Primero fue el BCE, el miércoles la Reserva Federal y por orden de importancia, la tercera reunión clave de este mes fue la celebrada por la OPEP el 4 de diciembre. Este grupo bajó, de hecho, los topes de producción en su reunión en un esfuerzo evidente por mantener los volúmenes de ventas en un mercado con exceso de oferta. Tanto el crudo Brent negociado en Londres como el petróleo West Texas Intermediate (WTI), la variedad de crudo de referencia en Nueva York, vieron caer sus precios hasta su nivel más bajo en seis años.
En un contexto como este los expertos de NN Investment Partners recuerdan que, según la Agencia Internacional de la Energía, el superávit mundial de petróleo durará, al menos, hasta finales del año que viene. Los mayores productores de la OPEP, Arabia Saudí e Irak, ya están bombeando producto a niveles cercanos a récords y los stocks posiblemente volverán a crecer en el momento en que Irán reanude las exportaciones cuando sean levantadas las sanciones internacionales impuesta al estado persa.
Sector energético bajo presión
Aunque la acusada caída del precio del petróleo sea positiva para el consumidor final, este abaratamiento también influye en las expectativas de inflación y ejerce presión sobre las compañías de energía y sus proveedores. El sector de la energía tiene gran importancia para los mercados.
“Desde 2009, el sector energético (cotizado) global ha supuesto, de media, un 26% de las inversiones de los sectores no financieros, un 17% de las ventas, un 19% del beneficio neto y más del 40% de los pagos de dividendos. A medida que se hunden los precios y un número cada vez mayor de proyectos dejan de ser rentables, las empresas de servicios petrolíferos atraviesan por dificultades y crecen los impagos. El sector presenta cashflows negativos y el apalancamiento financiero ha subido hasta su nivel más alto desde el año 2000. Sus ratios de pay-out basados en datos de los 12 últimos meses superiores al 70% son insostenibles; es inevitable que se produzcan recortes de los dividendos”, escribe la firma en su último informe de mercado.
Pero lo que de verdad empieza a preocupar en el mercado es el segmento de high yield. “En el caso de la renta fija privada high yield de las compañías energéticas de EE.UU., los diferenciales vuelven a acercarse a sus máximos de agosto. En otros sectores de materias primas resultan evidentes unas dificultades similares. Aunque las cifras sean mucho menos importantes que en el sector de la energía, el sector de la minería también está en apuros, por el hecho de tener cashflows negativos y una rentabilidad bajo presión”, explica NN Investment Partners.
Ante esta situación, la firma se ha deshecho de la sobreponderación en crudo WTI estadounidense y ha recortado sus posiciones en deuda high yield estadounidense hasta una pequeña infraponderación». Está previsto que la combinación de unas condiciones climáticas más cálidas de lo normal en EE.UU. con la falta de control sobre la producción de la OPEP y la lucha continuada por cuota del mercado de petróleo intensificará la presión sobre los precios del petróleo a corto plazo y puede retrasar el esperado reequilibrio en el mercado de crudo”, concluye.