La reunión de este jueves del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort tiene a los mercados en vilo y, según Ebury, en particular se está convirtiendo en un evento de riesgo para los mercados de divisas. El BCE vive un intenso debate interno entre los defensores de la disminución natural y progresiva del programa de compras, y los que defienden un enfoque más flexible y vinculado con las perspectivas económicas.
Hasta ahora, los discursos de Draghi a lo largo del año –incluido su participación en Jackson Hole– han destacado de forma insistente la necesidad de confiar en las medidas de estímulos emprendidas mientras la expansión económica no se haya traducido en una dinámica de inflación más fuerte.
“Por un lado, una economía sana con un crecimiento y una inflación mayores de lo esperado es un argumento persuasivo para que el BCE comience a reducir sus compras de activos. Por otro lado, el reciente auge del euro, que equivale a un endurecimiento de las condiciones financieras, es un argumento para que el banco central se apegue a su política monetaria acomodaticia durante algún tiempo”, explica Franck Dixmier, director global de Renta Fija de Allianz Global Investors.
En opinión de la gestora Ebury, es cierto que las condiciones económicas de la zona euro parecen indicar la necesidad de debatir políticas más estrictas. “La economía de la eurozona se expandió en el segundo trimestre al ritmo anual más rápido desde 2011, el desempleo se encuentra en su nivel más bajo desde febrero de 2009, el cual debería seguir este camino para fomentar un crecimiento más fuerte y la inflación subió inesperadamente a 1,5% interanual en agosto desde el 1,3%, su nivel más alto desde abril”, argumenta.
Sin embargo, los analistas apunta que pese a las cifras macro, existe la posibilidades de que el BCE decepcione al mercado en su reunión de mañana por la evolución del euro –que se ha apreciado casi 15% en lo que va de año y ha roto el umbral de 1,20 dólares por primera vez desde el inicio del QE– en la decisión del BCE. “La apreciación de la divisa única desde la última reunión del BCE ha reforzado los argumentos para retrasar el anuncio formal del tapering del programa de compra de activos hasta octubre”, explica Hans Bevers, economista jefe de Bank Degroof Petercam.
Previsiones
Bank of America Merrill Lynch, por ejemplo, no espera que el BCE revele el destino de la QE en la reunión de esta semana. “Creemos que el endurecimiento de las condiciones monetarias después de la apreciación del euro hace que el banco central sea sensible a las percepciones del mercado sobre el diferencial de las políticas. El BCE esperaba salir de la QE bajo la cobertura de la adhesión de la Fed a un camino previsible de normalización. Sin embargo, la tenaz baja inflación de Estados Unidos ha erosionado aparentemente la confianza de la Fed”, destaca.
Para Bevers, “el crecimiento todavía es sólido y la inflación podría aumentar, por lo que es probable que Mario Draghi vaya a insinuar de nuevo que el ritmo actual de compras no necesita ser mantenido hasta 2018. Draghi podría limitar cualquier presión alcista que se produzca en el euro sugiriendo que el tapering será gradual. Esto significa que los tipos de interés se mantendrán sin cambios durante más tiempo”.
Desde Julius Bear también esperan un discurso que arroje pocas pistas. “Esperamos que el BCE se abstenga de hacer cualquier anuncio preciso y que la revelación detallada de cómo proceder con las compras de activos en 2018 no se haga hasta la próxima reunión el 26 de octubre”, apunta David Kohl, estratega jefe de divisas, Julius Baer.
En opinión de Kohl, la actualización de las proyecciones macroeconómicas del BCE sin duda cuantificará la presión a la baja sobre la inflación que emana de la fortaleza del euro, pero tiene pocas esperanzas de que “el presidente del BCE, Mario Draghi, critique el nivel actual del euro como excesivo, lo que sería una fuerte señal de que el BCE cualquier disminución dependiendo de una moneda más débil”.