La economía española está dando signos de recuperación pero los pilares de esa tendencia alcista han cambiado. Para Gonzalo Lardiés, gestor de renta variable ibérica de Banco Madrid Gestión de Activos, las bases del crecimiento de las compañías están sufriendo un cambio estructural. “La historia del crédito forma parte del pasado y nos iremos adaptando a un modelo en el que primará la competitividad de las compañías y su capacidad de mejorar sus resultados y márgenes”, explica en una entrevista con Funds Society. El gestor analiza estas características a la hora de escoger sus inversiones porque cree que la economía española está viendo la luz al final del túnel sin que se haya producido una vuelta al crédito, es decir, que hay otros motivos.
“Hay entidades que han sobrevivido a años muy difíciles, reduciendo sus costes, aumendo márgenes, haciéndose más competitivas en el mundo emergente o buscando nichos de mercado concretos. Compañías que en algunos casos, a pesar de vender menos, han aumentado sus márgenes y beneficios, se han hecho más eficientes. Ésos son los nombres que tienen potencial a medio y largo plazo”… pero hay que buscar caso por caso, defiende. Lardiés cita compañías con ventajas competitivas, compañías industriales, que producen bienes de equipos o manufacturas, o farmacéuticas que están aumentando sus exportaciones. “El entorno les ha obligado a hacer sus deberes y, aunque aún quedan ajustes importantes como el del sector energético, algunas ya han mejorado mucho”.
Él no juega la recuperación económica a través de firmas muy ligadas al ciclo, sino de otras menos ligadas al mismo (“el entorno global no se puede controlar”, dice) pero que son eficientes y productivas.Viscofan, Grifols, Gamesa, Dia o farmacéuticas como Rovi o Almirall son algunos ejemplos de lo que el gestor considera compañías atractivas bajo estos parámetros y referente para otras que deberían surgir en el futuro bajo las nuevas premisas macroeconómicas que vislumbra.
Los bancos, fuera del epicentro
De su lista excluye a los bancos, que cree que tendrán menor peso que en el pasado en un modelo de crecimiento con menor protagonismo del crédito. “La inversión extranjera en el sector inmobiliario y financiero ayudará a estabilizar el sector pero otra cosa es que lo haga rentable. Pueden mejorar sus márgenes pero una vez se agote el efecto de las menores provisiones la mejora será limitada. Quitando ese factor, en los próximos dos o tres años no veo crecimiento en el sector”. Y es que, en el nuevo entorno que vislumbra, el sector financiero tendrá que reinventar sus palancas de crecimiento. De hecho, cree que la tradicional vinculación entre macroeconomía y bancos se irá rompiendo en la medida en que se relaje el lazo del crédito. “En Estados Unidos y Reino Unido ya hay recuperación pero los bancos no están en la mejor situación”.
Es más, para Lardiés, “el sector que provoca una crisis no es el que te saca después de ella”, mencionando el ejemplo de las puntocom. Por eso, a dos o tres años vista, ve más potencial en Telefónica que en los dos grandes bancos españoles, y solo juega el sector de forma táctica (tuvo Popular o Bankinter en el pasado en cartera) pero no estratégica. En definitiva, defiende que, mejor que vía bancos, habría que jugar la recuperación económica a través de compañías que ganan en eficiencia y que se beneficiarán del aumento del consumo en España.
Potencial en small caps
A pesar de las recientes subidas en bolsa nacional, el gestor ve un gran potencial en las pequeñas firmas españolas. En primer lugar porque ha entrado mucho capital en el mercado bursátil vía ETF, lo que ha hecho subir al Ibex pero no a todo el mercado continuo. “Si eres selectivo, aún queda mucho potencial en algunas compañías a largo plazo”, explica, de ahí que su fondo, que en los últimos años ha estado compuesto por entre 25 y 35 nombres, trate de nutrirse de algunos más para este periodo. Como ejemplo de nueva incorporación, señala Arcelor-Mittal, compañía más ligada al ciclo pero que empieza a estabilizarse tras purgar los excesos del pasado y mejorar en eficiencia. Y ahora el gestor, y tras el ejemplo de Gamesa (que vendió y siguió subiendo) se plantea menos vender cuando hay subidas y confía en sus posiciones. “Estoy incrementado el riesgo de forma gradual para recoger todo el potencial de subida del mercado”, dice.
Cautela con las valoraciones
A pesar de ese optimismo, Lardiés es cauto con las valoraciones, y cree que en algunos casos es difícil justificar las ratios de cotización a corto plazo y hay que buscar las razones en las expectativas que se tienen a tres años vista. Para Lardiés, la liquidez que hay en el mercado, que favorece la inversión en bolsa, podría provocar que el Ibex se fuera a 12.000 puntos, pero desde el punto de vista de los fundamentales, esas valoraciones obligarían a mirar varios años adelante para estar justificadas. En esos casos, considera que potenciales episodios de volatilidad podrían afectar negativamente. “Las cotizaciones se mantendrán si cumplen con los números previstos pero sufrirán ante la más mínima duda”, dice.
“El equilibrio es el paso previo y necesario para el desequilibrio y viceversa”, advierte. Y es que cree que el mercado ha sido extremo tanto en las caídas de los últimos años como en las recientes subidas, que han concentrado en unos meses lo que debería, en su opinión, haber ocurrido más despacio. “Los fondos han pasado de vender España a todo lo contrario”, dice. Lardiés defiende que en 2014 habrá que ser más selectivo, también por si la liquidez remite, aunque cree que el BCE podría seguir proporcionándola, si bien matiza que la situación es distinta a la de hace unos años y quizá ya no se necesite tanto empuje. Con respecto al tapering en EEUU, que cree que acabará produciendo en algún momento del próximo año, afirma que las dudas y el retraso hará que, con el tiempo, acaben pesando más los efectos negativos que las razones positivas que lo justifican.
El efecto Latam
Otro punto de cautela es Latinoamérica, aunque Lardiés no cree que afecte demasiado a las firmas españolas. En primer lugar, porque su peso en las exportaciones es mucho menor que el de Europa, y en segundo término, desde el punto de vista de las inversiones, porque España compensará la caída de los beneficios allí, al contrario de lo que pasó en 2008. “Si tuviera que comprar el negocio de Santander compraría más el negocio español que el latinoamericano”, apostilla.