El COVID-19 ha generado una creciente divergencia entre los inversores y los profesionales financieros sobre las expectativas de rentabilidad en este contexto post pandemia a largo plazo, según la última encuesta global llevada a cabo por Natixis Investment Managers entre 8.550 inversores individuales.
La encuesta, realizada entre inversores con un patrimonio de inversión superior a los 100.000 de dólares, ha revelado que una elevada proporción es optimista debido a las rentabilidades de dos dígitos cosechadas en 2020, por lo que en 2021 espera obtener una rentabilidad anual de un 13% por encima de la inflación. Con todo, los profesionales financieros globales prevén un porcentaje mucho más conservador del 5,3% por encima de la inflación para este año. Debido a ello, la brecha en las expectativas globales a largo plazo se sitúa ahora en el 174%, 53 puntos porcentuales por encima de la de 2020.
Una de las conclusiones más llamativas de la encuesta es que las expectativas de los inversores están desligadas de los temores financieros. A fin de obtener rentabilidades más elevadas, los inversores se muestran más dispuestos a asumir riesgos; así, el 53% de los inversores en Europa afirma sentirse cómoda contrayendo riesgos para generar rendimientos superiores. Y el 66% entiende que las fluctuaciones de mercado de un 10% al alza o a la baja son normales, mientras que un porcentaje similar (el 64%) estima que la volatilidad crea oportunidades para incrementar su patrimonio.
No obstante, el 76% de los inversores en Europa indica que también prefieren seguridad a rentabilidad de las inversiones, y más de la mitad (el 52%) considera que la volatilidad merma sus ahorros y menoscaba sus objetivos de inversión. Esto podría explicar por qué, pese a las oportunidades potenciales, la volatilidad figura como uno de los riesgos que más preocupan (para el 32%), junto a una lenta recuperación de la economía (el 36%) y unos tipos de interés reducidos (el 31%).
“El actual sentimiento del mercado indica que los inversores esperan que la revitalización de las economías permita que la nueva normalidad compense de forma equiparable los desafíos vividos en el año pasado. Aunque los inversores albergan grandes expectativas sobre el panorama inversor post COVID-19, nuestra encuesta evidencia un deseo permanente de anteponer la seguridad a la rentabilidad de las inversiones, y la preocupación fundamental que plantea la volatilidad podría poner a prueba el temple de los inversores de producirse alguna turbulencia en los mercados. Asimismo, estos resultados reflejan el perfil conservador que predomina entre los inversores españoles, explica Sophie del Campo, directora general de Iberia, Latinoamérica y Estados Unidos Offshore en Natixis IM.
Lectura por regiones
Los ciudadanos de Europa se vieron menos afectados por la pandemia que los de otras regiones, ya que seis de cada diez indicaron no haber sufrido impacto alguno por el COVID-19. En términos regionales, comunicaron unas tasas de contagio del 7% a nivel personal y del 10% en la esfera de sus hogares, con un impacto financiero moderado a causa de la pandemia.
La combinación de la actuación rápida de los responsables políticos y el elevado nivel de renta del grupo encuestado propició que tan solo un 7% de los inversores perdiera su empleo o tuviera que cerrar su negocio durante parte del año, y un 19% perdiera ingresos en sus hogares. Las perspectivas financieras también se vieron impulsadas por una rentabilidad media de las inversiones del 11,2% por encima de la inflación. En consecuencia, tan solo un 11% de los europeos cree haber sufrido un retroceso notable en términos de seguridad financiera durante la pandemia, lo que supone el porcentaje más bajo de todas las regiones.
El sentimiento en Europa es más positivo que en Asia y América Latina. Seis de cada diez inversores afirman sentirse seguros sobre sus finanzas, en vez de estresados y, en conjunto, dos tercios se manifiestan confiados sobre su seguridad financiera, sobre todo en Alemania (74%), Países Bajos (78%), Suiza (70%) y Reino Unido (71%). También aquí, la situación en España es muy diferente, hasta el punto de que la mayoría de los participantes afirmaron sentirse más estresados (52,5%) que confiados (47,5%) en lo que respecta a su seguridad financiera durante la pandemia.
Lo aprendido durante la pandemia
Más allá de los riesgos que les preocupan, los inversores también comparten una amplia gama de temores financieros. “Cuando les pedimos que confesaran sus mayores temores, los encuestados en Europa señalaron mayoritariamente (el 30%) tener que afrontar un gasto inesperado de gran cuantía. Aunque esta clase de sorpresas ya era lo que más preocupaba a los inversores en 2019, la situación actual ha reavivado los temores financieros de muchas personas”, apunta la encuesta en sus conclusiones. Este miedo es común en países como Francia o España, mientras que en Alemania fue un aspecto indicado por el 21,3% de los encuestados.
Si bien la encuesta puso de manifiesto los distintos temores de los inversores, la pandemia global les ha ayudado a trazar un plan de acción para estar mejor preparados de cara a la próxima crisis. Al ser preguntados sobre lo que han aprendido con la pandemia, la mayoría apuntó que a abordar cuestiones financieras personales clave. El 39% señala que han aprendido lo importante que es mantener los gastos bajo control, mientras que una cifra del 23% afirma haber descubierto la importancia de evitar tomar decisiones de inversión presa de las emociones y de disponer de una cuenta de ahorros para emergencias (20%).
La inversión a través de las generaciones
Según las conclusiones de la encuesta, habida cuenta de los elevados niveles de rentabilidad conseguidos por los inversores en 2020, un 50% de los encuestados no efectuó cambio alguno en sus carteras de inversión como consecuencia del COVID-19.
Los millennials fueron el grupo más propenso a realizar ajustes, ya que un 74% de los encuestados introdujo ciertas variaciones en sus carteras de inversión. Según los datos de la encuesta, este grupo demográfico fue más proclive a elevar sus inversiones como consecuencia de la pandemia (23% frente al 19% global), a aumentar su actividad negociadora online (32% frente al 23% global) y a incrementar su actividad negociadora a través de su asesor (24% frente al 18% global). Pese a haber aumentado sus operaciones de trading, menos del 10% (9%) a escala global afirmó haber abierto cuentas de margen que pudieran financiar esta operativa.
En este sentido, desde Natixis IM explica que aunque los millennials fueron los más dispuestos a incrementar sus inversiones y su actividad negociadora, también fueron los más propensos a retirar fondos de cuentas de ahorro e inversión (24% frente a un 19%), un porcentaje que está en línea con el 28% que afirmó haber perdido ingresos en sus hogares y con el 12% que perdió su empleo o cerró su negocio durante al menos parte del año como resultado del COVID-19.
“La pandemia ha supuesto un test de estrés tanto para las finanzas personales como para la economía global. Los inversores valoran las innumerables enseñanzas derivadas de la pandemia del COVID-19 y, ahora que estamos saliendo de ella y empezando a recuperarnos, los inversores aprecian grandes oportunidades para hacer crecer sus activos. No obstante, de cara al futuro, los inversores deberán plantearse detenidamente los resultados que pueden esperar conseguir siendo realistas y racionalizar estas expectativas con una verdadera tolerancia al riesgo, superando sus temores y, en último término, no olvidando las cruciales lecciones que han aprendido. Por otro lado, la crisis ha puesto de manifiesto la vital importancia de la inversión responsable. Las inversiones sostenibles han demostrado tener un mejor rendimiento relativo, además de ser una tendencia al alza e irreversible”, añade Sophie del Campo.
Por último, la encuesta ha puesto de manifiesto que el interés por la inversión ESG se extiende al 70% de los inversores, muestra de ello es que un 24,3% de los inversores en valores ESG lo hicieron por primera vez el año pasado.