Las SPAC son vehículos creados con el objetivo de levantar capital a través de una oferta pública inicial (IPO) con el propósito de fusionarse con una compañía existente no cotizada. A pesar de que se han creado hace casi tres décadas, están experimentando ahora un nuevo resurgir: el 2020 fue bautizado como el “año de las SPAC” si bien, en estos cuatro primeros meses del 2021, con casi 270, ya se han superado las cifras del ejercicio anterior.
Evercom, agencia creativa de comunicación y marketing, ha organizado un debate sobre las SPAC (Special Purpose Acquisition Companies) en donde destacados portavoces de la industria financiera analizaron este segundo “boom” que está experimentando este instrumento en el mercado estadounidense, y si el regulador, las empresas españolas y los inversores están preparados para su aterrizaje.
La popularidad de este vehículo está dando el salto desde Wall Street a los mercados europeos en donde ya se empiezan a ver las primeras SPAC listadas en plazas financieras como Ámsterdam, Frankfurt o París.
En este contexto, Ana Puente Pérez, subdirectora general de Legislación de Mercado de Valores e Instrumentos Financieros del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital; Luis Garvía, profesor de Icade Business School; Iñigo de Areilza, responsable de Equity Capital Markets para España de Deutsche Bank; Eduardo Bravo, CEO de EBAC, SPAC de Capital Europeo y Alberte Santos, CEO de evercom, han compartido su visión sobre el potencial de este vehículo entre las empresas y el inversor, minorista y mayorista, español.
A nivel regulatorio, comenta Ana Puente Pérez: “no hay ningún impedimento regulatorio ni jurídico para que en España se liste una SPAC”. También destacó que “el objetivo de la propuesta normativa para regular las SPAC en España no es tanto fomentarlas o allanarles el camino, sino garantizar la protección de los inversores”.
Las ventajas del vehículo
A grandes rasgos, este vehículo permite que la compañía agilice su salida a Bolsa. “Con una SPAC reducimos tiempo, costes y dilución. Eso sí, la compañía que no está lista para salir a Bolsa en EEUU tampoco está lista para la SPAC”, advierte Eduardo Bravo, CEO de EBAC, SPAC de capital europeo.
Bravo también destaca la importancia del equipo gestor a la hora de medir el éxito de una SPAC: “es vital saber quién es el sponsor de la SPAC: la composición del equipo, su experiencia y bagaje porque de ello dependerá en gran medida que la SPAC pueda cumplir sus compromisos de retorno con el inversor”.
Por su parte, Iñigo de Areilza subraya que: “una SPAC es una estructura creada para que la compañía pueda salir a Bolsa, pero es un error pensar que este vehículo sólo es una forma de acelerar el proceso. A diferencia de una salida a Bolsa tradicional, una SPAC te permite tener mayor certeza en la valoración de la compañía en un momento anterior en el proceso, y te permite salir a Bolsa en partnership con un sponsor que puede aportar valor a la compañía”.
La importancia de la comunicación con el inversor
Si bien este vehículo no está diseñado para el inversor particular, este sí puede invertir cuando la empresa esté cotizando. En este sentido, Ana Puente Pérez comenta: “hay que distinguir al inversor que está en las primeras fases de la SPAC, del accionista retail que puede entrar al final. Aunque este no es un vehículo pensado para que se comercialice entre inversores minoristas, tampoco se puede impedir que estos entren en cualquier momento del proceso una vez esté cotizando la SPAC. Por eso, la SPAC tiene que ser transparente, publicar su información financiera y la información reputacional para que el inversor, minorista o institucional, conozca bien las características del producto y sus riesgos”.
Areilza, de Deutsche Bank, puntualiza que: “la estructura de las SPAC permite a los inversores recuperar el 100% de la inversión si la combinación no les parece interesante. Pero, en cualquier caso, es clave hacer due Diligence del sponsor y de su temática de inversión”.
Alberte Santos, CEO de evercom, añade que: “las SPAC corren el riesgo de ser demonizadas por no ser conocidas. Por ello, el papel de la comunicación es clave y esta debe apostar por la transparencia, la confianza y la información detallada del producto y sus características. Además, necesitamos que las SPAC tengan una estrategia de comunicación más visible porque son, al fin y al cabo, empresas cotizadas; es decir, públicas”.
Por último, Luis Garvía apela: “el inversor no debe invertir en aquello que no conozca y esto es también es aplicable a las SPAC, en donde el inversor, institucional, pero sobre todo minorista, debe conocer bien, además de las características del producto de riesgo-rentabilidad, quién es el equipo gestor que está detrás y la empresa”.