Solo queda la firma de Trump y la reforma fiscal de Estados Unidos echará a andar. En términos generales, para Dave Lafferty, estratega en jefe de Mercados de Natixis IM, aprobar esta iniciativa de reforma fiscal es como estimular un fuego ya intenso con gasolina. Incluso sin este estímulo fiscal, recuerda el gestor, la economía estadounidense está ya a punto de registrar su tercer trimestre de crecimiento del PIB en 3%, una hazaña que no se había logrado en 13 años. El desempleo suma un 4,1% y probablemente caiga por debajo del 4% el próximo año.
“Un impuesto corporativo más bajo provocará algunas ganancias económicas e incluso aún más impulsos descontrolados, pero a menos que pueda generar ganancias significativas en la productividad, los efectos positivos a largo plazo serán marginales como mínimo”, cree Lafferty.
La mayoría del optimismo por el recorte fiscal ya se ha visto reflejado en las acciones, en donde el índice S&P 500 ya ha subido un 28% desde las elecciones – cuando la victoria unánime del partido republicano dio por iniciada esta tendencia.
“Sería ingenuo pensar que el rally post-electoral estuvo completamente impulsado por el aumento en las ganancias, ya que los múltiplos precio/utilidad continuaron creciendo a pesar de sus niveles ya de por sí elevados. Aunque los efectos de la reforma fiscal podrían añadir cierta presión adicional al alza sobre las acciones, el factor negativo estará en los detalles de cada sector, industria y acciones”, calcula el gestor.
La reforma fiscal a los impuestos corporativos se prepara para convertirse en algo positivo para el promedio de las empresas estadounidenses, pero dentro de dicho espectro habrá ganadores y perdedores. Los gestores de inversión activa deben analizar esta dispersión.
Para el estratega de Natixis IM, aunque el partido republicano se regodea en el brillo de su inminente victoria, existe un riesgo de que eventualmente esto se revierta. La propuesta se considera muy negativa entre la población, de acuerdo con las encuestas, y es muy poco consistente con la ola populista que dio la bienvenida a su triunfo en noviembre de 2016.
Con la aprobación del Presidente Trump en sus niveles más bajos históricamente, los republicanos se enfrentan a un potencial revés en las elecciones de medio mandato, a menos que puedan convencer a la población norteamericana de las bondades del paquete fiscal. En algún momento, los mercados deberán cuestionar qué porcentaje de la agenda de los repúblicanos en pro del sector privado se hundirá en el 2019.
“Debido al momento del presente ciclo económico, las presiones recesivas probablemente aparecerán en los próximos años. Además, el impacto en el déficit a largo plazo probablemente será significativamente mayor que los 1,5 billones de dólares previstos”