El Credit Suisse Research Institute publica su informe anual Global Wealth Report, en el que proporciona la información más completa y actualizada sobre la riqueza de las familias en todo el mundo. Según el documento, 2019 fue un año excepcional en cuanto a la creación de riqueza, con un aumento total de la riqueza mundial de 36,3 billones de dólares estadounidenses. El inicio de la pandemia, sin embargo, se tradujo en una disminución de 17,5 billones dólares en la riqueza de las familias entre enero y marzo.
Desde marzo, los mercados de valores han repuntado y los precios de las viviendas han aumentado. Las medidas adoptadas entonces por los Gobiernos y los bancos centrales compensaron esta caída. En junio, la riqueza mundial ascendía a un billón de dólares sobre el valor inicial. Sin embargo, la reducción del PIB y el aumento de la deuda causaron daños a largo plazo, por lo que el crecimiento de la riqueza se verá afectado durante los próximos dos años, y probablemente durante más tiempo.
Según Anthony Shorrocks, economista y autor del informe, en vista del daño infligido por el COVID-19 a la economía mundial, «cabe destacar que la riqueza de las familias ha salido relativamente indemne. En un primer momento, el impacto de la pandemia se reflejó principalmente en el acusado descenso de los precios de las acciones a nivel mundial. Cuando el compromiso de los Gobiernos y bancos centrales se hizo evidente, los precios de las acciones comenzaron a subir. En algunos países, entre ellos Estados Unidos, las pérdidas iniciales ahora se han revertido en el caso de los mercados bursátiles, aunque muchos países todavía no se han recuperado totalmente. Desde una perspectiva no financiera, no se ha observado una tendencia mundial bajista en los precios de las viviendas o los bienes inmuebles en general».
Sin la pandemia, la mejor estimación de la riqueza mundial por adulto habría aumentado de 77.309 dólares a principios de año a 78.376 dólares a finales de junio de 2020. En cambio, la pandemia ha provocado que la riqueza media se reduzca hasta 76 984 dólares. El año pasado, la riqueza mundial total aumentó en 36,3 billones de dólares y la riqueza por adulto alcanzó los 77.309 dólares, un 8,5% más que en 2018. Como consecuencia, el mundo ha estado mejor preparado para asumir cualquier pérdida derivada de la COVID-19 durante el 2020.
La región más afectada fue Latinoamérica, donde las devaluaciones de las monedas reforzaron las reducciones del Producto Interior Bruto (PIB), lo que dio lugar a un descenso del 12,8% en la riqueza total en dólares estadounidenses. La pandemia erradicó el crecimiento esperado en América del Norte y causó pérdidas en todas las demás regiones, excepto en China y la India. Entre las principales economías mundiales, el Reino Unido registró la mayor erosión relativa de la riqueza.
Un acontecimiento importante de este año ha sido el aumento de la tasa de ahorro debido al confinamiento y a otras limitaciones del gasto relacionadas con la pandemia, junto con el aplazamiento de los alquileres y las hipotecas, que magnificó la caída del consumo durante el segundo trimestre de 2020. Es probable que el impacto general en la riqueza sea moderado, ya que no se prevé que las limitaciones en el gasto persistan a largo plazo. Sin embargo, los niveles más reducidos de los tipos de interés y la relajación de las condiciones de concesión de crédito como respuesta a la propia pandemia, parecen haber conseguido apuntalar los precios de las acciones y el valor de las viviendas.
El impacto sobre las mujeres, los millennials y las minorías
Las mujeres trabajadoras, en parte debido a su alta representación en empresas e industrias como restaurantes, hoteles, servicios personales y comercio minorista, se han visto gravemente afectadas por la pandemia. Del mismo modo, la generación de los millennials, cuyo rango de edad es ahora de 20 a 40 años, es lo suficientemente amplia como para que a los miembros de mayor edad no les haya ido peor que a la población en su conjunto, mientras que los más jóvenes, especialmente a las mujeres y a los menos cualificados, se han podido ver bastante afectados. La desventaja asociada a la generación de los millennials es atribuible, en parte, a las consecuencias de la crisis de 2007-2008, que se saldó con un gran número de desempleados. La pandemia del COVID-19 puede conllevar no solo un “doble golpe” para la generación de los millennials, sino también una experiencia repetida para la próxima generación posterior al COVID-19, a medida que se reduce la actividad económica, retrocede la globalización y se desaconseja viajar.
Las minorías visibles se han visto más afectadas que la media en lo que respecta a los impactos en los planos sanitario y económico durante la pandemia. En Estados Unidos, por ejemplo, las tasas de contagio y hospitalización de minorías clave han sido muy superiores a las de la población blanca. Habida cuenta de que la pérdida de empleo ha sido más acusada en estos grupos que entre la población blanca.
Por su parte, Nannette Hechler-Fayd’herbe, Chief Investment Officer International Wealth Management y Global Head of Economics & Research de Credit Suisse, concluye: «Si bien 2019 fue un año increíble en cuanto a la creación de riqueza, la pandemia del COVID-19 ha supuesto un importante recordatorio sobre el peligro que revisten los impactos externos para la economía mundial. En esta ocasión, sí hay una razón para el optimismo, a diferencia de la crisis financiera de 2007-2008, ya que el sector financiero mundial ostenta mucha más solidez que entonces. Los Gobiernos y los bancos centrales también han aprendido la importancia de los acuerdos relativos a la concesión de crédito y de la expansión cuantitativa durante una crisis grave».