Las bolsas globales se han recuperado con fuerza del mínimo marcado a mediados de febrero. Los principales factores de este cambio de tendencia fueron la recuperación de los precios del petróleo y de los metales industriales, unos datos macroeconómicos en Estados Unidos mejores de lo esperado y la constatación de que China está dispuesta a posponer los ajustes recurriendo a medidas de estímulo monetario y fiscal adicionales.
Esto no resuelve los retos a más largo plazo de China, entre otros un enorme sobreendeudamiento, el exceso de capacidad productiva instalada y los desequilibrios asociados al crecimiento, pero reduce el riesgo de una ralentización descontrolada de su economía a corto plazo. Al mismo tiempo, los indicadores de conducta habían caído hasta niveles muy deprimidos, situándose todos los activos de riesgo en territorio de infravaloración por exceso de ventas.
Para NN Investment Partners, los temores a una nueva crisis bancaria en la zona euro fueron claramente exagerados y provocó que la firma revisara al alza la recomendación para el sector financiero de infraponderación a neutral.
A la vista de este nuevo contexto, el equipo de análisis de la gestora explica, en su último informe de mercado, cómo están cambiando sus preferencias regionales. Durante más de dos años la firma se decantó por los mercados desarrollados frente a los emergentes, y los mercados no estadounidenses frente al de Estados Unidos. Ahora esto está cambiando. En su análisis recuerda que su preferencia por los mercados no estadounidenses se explicaba por una desaceleración considerable de los beneficios de las empresas de EE.UU., así como por una mayor divergencia en las políticas monetarias.
Lo que más ha cambiado, dice, han sido las expectativas en materia de política monetaria. La atonía de los datos y las condiciones financieras más restrictivas determinadas por el mercado enviaron el mensaje a la Fed de que debía actuar con precaución. Las últimas proyecciones de medianas de la Fed mostraban una reducción en el número de alzas de tipos de interés previstas para este año, de cuatro a sólo dos.
La creciente moderación exhibida por la Fed en su orientación de política impactó visiblemente en la evolución de los tipos de cambio, deteniendo la apreciación del dólar. El cambio dólar/yen probablemente fue el más afectado, habiéndose apreciado el yen casi un 7% frente al dólar en la primera quincena de febrero. Esto representaría un notable lastre para los resultados de las empresas japonesas, muy dependientes de las exportaciones.
Debido a esta evolución de las divisas, pero teniendo también en cuenta esas menores expectativas de PIB e inflación, NN IP ha recortado sus previsiones de crecimiento de los beneficios empresariales para 2016 a nivel global y su apuesta por Japón de sobreponderación media a otra pequeña.
Bolsas emergentes
Al mismo tiempo, la firma ha elevado la recomendación para la renta variable de los mercados emergentes, de infraponderada a neutral, pues lleva desde la segunda quincena de enero batiendo a la de los mercados desarollados. Las primeras semanas de este mejor comportamiento relativo coincidieron con temores crecientes a que se produjera una recesión en EE.UU., lo que pospuso el momento para el que se esperaba una primera subida de tipos por la Fed e indujo, a su vez, una depreciación del dólar. En este contexto, los precios del petróleo y otras materias primas lograron recuperarse, contribuyendo claramente a disipar algunas de las preocupaciones más inmediatas que lastraban a los activos de los emergentes.
Si bien el detonante de la mayor rentabilidad de los mercados emergentes fue el cambio en las expectativas de la Fed, otros factores también han desempeñado un papel. La confianza y el posicionamiento inversor llevaban algún tiempo sumidos en el pesimismo, mientras las salidas de capitales se aceleraban.
Recientemente, los datos del mercado de la vivienda chino confirmaron que la recuperación en el sector inmobiliario sigue afianzándose. El crecimiento de la inversión en bienes de equipo y de la construcción ha comenzado a mejorar en China, gracias al repunte del mercado de la vivienda. Esto no sólo ha ayudado a los mercados de materias primas, sino que también ha reducido los riesgos a corto plazo para la economía china.
A medio y largo plazo, sin embargo, los factores de riesgo continúan muy presentes e incluso podrían estar acentuándose por cuanto la mayor parte de la recuperación inmobiliaria se basa en el crédito y está muy descompensada en favor de las ciudades más populosas, en las que el mercado de la vivienda lleva años recalentado. Con todo, a corto plazo la recuperación inmobiliaria debería propiciar una estabilización del crecimiento económico general, lo que daría cierto respiro a las fuertemente endeudadas empresas y reduciría las presiones sobre el sistema financiero.