El mercado no quedó satisfecho ayer tras la reunión del Banco Central Europeo (BCE). Pese haber anunciado compras de activos por valor de 120.000 millones de euros, no redujo los tipos de interés, algo que el mercado sí esperaba. Eso sí, Christine Lagarde, presidenta del BCE, insistió sobre la necesidad de una “política fiscal ambiciosa y coordinada para apoyar a las empresas y a los trabajadores en riesgo” como fórmula para amortiguar los efectos económicos del coronavirus.
En opinión de PIMCO, las medidas tomadas no han alcanzado las expectativas del mercado y considera que “el BCE se ha quedado corto”. Según explica Andrew Bosomworth, jefe de gestión de cartera alemana de PIMCO, “el BCE espera que su programa de compras adicionales tenga un gran impacto en el sector privado, en particular en los bonos corporativos. Sin embargo, la reacción inicial de los mercados de crédito fue negativa, y los diferenciales se ampliaron aún más, lo que pone de relieve tanto las grandes expectativas depositadas en el BCE como la fragilidad del actual entorno del mercado”.
David Lafferty, estratega jefe de Natixis IM, apoya la decisión tomada hoy por el BCE y explica que Lagarde ha tocado todas las teclas correctas, incluyendo más expansión cuantitativa y creando una estructura doble de tipos para las TLTROs. “Esto ha sido esencial, crea el entorno favorable para que los bancos presten y las empresas se endeuden, sin castigar a los ahorradores. Lo que es más importante, el BCE se ha mantenido firme contra la noción equivocada de que unos tipos más bajos pueden resolver todos los problemas económicos. En relación con el brote epidémico, el coste de los fondos es de una importancia limitada. Es el acceso a los fondos lo que importa y el plan del BCE es un buen intento para afrontar esa cuestión. La estrategia aquí es apoyar a la economía mundial, no limitarse simplemente a dar apoyo a las Bolsas”.
En esta misma línea de apuesta por la liquidez, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunció ayer que destinará 1,5 billones de dólares para garantizar la liquidez de los mercados. “La Fed también está reanudando la flexibilización cuantitativa, comprando bonos por valor de miles de millones de dólares, lo que debería ayudar a las áreas del mercado donde la liquidez se ha endurecido recientemente”, apuntan desde Fidelity.
Según explican los analistas de BancaMarch, esta inyección de liquidez se está llevando a cabo en dos pasos, comenzando ayer jueves con la compra de 500.000 millones de dólares en repos a tres meses y que continuará hoy con la compra de 500.000 millones de dólares en repos a 1 mes y 500.000 millones de dólares en repos a 3 meses. “La misma medida que se aplicará durante la jornada de hoy, se ofrecerá de forma semanal durante lo que queda de mes. Adicionalmente la Fed aumentará a partir de hoy y durante un mes, sus compras de valores de deuda pública, más allá de los 600.000 millones de dólares con los que actualmente gestiona su balance. De acuerdo con el organismo, esta decisión ha sido tomada en respuesta a los problemas de liquidez del mercado de valores del Tesoro, a causa del brote de coronavirus”, añaden.
Apuesta por las políticas fiscales
Desde Unigestion señalan que “a pesar de provocar un alivio de corta duración, no será suficiente para contener los impactos del virus a nivel macro y cambiar el sentimiento”. Y así ha sido por el momento, ya que este viernes 13 de marzo ha comenzado con algo más de calma en los mercados europeos, pero sin rumbo. Y básicamente también es lo que pretende el BCE porque tal y como indicó ayer su presidenta, Christine Lagarde, es el momento de las políticas fiscales.
«La presidenta del BCE fue clara en su mensaje: el BCE no está en la primera línea de defensa en esta crisis, que es, según su análisis, primero un choque de oferta, luego un choque de demanda, acompañado de inestabilidad financiera. De acuerdo con Christine Lagarde, la respuesta debe ser, por lo tanto, ante todo fiscal”, señala Frank Dixmier, director global de renta fija de Allianz Global Investors.
Para Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier, aún queda mucho margen para que los Estados tomen decisiones fiscales. “La función de reacción de las autoridades fiscales ha sido lenta y lo que se ha anunciado hasta ahora está lejos de ser exhaustivo. El apoyo debe ser sustancial para la mayoría de las economías (más del 0,5% del PIB) y las economías afectadas necesitan claramente paquetes más importantes (más del 1% del PIB). En este sentido, la flexibilización fiscal del 2% de China es un buen ejemplo”, añade Chaar.
“El BCE se ha unido a otros grandes bancos centrales para ofrecer un paquete específico para apoyar las condiciones financieras. Sin embargo, lo hizo mucho menos agresivamente que otros grandes bancos centrales. Christine Lagarde dejó claro al principio de la rueda de prensa que la política fiscal es necesaria en este entorno económico. En consecuencia, pidió a los gobiernos europeos que adoptaran una política fiscal coordinada y sustancial, flanqueada por el BCE. Eso ya no era un llamado, sino casi una súplica, que a su vez puede ser vista como una admisión de cuán limitadas son las opciones del BCE en este caso”, insiste Ulrike Kastens, Economist Europe de DWS.
En este sentido, la lectura que hace Lagarde de la crisis del coronavirus es la de un shock temporal. “El BCE cree que estos son eventos temporales por los que el mercado pasará y ha puesto la responsabilidad en los líderes de la UE de proporcionar más apoyo fiscal en lugar de depender de la política monetaria. En nuestra opinión, esto no es un apoyo para los mercados y los mercados han respondido en consecuencia», apunta David Zahn, responsable de renta fija europea de Franklin Templeton.
Leer entre líneas
Se podría decir que Lagarde fue ayer, ante todo, sincera. Aunque no gustara a los mercados. Por eso tan relevante fue conocer las medidas como la lectura de lo que significan. Según explica Didier Saint-Georges, miembro del Comité Estratégico de Inversión de Carmignac, “la predefinición del importe del programa de relajación cuantitativa, a pesar de su flexibilidad, bien puede interpretarse como una firme reticencia a adoptar medidas más contundentes, lo que, por supuesto, quedó confirmado con el indicio de que los límites no volverán a modificarse a corto plazo”.
En opinión de Andreas Billmeier, analista de Western Asset (Legg Mason), considera que si Lagarde hubiera tenido más experiencia en los mercados financieros, habría evitado decir que la reducción de los diferenciales no es tarea del BCE. “Tal vez la rueda de prensa haya sido un poco decepcionante frente a las expectativas de los mercados, que esperaban una flexibilidad total en el programa de compra de activos adicional, especialmente con respecto de la clave para la suscripción de capital. La presidenta Lagarde parecía un tanto indecisa en algunas ocasiones y evitó un par de preguntas incisivas, posiblemente porque tal vez sea demasiado pronto en su mandato para abordar un momento tan tenso”, comparte a la hora de valorar la posterior rueda de prensa.
Aumenta la volatilidad
La decepción de los mercados de ayer quedó reflejada en el hecho de que cayeron rápidamente tras la conferencia de prensa. “El sentimiento del mercado es actualmente muy negativo ya que el nivel de incertidumbre es muy alto. La volatilidad también se encuentra actualmente en niveles extremos, lo que refleja el miedo en los mercados. El posicionamiento también está siendo sacudido, particularmente en las estrategias de carry, y la liquidez se está agotando”, advierte en su último informe de Unigestion.
Todo este entorno hace inevitable que la mente se vaya a 2008, lo que ha hecho a los analistas fijarse en el sector financiero. “Si bien la liquidez adicional para los bancos es sensata, las entidades ya están inundadas de liquidez, y como la presidenta del BCE, C. Lagarde, ha mencionado en la conferencia de prensa, los bancos no han mostrado signos de estrés hasta la fecha”, añade Azad Zangana, economista y estratega senior europeo de Schroders.
Tampoco ha convencido el tono de Lagarde, que lejos de tranquilizar a los mercados, insistió en su discurso de que podríamos llegar a una situación como la de 2008, si no se toman medidas. El BCE revisó sus previsiones de crecimiento económico de manera relativamente modesta, ya que considera que la crisis del coronavirus afectará a la baja a la economía. “El crecimiento se ha revisado a la baja del 1,1% al 0,8% en 2020, y del 1,4% al 1,3% el próximo año, sin cambios en 2022 en el 1,4%. En cuanto a la inflación, no se ha modificado en absoluto: 1,1%, 1,4% y 1,6% para 2020, 2021 y 2022, respectivamente. Ello se debe en gran medida a que el los pronósticos de la inflación se finalizaron antes del más reciente colapso del precio del petróleo”, destacan desde Nomura.