Vuelve la volatilidad a los mercados. Desde 2016, no se veían caídas como las experimentadas en las últimas semanas de enero y a principios de esta semana; caídas que se han contagiado al resto de los mercados. Algunos analistas comparan el pasado lunes con el pre-crash de 1987. ¿En qué punto estamos?
Analizando lo ocurrido, las ventas masivas se han registrado puramente en los mercados de renta variable, con los bonos asumiendo un papel de refugio y con muy poca actividad en los mercados de divisas y con los bonos de mercados emergentes razonablemente poco afectados. Según Hartwig Kos, vice jefe de inversión de SYZ Asset Management, esto claramente es un indicador de que algo microestructural ha sucedido en los mercados de renta variable.
“La participación del trading algorítmico ha exacerbado probablemente los movimientos en los mercados de renta variable. Probablemente veremos más volatilidad en los próximos días. Pero si el libro de jugadas es como el de 1987, podría haber algunas buenas oportunidades de compra a la vuelta de la esquina”, señala Kos.
Para François Rimeu, responsable de Cross Asset de La Française AM, el debate hoy es si el aumento en la volatilidad del lunes despejó la baraja de posiciones cortas volátiles o si conducirá a una mayor compra de volatilidad para cubrir las posiciones implícitas de volatilidad a corto entre los inversores. Según explica Rimeau, “las estrategias sistemáticas pueden contribuir a mayores flujos de salida en los próximos días. Dicho esto, e incluso si los mercados siguen siendo volátiles a corto plazo, ha habido una divergencia enorme entre los sólidos fundamentales del mercados y los precios de las acciones en renta variable durante los últimos días. Pensamos que las actuales condiciones de mercado representan una oportunidad de compra”.
Esta corrección que hemos visto se produjo con volúmenes sustanciales, en total 11.500 millones de títulos negociados. Este es el mayor volumen desde los 12.400 millones tras la elección de Donald Trump. Pero, ¿por qué una corrección? Según explican desde Degroof Petercam AM, “la corrección se ha producido en el contexto del aumento de los tipos de interés –el bono estadounidense a diez años ha subido 40 puntos básicos desde el comienzo del año, desde el 2,4% hasta el 2,80%–. Esta tendencia alcista ha coincidido con signos de un crecimiento económico acelerado. Hemos visto a los inversores recoger beneficios tras un ascenso en el mercado que ha ocurrido casi sin ninguna corrección importante desde agosto de 2017”.
La sensibilidad del inversor
Las voces más expertas del mercado insiste en que no hay que entrar en pánico, simplemente la volatilidad se produce cuando los inversores aceptan un nuevo entorno económico y de inversión con tipos de interés más elevados y una inflación creciente.
El susto llega porque durante los últimos meses el mercado ha estado instalada en una cierta complacencia que incluso le ha llevado al inversor a cambiar su recepción del riesgo, incluso ha asumir activos de más riesgo y demandando estrategias alternativas que les permitan mayores rendimiento en el entorno actual. “Muchos inversores comenzaron a ver los precios de los mercados el único camino posible y se olvidaron de muchos de los riesgos y obstáculos estructurales que hay en el escenario actual. La inversión no se trata de certezas, y los inversores siempre deben buscar invertir para una variedad de resultados”, advierte Nick Clay, gestor de cartera del fondo BNY Mellon Global Equity Fund.
Además, la inquietud de los inversores también ha aparecido por primera vez en el mercado de bonos de Estados Unidos. En las últimas cinco semanas, el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años subió más de 30 puntos básicos hasta el 2,7%, un gran movimiento en poco tiempo.
Visión optimista
Ni un solo dato negativo ha provocado esta volatilidad. Tal y como explica Jared Franz, economista en Capital Group basado en Estados Unidos, “las ventas se aceleraron el viernes y el lunes debido a que el robusto crecimiento del empleo en Estados Unidos e incluso un mejor crecimiento de los salarios llevaron a muchos inversores a concluir que una inflación significativamente mayor podría estar a la vuelta de la esquina, lo que daría lugar a unos tipos más elevados. El fuerte aumento de los salarios del 2,9% anunciado el viernes supone la tasa de crecimiento más elevada desde 2009”.
Lukas Daalder, director de inversiones de Robeco Investments Solutions, insiste, “no hay necesidad de entrar en pánico por la corrección de los mercados”. Según su análisis, se trata de una corrección técnica, especialmente en las acciones que continuaron subiendo y subiendo sin ninguna razón. Insiste en que los inversores deben centrarse en los fundamentos económicos subyacentes, que siguen siendo positivos para las acciones a largo plazo, en lugar del drama inevitable que siempre traen las pantallas rojas. “No se tratade una situación de riesgo, porque la economía mundial está bien”, concluye.
Opinión que coincide con la de Gero Jung, economista jefe de Mirabaud Asset Management, “esta caída es pasajera. No hay riesgo de que Estados Unidos entre en recesión. Todo lo contrario, con un crecimiento esperado del 5% en el primer trimestre y unos balances sólidos de los hogares, las cifras resultan alentadoras”, apunta. Incluso, James Bateman, director de inversiones de Fidelity Multi Asset, afirma que «lo que hemos visto quizá sea la mayor muestra de salud real en los mercados en mucho tiempo». En su opinión la corrección ha servido para que algunos activos ajusten su precio a la realidad. «Sería más preocupante si los mercados no reaccionaran ante esto», argumenta.
“Pensamos que es una corrección temporal. Está pasando lo que tiene que pasar y es demasiado pronto para fundamentalmente desechar el gradualismo en la normalización de tipos y abrazar la tesis del ajuste desordenado”, afirma Javier Ortiz de Antiñano, analista de Fidentiis Gestión. En su opinión la velocidad a la que están tirando los tipos, el repunte en las expectativas de inflación, el fuerte rebote en los índices de volatilidad y la estocada del dato de ganancias horarias del pasado viernes en Estados Unidos proporcionan material suficiente para dejarse llevar por el pánico, por lo menos temporalmente.