Europa respira aliviada. Con una participación más alta de lo habitual, los resultados de las elecciones holandesas parecen indicar que el populismo ha perdido intensidad a corto plazo en el Viejo Continente y los inversores miran ahora hacia las dos próximas citas electorales, las dos en Francia. La primera vuelta de las elecciones presidenciales se celebrará el 23 de abril, mientras que la segunda será el 7 de mayo.
«El resultado peor de lo esperado cosechado por el Partido de la Libertad de Geert Wilders es una buena noticia para la zona euro. En consecuencia, el euro avanzó cuando se conoció que los resultados apuntaban a una victoria clara del partido de centroderecha VVD del primer ministro Mark Rutte”, explica la economista global de Fidelity, Anna Stupnytska.
La responsabilidad de formar gobierno recae ahora sobre Rutte, un proceso que suele llevar meses y que en esta ocasión podría llevar un poco más debido a que la cámara baja está muy fragmentada.
Consecuencias para Grecia
“Aunque el desenlace es positivo para los mercados”, añade Stupnytska, “parece inviable una coalición a tres bandas por lo que probablemente se abra un largo periodo de negociaciones para formar gobierno. Este hecho no favorece la revisión del rescate griego”.
Grecia afronta varios vencimientos de deuda en los próximos meses, el más importante de ellos, con 7.000 millones de euros, será en julio. Los ministros de Economía y Hacienda de todos los estados miembros se reúnen mañana en Bruselas y se prevé que este sea uno de los principales temas sobre la mesa.
Y ahora Francia
“Obviamente, los mercados centrarán ahora su atención en Francia, donde la candidatura de la ultraderechista Marine Le Pen plantea mayores riesgos. En la medida en que los resultados en Holanda pueden ser un adelanto de lo que ocurrirá en Francia, la alta participación y la recuperación de los partidos tradicionales de centro no son buenos augurios para Le Pen”, estima Stupnytska.
En este sentido el marco que rige las elecciones presidenciales en Francia también crea obstáculos adicionales para que un partido de extrema derecha llegue a la presidencia de la República. “Las elecciones holandesas de 2017 podrían ser recordadas como un punto de inflexión en el auge del populismo», concluye.