidad continuada del euro, sobre todo frente al dólar, y el posible efecto derivado de una reducción general de los costes de producción para las empresas con gran poder de fijación de precios.
En otras palabras, “la próxima fase de las bolsas europeas estará caracterizada en gran medida por factores específicos de las empresas, en detrimento de los factores de análisis descendente (macroeconómicos y políticos), aunque estos últimos seguirán siendo un motivo de inquietud”, concluye.