El demográfico es uno de los mayores retos a los que se enfrenta el mundo, y sobre todo los países desarrollados: el envejecimiento de la población es inexorable, a medida que cae la tasa de fertilidad (pasando de 5 hijos por mujer en 1950 a 2,5 hijos en 2010 y a 1,3 hijos en España) y aumenta la esperanza de vida (de 65 años en 1950 en las regiones más desarrolladas a 78 años en 2015 y 83 en 2050). El número de personas mayores a 60 años se ha multiplicado por cuatro desde 1950 y se triplicará desde los niveles actuales en 35 años. Aunque el problema es sobre todo del mundo desarrollado, también afecta a los emergentes: ahora solo en Europa, EE.UU., Canadá, Japón y Australia los mayores de 60 años suponen más de un 25% de su población pero en 2050 esa misma situación se dará también en casi toda Latinoamérica y en países de Asia como China, además de algunas regiones de Oriente Medio, con la única excepción de África, donde la fertilidad es mucho mayor.
“Hoy una de cada seis personas tiene más de 60 años y en 2040 esa cifra aumentará hasta una de cada cuatro. Lo bueno de esta tendencia de crecimiento –del 3% al año- es que es precedible, no es cíclica, y nos da un criterio para invertir en renta variable europea”, explica Clément Maclou, CIIA y gestor de renta variable temática en Amundi. Y con una perspectiva incluso de comprar y mantener. El gestor se refiere al fondo CPR Silver Age, de Amundi, que invierte en ese activo teniendo en cuenta ese envejecimiento de la población en Europa, uno de los lugares donde esta evolución es más acusada.
Los gestores analizan el comportamiento de los consumidores de la tercera edad y su apetito por diversos bienes como textil, alimentación o servicios como el ocio o el transporte. “El comportamiento de los consumidores cambia cuando se jubilan pero también a medida que envejecen, es diferente para la población de entre 60 y 70 años que para los de entre 70 y 80 o más de 80. Hay diferentes edades de plata”, explica el gestor. Así, si los jubilados van enfocando su consumo hacia alimentación, textil, viajes y entretenimiento, a medida que envejecen más los comportamientos se centran en vivienda, seguridad y salud. Teniendo en cuenta estas diferencias, el universo de gestión del fondo se divide en ocho sectores: el ocio (fuera y dentro de casa), el bienestar (cuidado personal y del hogar), el ahorro (el sector de banca privada, gestoras o seguros de vida, pero no el bancario clásico) o los automóviles (sector que añadieron en mayo, sobre todo de lujo, aunque la tendencia es hacia vehículos sin conductor –“En 15 años estará prohibido conducir”, dicen algunos) son sectores en los que gastan su capital las personas de entre 65 y 80 años; mientras la dependencia (clínicas privadas, cuidado personal…), las farmacéuticas (el 70% consume medicinas) o el equipamiento médico (prótesis, etc), son sectores en el que más se centran los mayores de 80 años. La seguridad y vigilancia, tanto del hogar como de las personas, es el octavo sector, común a ambos grupos de edad.
Teniendo en cuenta estos sectores, en el universo del fondo entran tanto blue chips (en sectores como la gestión de activos –Axa, Aviva o Credit Suisse-, las farmacéuticas –Roche, Novartis o Grifols-, el bienestar –L’Oreal- o los automóviles –Daimler, BMW, Fiat-) como midcaps (en equipamientos médicos –Sonova, Essilor- o dependencia –Orpea, Dignity-), y siempre compañías cuyas ventas, al menos en un 20%, estén en el colectivo de mayores. “Antes algunas compañías no querían que se les asociara con estos clientes más mayores pero el espíritu ahora está cambiando en las firmas para adaptarse al envejecimiento e incoporarlo como un “game changer” en el modelo de negocio”, dice el gestor. Tras un proceso consistente en definir ese universo, realizar una asignación sectorial (dependiendo del crecimiento y de la visión del mercado) y una selección de valores, se construye una cartera de convicción con unos 60 nombres (ahora 63), que se monitoriza constantemente.
Una cartera con sesgos sectoriales frente al índice (ahora, un 45% en sectores relacionados con la salud, un 45% en sectores más cíclicos o de beta fuerte, como el de ocio –beneficiado por el QE el BCE-, el de gestión de activos –aunque en un entorno de tipos bajos el negocio lo tiene más difícil y han reducido algo con respecto al pasado- y automóviles –empezaron a comprar en octubre, tras las caídas por el escándalo Volkswagen-, y un 10% en bienestar), pero que se adapta a los diferentes tipos de mercado de forma que en los alcistas se apuesta por sectores con beta fuerte y en los bajistas por aquellos más defensivos como el de salud. El sesgo ahora también es hacia midcaps.
Más rentabilidad con menor riesgo
Una cartera, en definitiva, capaz de ofrecer más rentabilidad con menor volatilidad: Maclou defiende que una inversión en esta temática puede crear un crecimiento superior a la media y con menores riesgos. Un crecimiento superior a la media, dice, por el efecto volumen –el volumen de clientes aumenta, en la medida que envejece la población- y por el efecto precio –su poder adquisitivo es mayor-. Con respecto a la posibilidad de una población envejecida más pobre, en la medida en que el papel de los estados como financiadores de la jubilación se reduce, dice no sentirse preocupado por dos razones: “Los que se jubilan ahora cuentan con una sola pensión pública, pero más adelante contarán con la de la mujer, y tendrán un nivel de cotización más alto, así que puede compensar el efecto negativo”. También hay un elemento político: “Ningún gobierno va a cortar tanto las pensiones”, para no perder a este colectivo como votante. En cualquier caso, aunque el poder adquisitivo bajara (efecto precio), el efecto volumen (ante el crecimiento del número de jubilados) compensaría, de forma que el negocio de las firmas destinadas a dar servicios a este colectivo seguiría firme y no habría impacto.
En cuanto a los menores riesgos de invertir en esta temática, el gestor defiende que las compañías tienen menor coste de capital (que una gran empresa industrial, por ejemplo) y que el universo de inversión es fuerte y resiste mejor a las caídas del mercado que otros sectores.
Una próxima versión global
El fondo, que cuenta con un volumen superior a 1.160 millones de euros (algo más la estrategia) está gestionado por Maclou y Vafa Ahmadi e invierte en bolsa europea pero en la gestora lanzarán próximamente una versión global del fondo, CPR Global Silver Age, que invertirá además, sobre todo, en EE.UU. y Japón, regiones más afectadas por esa tendencia de envejecimiento. Para ello, dice el gestor, habrá que tener encuenta las diferencias culturales en los diferentes países: por ejemplo, en EE.UU. el tema de salud es fuerte y ya supone un 17% del PIB, con modelos de negocio que no existen en Europa; en el Viejo Continente tampoco invierten en biotecnológicas porque son negocios complejos difíciles de analizar, más típicos de un capital riesgo, pero no ocurre así en EE.UU. En Japón habría que jugar, por ejemplo, otros temas como la automatización –para compensar la caída de la población activa-, o sería necesario tener en cuenta que la tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral es mucho más baja. De momento, el fondo europeo invierte entre un 5% y un 10% en otros mercados y solo lo hace en EE.UU., para beneficiarse de la fortaleza del dólar.