Hace menos de un año, los titulares anunciaban a bombo y platillo el acuerdo histórico logrado en la cumbre de París, que llevó a 195 países a comprometerse a acabar con el calentamiento global y que suponía movilizar 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. Pero el carismático presidente Donald Trump ha roto la bajada y se ha salido de este gran pacto mundial. Su decisión ha provocado una gran decepción, más aún en un mercado financiero dispuesto a apoyar a los estados y empresas en esta tarea.
“Fuimos directos y abiertos en mostrar nuestro apoyo para que Estados Unidos permaneciera en el Acuerdo Climático de París. Estamos decepcionados de que el presidente Trump decidiera abandonarlo. En Citi seguimos enfocados en nuestros propios esfuerzos para proteger el medio ambiente, así lo demuestra nuestro compromiso para financiar 100.000 millones de dólares a proyectos de energías limpias, infraestructuras y tecnología que ayudarán a construir una economía más sustentable”, ha señalado Ed Skyler, vicepresidente ejecutivo global de Asuntos Públicos de Citi.
La entidad se refiere al compromiso que adquirió en febrero de 2015 de prestar, invertir y facilitar un total de 100.000 millones de dólares hasta 2025 para financiar actividades que reduzcan los impactos del cambio climático y crear soluciones ambientales que beneficien a las personas y las comunidades. El objetivo anterior que se marcó Citi, en 2007, fue de 50.000 millones de dólares y lo cumplió tres años antes de lo previsto, en 2010.
Por su parte, Donald Trump ha argumentado, para salirse del acuerdo, la potencial pérdida de empleos que se produciría y el debilitamiento que supone su cumplimiento para la economía estadounidense, porque le deja en desventaja respecto a países como China e India. La pregunta es si con esta decisión Estados Unidos también da la espalda a las oportunidades de inversión que plantea el Acuerdo Climático de París.
Flujos financieros
De hecho, entre otros muchos aspectos, el acuerdo de París establece como objetivo aumentar los flujos financieros para transitar hacia una economía baja en emisiones de gases de efecto invernadero. En aquel momento el que fuera secretario de Estado de Norteamérica, John Kerry, incluso llegó a afirmar que se estaba mandando una señalar clave al mercado global con este acuerdo. “Movilizar inversión es fundamental para lograr una transición limpia”, argumentó en junio de 2016.
Hasta Ban Ki-Moon destacó que “los mercados ya tienen una señal clara” sobre bajo qué premisas iban a seguir creciendo y evolucionando las economías mundiales. Esa señal se concretaba, entre cosas, en crear el fondo de 100.000 millones de dólares anuales de 2020, que se destinaría a que los estados se fueran adaptando al cambio climático, en especial aquellos con menos recursos, y a que los países hicieran crecer sus economías pero con emisiones bajas. Un fondo en que los países emergentes también colaborarán a partir de 2025.
En opinión de Cindy Rose, responsable en Aberdeen Asset Management, la decisión de Trump es claramente un paso hacia atrás, pero no por eso todo está perdido. “El actual impacto material de la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París será bastante pequeño. Todas las grandes ciudades de Estados Unidos están planeando ceñirse al acuerdo y Estados Unidos se une a los otros dos únicos países fuera del acuerdo. A nivel de compañías, la dirección del viaje es de un solo sentido y es hacia un modelo más sostenible. Independientemente de cualquier decisión adoptada por el gobierno estadounidense, los inversores todavía entienden la importancia de moverse hacia una economía de bajos niveles de carbono. Seguimos comprometiéndonos con compañías sobre sus riesgos de carbono y las presionamos para que sean más sostenibles”, explica.
Hacia la descarbonización
En este sentido Rose destaca que lo más problemático es lo que puede significar para futuros acuerdos internacionales sobre cambio climático. “China está ocupando ampliamente el puesto de Estados Unidos sobre cambio climático. Pero está claro que Estados Unidos se adaptará ahora a un enfoque diferente. La esperanza es que otros no sigan sus pasos”, defiende.
En esta misma línea opina David Sheasby, responsable de Gobernanza de una de las filiales de Legg Mason, que pone en valor la importancia de este acuerdo en el proceso de descarbonización que viven las economías. “Afortunadamente, la resolución entre los otros 194 signatarios sigue siendo fuerte, y los principales emisores de gases de efecto invernadero, incluyendo a China, Australia, Rusia, India y miembros de la Unión Europea, han reiterado su compromiso con el acuerdo de París antes del anuncio de Trump”, apunta.
Desde el punto de vista de la inversión, Sheasby destaca que “el mundo corporativo, incluyendo gran parte de la industria de combustibles fósiles, entiende el imperativo de la descarbonización. Como gestores del capital de nuestros clientes, tomamos la visión a largo plazo, y aunque estamos desalentados por el anuncio, continuaremos evaluando rigurosamente cómo las compañías en las que invertimos están preparadas para la eventual desaparición de la era de los combustibles fósiles”.