Como cada año, Larry Fink, CEO de BlackRock, ha publicado su carta a los accionistas de la compañía. Sus palabras han sido una reflexión sobre el cambio de paradigma que vive el mundo y las consecuencias que tiene para los inversores, donde la guerra que Rusia ha iniciado contra Ucrania ha centrado gran parte de su misiva.
“Las ramificaciones de esta guerra no se limitan a Europa del Este. Se suman a una pandemia que ya ha tenido profundos efectos en las tendencias políticas, económicas y sociales. El impacto repercutirá durante décadas de formas que aún no podemos predecir”, ha advertido en los primeros párrafos de su carta. En su opinión, la principal consecuencia es que la invasión rusa de Ucrania ha puesto fin a la globalización que hemos vivido en las últimas tres décadas.
En este sentido ha explicado que hemos pasado de un entorno en el que Rusia, tras el fin de la Guerra Fría, fue incluida en los mercado internacionales a un contexto en el propio sistema ha aislado y establecido una “guerra económica” en su contra. “El mundo se benefició de un dividendo global de la paz y de la expansión de la globalización. Estas fueron poderosas tendencias que aceleraron el comercio internacional, expandieron los mercados de capital globales, aumentaron el crecimiento económico y ayudaron a reducir drásticamente la pobreza en las naciones de todo el mundo”, argumenta.
Y añade: “Fue durante esta época cuando empezamos, hace 34 años, a construir BlackRock. Vimos que el aumento de la globalización y el crecimiento de los mercados de capitales alimentaban la necesidad del tipo de gestión de activos basada en la tecnología que creíamos que podíamos aportar a nuestros clientes. Creíamos que el mundo se uniría más. Y lo hemos visto. Sigo creyendo a largo plazo en los beneficios de la globalización y en el poder de los mercados de capitales mundiales. El acceso al capital global permite a las empresas financiar el crecimiento, a los países aumentar el desarrollo económico y a más personas experimentar el bienestar financiero. Pero la invasión rusa de Ucrania ha puesto fin a la globalización que hemos vivido en las últimas tres décadas. Ya habíamos visto cómo la conectividad entre las naciones, las empresas e incluso las personas se veía afectada por dos años de pandemia. Ha hecho que muchas comunidades y personas se sientan aisladas y miren hacia dentro. Creo que esto ha exacerbado la polarización y el comportamiento extremista que estamos viendo en toda la sociedad actual”.
Según refleja en su carta, ahora el escenario es radicalmente diferente: “Como escribí en mi carta a los directores generales a principios de este año, el acceso a los mercados de capitales es un privilegio, no un derecho. Y tras la invasión de Rusia, vimos cómo el sector privado puso rápidamente fin a relaciones comerciales y de inversión de larga duración”. En su opinión, estas medidas adoptadas por el sector privado demuestran el poder de los mercados de capitales: cómo los mercados pueden proporcionar capital a quienes trabajan de forma constructiva dentro del sistema y con qué rapidez pueden negárselo a quienes operan fuera de él.
Las consecuencias de la invasión a Ucrania
En su opinión, la agresión de Rusia en Ucrania y su posterior desvinculación de la economía mundial va a impulsar a empresas y gobiernos de todo el mundo a reevaluar sus dependencias y a reanalizar sus huellas de fabricación y montaje, algo que la pandemia del COVID-19 ya había impulsado a muchos a empezar a hacer. “Y aunque la dependencia de la energía rusa está en el punto de mira, las empresas y los gobiernos también analizarán más ampliamente su dependencia de otras naciones”, matiza.
Además, Fink analiza tres ámbitos más donde el impacto de este conflicto también llega: la transición energética, la inflación y los bancos centrales, y la aceleración de las monedas digitales. Sobre el primero de estos aspectos, la transición energética, cabe destacar una reflexión: “A largo plazo, creo que los recientes acontecimientos acelerarán el cambio hacia fuentes de energía más ecológicas en muchas partes del mundo. Durante la pandemia, vimos cómo una crisis puede actuar como catalizador de la innovación. Empresas, gobiernos y científicos se unieron para desarrollar y desplegar vacunas a gran escala en un tiempo récord”.
En lo que respecta a la inflación y el papel que jugarán los bancos centrales, Fink sostiene que las instituciones monetarias están sopesando decisiones difíciles sobre la rapidez con la que deben subir los tipos. “Se enfrentan a un dilema al que no se habían enfrentado en décadas, que se ha visto agravado por los conflictos geopolíticos y las consiguientes perturbaciones energéticas. Los bancos centrales deben elegir entre vivir con una inflación más alta o ralentizar la actividad económica y el empleo para reducir la inflación rápidamente”, afirma en su carta.
Por último, el CEO pone el foco en las monedas digitales, sobre las que comparte su perspectiva: un mayor impulso. “La guerra impulsará a los países a reevaluar sus dependencias monetarias. Incluso antes de la guerra, varios gobiernos pretendían desempeñar un papel más activo en las monedas digitales y definir los marcos reguladores bajo los que operan”.
En su opinión, un sistema global de pagos digitales, cuidadosamente diseñado, puede mejorar la liquidación de las transacciones internacionales, reduciendo al mismo tiempo el riesgo de blanqueo de dinero y corrupción. “Las monedas digitales también pueden ayudar a reducir los costes de los pagos transfronterizos, por ejemplo cuando los trabajadores expatriados envían sus ingresos a sus familias. A medida que vemos el creciente interés de nuestros clientes, BlackRock está estudiando las monedas digitales, las stablecoins y las tecnologías subyacentes para entender cómo pueden ayudarnos a servir a nuestros clientes”, indica.
BlackRock y su negocio
Por último, en lo que respecta a la gestora, el CEO ha subrayado su visión a largo plazo al invertir en nuestro propio negocio. “El año pasado, BlackRock registró el mayor crecimiento orgánico de su historia, incluso cuando nuestros activos gestionados alcanzaron nuevos máximos. Generamos 540.000 millones de dólares de entradas netas en 2021, lo que representa un crecimiento orgánico récord del 11% de las comisiones base. Es importante destacar que nuestro crecimiento fue más diversificado que nunca. Nuestra plataforma activa, incluyendo las alternativas, contribuyó con 267.000 millones de dólares de entradas netas, lo que representa casi la mitad de las entradas netas totales. Los ETFs siguieron siendo un importante motor de crecimiento, con entradas netas récord de 306.000 millones de dólares. Y nuestros ingresos por servicios tecnológicos crecieron un 12%, alcanzando los 1.300 millones de dólares”, ha señalado para ilustrar la marcha del negocio.
En este sentido, en 2021, BlackRock logró un crecimiento de los ingresos del 20%, un crecimiento de los ingresos de explotación del 19% y un crecimiento del 16% del BPA.