La integración de los criterios ASG en la inversión en bonos corporativos ha sido una práctica más habitual que en los bonos soberanos, si bien el impulso de estos últimos contribuye a garantizar la estabilidad económica, social y política de los estados y a abordar desafíos globales como el cambio climático, la transición energética o la lucha contra las desigualdades. Así lo han destacado los participantes en el Encuentro ISR ‘Deuda soberana sostenible’, organizado por Spainsif, el Foro Español de Inversión Sostenible y Responsable.
“Los inversores demandan cada vez una mayor calidad de la información de sostenibilidad a los mercados, no solo a las compañías sino también a los países, que tienen una oportunidad en la integración de los ODS en sus políticas para trasladar su compromiso con el desarrollo sostenible y la transición hacia una economía verde“, ha asegurado durante la inauguración de la jornada Silvia Fernández de Caleya, vicepresidenta de Spainsif y directora del Departamento de Recursos Humanos y Responsabilidad Social Empresarial del ICO.
Asimismo, ha recordado que, según el Sustainable Development Report 2021, la pandemia provocada por el COVID-19 ha agravado las desigualdades entre países por la dificultad en el acceso a las vacunas y a la financiación, y que los países en desarrollo necesitan del impulso de la inversión para financiar la respuesta a la emergencia sanitaria y una recuperación alineada con la Agenda 2030.
Los inversores de renta fija desempeñan un papel clave en el universo de la inversión responsable, según ha explicado Carmen Nuzzo, head of fixed income investment practices en Principles for Responsible Investment (PRI), que ha cifrado en 100 billones de dólares el mercado de bonos soberanos en circulación, representando un 40% de los activos bajo gestión del PRI. Nuzzo ha indicado que la incorporación de las cuestiones ASG en la deuda soberana está cambiando, por la necesidad de contar con un enfoque más holístico en la evaluación de los riesgos y por los cambios regulatorios en finanzas sostenibles que está liderando Europa, también presentes en otras regiones como Canadá, algunos países de Asia y con señales recientes en la misma dirección en Estados Unidos.
“Las cuestiones sociales y de gobernanza de los países tienen mayor influencia en la deuda soberana que las cuestiones medioambientales, pero esa brecha tiene que ir cerrándose”, ha valorado Nuzzo, citando tres desafíos de la financiación de los países: “Ampliar el análisis de la deuda soberana más allá de los indicadores tradicionales, acercarse más sistemáticamente y con rigor a la integración de los factores ASG, y reconsiderar el papel del ‘engagement’ como parte integral de la inversión responsable en la deuda soberana”.
Jesús Martínez, PhD, CFA, senior fixed income portfolio manager de Aegon Asset Management, ha considerado que es importante diferenciar entre lo que supone integrar criterios ASG y estrategias temáticas sostenibles en las carteras: “Las inversiones sostenibles van un paso más allá de la integración de elementos ASG, y consisten en alinear las creencias del inversor con la composición de la cartera, aunque ambas son compatibles. En ambos universos es fundamental contar con el control de los datos, pero estos generalmente suelen hablar del pasado. Cuando se trata de valorar la apuesta por financiar un país es necesario tener en cuenta cómo van a impactar las actuales políticas en las métricas de sostenibilidad en el futuro. En ese aspecto, el compromiso de los gobiernos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de París para mitigar y frenar el cambio climático son un punto de referencia necesario”.
Martínez ha destacado como fundamental considerar en el análisis los retos a los que está expuesto cada país, condicionados por su entorno geográfico y nivel de desarrollo, y ha recordado que hay que tener en cuenta las externalidades a las que puede presentar la cartera afectando a la capacidad de crecer de manera sostenible de otros países, entre las que se encuentran cuestiones medioambientales, financieras y de seguridad.
“En los fondos soberanos se ha comenzado a profundizar más allá del rating, siendo la mitigación de emisiones y las violaciones de derechos humanos los dos temas principales en la actualidad”, ha resaltado Bhaaver Shah, VP sovereign fixed income ESG lead at MSCi Research Inc. También ha destacado una nueva área de interés con respecto a los criterios ASG en los bonos soberanos: los test de estrés climáticos a nivel macro (macro climate stress test): «El enfoque se está desplazando más allá de las puntuaciones ASG hacia cómo el cambio climático impacta fundamentalmente en los indicadores macroeconómicos y las implicaciones posteriores en la fijación de precios en todas las clases de activos».
Por su parte, Patricia de Arriaga Rodríguez, subdirectora general de Pictet Asset Management Iberia & Latam, ha señalado que “si ya es complicado integrar los criterios ASG en la deuda de países desarrollados, lo es más con los países emergentes, si bien en ambos casos resulta fundamental a la hora de evaluar la trayectoria como emisores y su riesgo crediticio”. De Arriaga ha apuntado que el desarrollo del capital humano es clave para el desarrollo económico de una economía emergente, y ha recordado la importancia del estado de derecho, la calidad democrática de las instituciones y la estabilidad de los gobiernos para estas regiones. A su criterio, «es necesario integrar los factores medioambientales para analizar los riesgos crediticios de países emergentes, si bien los factores sociales son determinantes a la hora de analizar los riesgos a largo plazo”.