Luke Newman, cogestor de la estrategia UK Absolute Return de Henderson, afirma que estamos viviendo en un mundo inherentemente incierto. «Se trata de un buen entorno en el que operar», dice convencido de que es probable que se mantengan unos elevados niveles de volatilidad en vista de la incertidumbre relacionada con las elecciones en Europa, la salida efectiva de Reino Unido de la UE y las promesas de Donald Trump.
Junto con su cogestor, Ben Wallace, ha desarrollado una estrategia dividida entre una cartera básica, con participaciones a largo plazo y que mantienen normalmente durante al menos un año, y otra cartera táctica a más corto plazo.
Esta parte de la estrategia, que normalmente abarca en torno a dos tercios de sus activos netos, ha realizado una importante aportación al rendimiento. “Ha habido momentos durante la historia de nuestra estrategia (y el año 2016 fue uno de ellos) en los que hemos tenido que trabajar especialmente duro para proteger el capital de nuestros inversores. Durante estos períodos de gran correlación, normalmente hemos dependido de un modo más marcado de la cartera de negociación “táctica” a corto plazo para poder mantenernos a flote”, explica Newman.
Presiones inflacionistas
Por todo esto, el gestor de Henderson estima que en este momento existen más oportunidades persistentes de las que ha habido en años, especialmente en las áreas sensibles a unos tipos de interés más elevados. “Nos encontramos en un entorno ligeramente más cíclico, en el que la elección de Trump no ha supuesto el primer día de un nuevo tema en los mercados, sino el cuarto o quinto mes”.
«Las presiones inflacionistas presentan oportunidades tanto para el extremo largo como para el corto de la estrategia». A su juicio, las presiones salariales al alza dentro del mercado laboral, el descontento generalizado por la distancia cada vez mayor entre los ricos y los pobres por todo el mundo desarrollado y la falta de incrementos salariales en términos reales son todos aspectos que están contribuyendo a que se disparen las presiones inflacionarias, y ha posicionado la estrategia para que pueda aprovecharse de la situación.
«La situación será despiadada para aquellos sectores en los que las empresas no puedan repercutir las subidas de precios a sus clientes, un problema que se ha visto magnificado por la debilidad de la libra esterlina; y por ello hemos asumido posiciones cortas en áreas tales como el comercio minorista, la subcontratación del sector público y el ocio. Dentro de nuestra cartera básica, hemos estado invirtiendo en compañías que puedan beneficiarse del aumento de la inflación y de los tipos de interés, tales como las pertenecientes al sector financiero del Reino Unido».
La estrategia pretende ser muy ágil y reflejar el entorno del modo más pragmático posible, respondiendo con rapidez a oportunidades con títulos individuales o a los cambios macroeconómicos. Cuentan con una disciplina subyacente: un cambio del 10% en el precio de las acciones provoca una revisión automática y los gestores son rigurosos a la hora de tomar beneficios y de no esperar demasiado cuando hay pérdidas.
“Nuestro enfoque long/short en rentabilidad absoluta significa que la dirección del mercado tiene poca incidencia sobre nuestro potencial a la hora de ganar dinero para nuestros inversores”, dice.
Pese a la incertidumbre que nos rodea, Newman es optimista. “El precio de las acciones está avanzando ahora de un modo más racional, impulsado por las valoraciones, los resultados y el flujo de noticias corporativas, en lugar de por el capricho de los movimientos de divisas y de los mercados de bonos”. Es decir, los precios de los valores reflejan la historia subyacente de cada uno de ellos, en lugar de los ánimos del mercado general.