La zona euro está en la vanguardia de la mejora del ciclo económico global. Para ilustrar este hecho, solo hay que revisar el record histórico del último dato del índice PMI manufacturero. Sin embargo, el consenso del mercado sobre inflación sigue en niveles bajos. Como explican los expertos de Invesco, los riesgos para esta visión de consenso están creciendo, aunque sean razonables. El factor clave para el futuro será el nivel al que las empresas europeas trasladarán los avances del tipo de cambio a sus clientes, dicen.
Razones que explican por qué la inflación sigue baja
Para Invesco, la fortaleza del euro es la principal razón que explica los niveles actuales de la inflación y en su análisis semanal, la gestora cita un reciente informe del Banco Central Europeo que advierte de que una apreciación permanente del euro del 10% reduciría la inflación en 2, 6 y 8 puntos básicos en uno, dos y tres años respectivamente. Ésa es la razón de que el BCE se mantenga comprensiblemente prudente dada la apreciación nominal ponderada por comercio del 7% desde abril de 2017.
“El nivel de inversión más sólido que hemos observado también proporciona cierta confianza de que la capacidad productiva de la zona euro mejorará aún más. Esto sugiere que el repunte cíclico puede sostenerse mediante un menor crecimiento del empleo y una mayor formación de capital, lo que significa que necesita más tiempo de lo esperado para superar las limitaciones de capacidad”, afirma la gestora.
Razones para que la inflación se acelere
La continua fortaleza del petróleo y de forma más general del mercado de materias primas impulsará la inflación a corto plazo. Éste es el escenario base de Invesco, que además recuerda que si el precio del petróleo en euros se mantiene en los niveles actuales, la inflación llamada energética se desacelerará en los primeros meses de 2018, antes de volver a repuntar a partir de marzo de este mismo año. Si esta previsión se confirma, nuestros cálculos sugieren que la energía podría contribuir con hasta un 0,5% adicional a la tasa anual de inflación general a mitad de año.
El BCE espera que la economía de la eurozona crezca un 2,3% en 2018 y un 1,9% en 2019. Los indicadores de actividad que seguimos, basados en los datos publicados y ciertas encuestas, sugieren un crecimiento más elevado, al menos en lo que se refiere a los primeros meses de este 2018. Un factor clave para las previsiones de inflación es la actuación de las empresas europeas a este crecimiento económico.
“Sabemos que un euro más fuerte permite que las compañías de la eurozona importen sus productos a menores precios. Si la demanda y el poder de fijación de precios son débiles, entonces estos ahorros se trasladan a los consumidores vía una reducción de precios. Sin embargo, si la demanda es sólida y las empresas confían en su poder de fijación de precios, entonces el impacto será nulo, no habrá traslado de los ahorros a los precios de los productos”, apuntan desde Invesco.
De momento, sigue siendo difícil de alcanzar una aceleración de la inflación generada domésticamente (DGI). El modelo de la gestora sugiere que esta llamada DGI creció alrededor de un 1,3% interanual en el cuarto trimestre de 2017, pero en todo caso, explican, la situación está empezando a cambiar.
“La tasa de desempleo en la eurozona se sitúa actualmente en el 8,7%, la más baja desde 2009, hace ocho años. Nos encontramos ahora en un entorno donde el crecimiento de los salarios podría sorprender al alza. Como ejemplo se puede observar en Alemania, donde el potente sindicato IG Metall está solicitando un aumento salarial del 6% para sus cuatro millones de miembros. Incluso en los países de la periferia europea el entorno parece estar mejorando, con el gobierno español anunciando un incremento del salario mínimo por encima de la inflación (aunque condicionado a un incremento del PIB de al menos un 2,5%)”, afirman.
Conclusión
El BCE tiene y seguirá teniendo un impacto muy profundo en los mercados europeos de renta fija. «Aunque esperamos que la inflación de la eurozona se mantenga en niveles contenidos a lo largo de 2018, el riesgo asimétrico está comenzando a cambiar. Si la inflación se mantiene en niveles bajos o insuficientes, sabemos cómo actuará el BCE. En el lado contrario, casi nadie ha contemplado la posibilidad de un exceso de inflación», dicen.
“Ahora que los riesgos deflacionarios han desaparecido, el propio balance de riesgos del BCE podría también cambiar. El este escenario, el momento de la normalización no es tanto el punto en el que se alcance el objetivo del BCE, sino más bien un punto en el que el banco central se muestre cómodo de que pueda devolver la inflación al objetivo levantando el pie del acelerador monetario. Se podría argumentar que esto incluso ya ha comenzado”, concluyen.