En el mes de febrero, el presidente Donald Trump advirtió en su discurso sobre el Estado de la Unión que se debía resistir frente al impulso del socialismo, mientras que el senador Bernie Sanders dijo en el anuncio de su campaña que sus ideas son ahora mucho más convencionales de lo que eran en 2016. Según la percepción de Williams Adams, responsable de inversión de la división de renta fija global de MFS Investment Management, no es posible encontrar una publicación sin una lectura sobre la valoración del giro hacia la izquierda de los candidatos democráticos presidenciales. Parece que una idea se ha convertido en tendencia en un corto periodo de tiempo.
Algunos pueden argumentar que se trata de la evolución lógica de un sistema político bipartidista que se caracteriza por una creciente división. Los resultados de unas elecciones recientes favorecieron marcadamente a un partido político, por lo que quizás no deba ser una sorpresa ver al electorado moverse en una posición igualmente radical, pero opuesta. Bienvenido a la política global en un mundo polarizado.
Este es un buen ejemplo de la ventana de Overton, también conocida como la ventana del discurso. Describe como el nivel de aceptación de una idea política puede cambiar con el tiempo a medida que la “ventana” crece en respuesta a los cambios en la percepción pública. Las ideas y la política pública que alguna una vez fueron consideradas extremas pueden llegar a ser aceptables para los políticos y el público, a menudo en respuesta a opiniones opuestas cada vez más radicales.
El movimiento político hacia la izquierda en Estados Unidos y en otros lugares es en parte una respuesta a las crecientes diferencias en ingresos y riqueza. Mientras que indudablemente es un tema global, es particularmente pronunciado en Estados Unidos. Las ideas políticas promovidas para competir con las de la actual administración de Estados Unidos a menudo se presentan a través de la lente de la eficiencia de Pareto, es decir, cuando es imposible hacer que una parte mejore sin perjudicar a otra. Un juego de suma cero en otras palabras. En este paradigma, la asignación de recursos a favor de un grupo es solo posible a expensas de otro grupo.
Este punto se ejemplifica por el aumento propuesto en las tasas de impuestos sobre las rentas más altas o un impuesto sobre el patrimonio para financiar el programa Medicare al alcance de todos y una matrícula universitaria universal. Mientras que la intención de estas políticas es claramente la de redistribuir el ingreso y la riqueza, vale la pena preguntarse si tendrían consecuencias no deseadas con ramificaciones más amplias. ¿Podrían este tipo de políticas también tener un impacto sobre el saldo de la deuda del gobierno y el crecimiento económico?
Los defensores de las políticas de redistribución abogan por una mayor igualdad y más dinero en las manos de los más necesitados, que también son el grupo con mayor probabilidad de gastar cualquier ingreso adicional, lo que fomentaría el crecimiento económico. Los detractores argumentan que las políticas de esta naturaleza sacrifican la prosperidad y crean una incertidumbre en la inversión que limita el crecimiento. La riqueza y los ingresos pueden tener una división diferente, pero la tarta a repartir, puede que, de hecho, disminuya en este escenario. Existen más opiniones en este tema de las que en MFS podrían enumerar, por lo que dejan esta cuestión a decidir por los resultados de las elecciones.
Dicho esto, independientemente de la opinión de cada uno en este debate, sin duda hay resultados potenciales e implicaciones para la inversión que deben considerarse si esta tendencia de redistribución se convierte en política. Los bonos municipales destacan como potenciales beneficiarios. Unas mayores tasas impositivas probablemente empujarán a los inversores hacia una clase de activos con ventaja impositiva. El incremento del gasto público podría abrirse camino en los presupuestos estatales y locales, mejorando la calidad del crédito y beneficiando proyectos con financiación municipal. Las oportunidades de inversión en infraestructura y servicios públicos también pueden ser beneficiosos en este escenario.
Lo que sucede con la exposición a la tasa de interés es una cuestión clave cuya respuesta es más incierta. Una mayor proporción de deuda en los balances puede exacerbar los desafíos estructurales que caracterizan a la economía estadounidense hoy en día: un crecimiento estancado y desinflación. Este escenario beneficia a la duración y a los activos de renta fija y ha sido un factor clave en la tesis de inversión de tasas de interés “menores por más tiempo”. Sin embargo, una alta proporción de deuda en los balances puede ser desestabilizadora para una economía desde la perspectiva macroeconómica, mientras que el incremento del gasto por la devolución de la deuda puede desplazar otras alternativas de inversión. Los desafíos en la calidad crediticia de esta naturaleza suelen ser a menudo enfrentadas con unas primas de riesgo más altas y, en consecuencia, también unas mayores tasas de interés. En este escenario, la redistribución del ingreso podría mejorar la economía, lo que provocaría una reacción más agresiva por parte del Banco de la Reserva Federal. Estos resultados abogarían por una menor exposición a los tipos de interés.
En una nota de esta naturaleza, se corre el riesgo de generalizar demasiado. Nada es simple en el complejo entorno de inversión actual. Hay muchos cocineros compitiendo por un lugar en la cocina de la política pública, y más y más ingredientes están siendo removidos en la olla de cocción. Los titulares con frecuencia reflejan el calor del actual clima de división, pero rara vez hablan de la sustancia del problema.
La meta de MFS Investment Management es invertir en un marco de un horizonte de inversión a largo plazo arraigado en una evaluación de los fundamentales y las valoraciones. Los resultados políticos son difíciles de predecir. En la opinión de Williams Adams, no existe una convicción de que la predicción de los resultados de eventos políticos binarios cree una ventaja competitiva para los gestores. En su lugar, se debería comprender las implicaciones de inversión para una variedad de resultados y crear una matriz de probabilidades que los mapee a todos.
Este es el tipo de entorno en el que debe prosperar la inversión activa con un horizonte de inversión a largo plazo. Es fácil dejarse atrapar por la marea del corto plazo y el flujo de llamativos titulares. Es más desafiante invertir en el largo plazo, pero este suele ser el horizonte que se considera necesario para que la valoración se cruce con los fundamentales, y se genere alfa.