Sin sorpresas, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) incrementó en un cuarto de punto la tasa de interés de los fondos federales, situando el rango objetivo para la tasa de interés de los fondos federales entre el 2% y el 2,25%. La Reserva Federal continúa así con su proceso de normalización monetaria, iniciado en diciembre de 2015, y alcanza el nivel en el que se situaba la tasa en abril de 2008.
La nota de prensa que acompañó a la subida de tipos es prácticamente idéntica a la publicada en junio, cuando se produjo la última subida de tipos. Sin embargo, la parte cambiante es la importante, ya que la Fed no se vuelve a referir la naturaleza acomodaticia de su política monetaria, que queda ahora cercana a la neutralidad.
“Esta subida de tipos de interés no es una sorpresa, pero la eliminación de la señal de que la política es todavía acomodaticia hará que se levanten algunas cejas. Esto podría tomarse como una indicación de que la Fed pisará con cautela en este momento de su proceso de ajuste monetario, o podría simplemente reflejar el deseo del presidente, Jerome Powell, de proporcionar una guía menos concreta sobre estos asuntos, especialmente después de que las previsiones de incremento de tipos no hayan variado y se haya ajustado ligeramente al alza la estimación de crecimiento”, señala James McCann, economista global senior de Aberdeen Standard Investments al respecto.
Así, Rick Rieder, director de inversiones de renta fija global y cogestor de las estrategias BlackRock Fixed Income Global Opportunities (FIGO) y BGF Global Bond Income de BlackRock, cree que las palabras de la Fed dicen más que sus acciones, dado que la subida de tipos estaba descontada por los mercados, pero el cambio en el lenguaje de su declaración era más incierto.
“La decisión relativa al término “acomodaticio” nos da una perspectiva reveladora sobre dónde está la disposición de la Reserva Federal hoy en día, y en el futuro cercano, con respecto a las proyecciones de crecimiento e inflación en la economía estadounidense. La retirada de la oración clave que contenía el término “acomodaticio” de la declaración sugiere que la Reserva Federal realmente puede creer que ahora se está acercando a un nivel neutral de tasas de interés. Hoy sabemos que la Fed elevó las tasas de política monetaria en 25 puntos básicos, y es muy probable que lo haga nuevamente en su reunión de diciembre. La pregunta clave ahora es cuándo y en qué nivel dejarán de aumentar los tipos”, explica.
En cambio, Andrew Mulliner, gestor del equipo de renta fija de Janus Henderson, no describiría la decisión de la Fed de omitir la referencia a la política acomodaticia como una indicación de que considera que los tipos están en un nivel cercano a neutral y, por lo tanto, que quizás nos estamos acercando al final del ciclo, sino que debería interpretarse como si la Fed estuviera diciendo que realmente no sabe cuál es el punto neutral —podría ser más alto o más bajo de lo que se piensa— y que actuará de conformidad con los acontecimientos económicos a medida que ocurran.
“Jerome Powell tiene un enfoque distinto en comparación con sus predecesores posteriores a la crisis financiera, dado que está intentando comunicar la transición de la Fed desde un discurso que transmitía una falsa sensación de seguridad a los mercados en sus directrices a largo plazo. Los tiempos de las directrices a futuro y la dependencia de las proyecciones económicas para impulsar la confianza de los mercados, característicos de los mandatos de Bernanke y posteriormente Yellen, están tocando a su fin”, comenta.
Los datos económicos y las previsiones
Según expresó la Fed en su comunicado, la información recibida por el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) desde que se reunió en agosto indica que el mercado laboral ha continuado fortaleciéndose y que la actividad económica ha estado aumentando a un fuerte ritmo.
“Las contrataciones han sido sólidas en los últimos meses y la tasa de desempleo ha permanecido baja. El gasto en los hogares y la inversión en activos fijos por parte de las empresas ha crecido fuertemente. En términos de los últimos doce meses, tanto la inflación general como la inflación para artículos que excluyen alimentos y energía permanecen cercanos al 2%. Las expectativas de los indicadores de inflación a largo plazo han cambiado poco, en general”, informó la Fed en su nota.
En la Fed siguen esperando que la tasa de desempleo descienda algo más, hasta el 3,5%, lo que ayudará a consolidar la inflación cerca su objetivo, superándolo levemente. Según explica Josh Feinman, economista jefe global de DWS, mientras el mercado laboral siga sólido, la Reserva Federal continuará inclinándose por subir tipos y no se detendrá por el simple hecho de se acerquen a las estimaciones de neutralidad. Sin embargo, si la inflación se mantiene cerca de los objetivos, como esperan en DWS, no se verán obligados a ir demasiado rápido o demasiado lejos.
“La pregunta fundamental es si la Fed será capaz de preparar un “aterrizaje suave”- evitando que los mercados laborales se recalienten y que se acumulen excesos financieros y/o económicos- sin causar una desaceleración económica indebida. Históricamente, esto ha demostrado ser una aguja difícil de enhebrar, y lo es más mientras más se sobrepasa el mercado laboral. La Reserva Federal tiene algunas ventajas esta vez: expectativas de inflación excepcionalmente bien ancladas, una respuesta atenuada de la inflación a la solidez del mercado laboral y la ausencia de desequilibrios o excesos económicos importantes. Pero va a ser difícil; no de forma inmediata, pero cada vez más, especialmente si el mercado laboral continúa haciéndose más sólido”, comenta Feinman.
Sin embargo, según apunta Aaron Anderson, vicepresidente senior del equipo de análisis de Fisher Investments, los salarios atraen una atención excesiva como fuerza inflacionaria, pues según el experto en las etapas finales de los dos últimos ciclos económicos se observó un aumento de los salarios mucho más elevado que el actual, sin que ello afectase excesivamente a la inflación. “El nivel de préstamo bancario es bajo y el crecimiento de la masa monetaria se está ralentizando, lo cual debería mantener bajo control la inflación y dar al Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) la flexibilidad necesaria para ralentizar la subida de tasas el próximo año”.
Por su parte, David Norris, responsable de crédito estadounidense en TwentyFour Asset Management, filial de Vontobel AM, indica que tanto la subida de tipos anticipada para diciembre por los inversores coincide con las previsiones de la Fed, que apuntan un alza en diciembre y tres subidas más en 2019.
“Si la Fed sigue este camino y los problemas macroeconómicos no se disipan, podemos encontrarnos con una curva de tipos plana para finales de 2018. La pregunta entonces radica en saber si ante una curva de tipos plana, que ha sido históricamente una buena herramienta de predicción para las recesiones, la Fed se vería obligada a alterar su ciclo de subidas. Nosotros todavía estamos convencidos de que la Fed gestionará otras cuatro alzas de aquí a finales del próximo año”, comenta Norris.
En esa misma línea, Keith Wade, economista jefe de Schroders, señala que siguen creyendo que la Fed aumentará los tipos tres veces más de cara a situarlos en el 3% para mediados de 2019. “En ese punto, el crecimiento debería estar ralentizándose a medida que la economía nota los efectos de la subida de tipos y los estímulos presupuestarios se disipan. El aumento de los aranceles seguramente lastre también la actividad, lo que permitirá a la Fed mantenerse al margen”.
El diagrama de puntos
El diagrama de puntos, que refleja las expectativas de los miembros del comité de política monetaria sugiere tres subidas de tasas en 2019, una en 2020 y ninguna en 2021. Este perfil para 2019 y 2020, no ha cambiado desde las últimas proyecciones de junio. Sin embargo, la introducción de las previsiones de 2021, un año adicional, muestra el final del ciclo de ajuste monetario. “Se establece un punto final para el ciclo de endurecimiento monetario, con una tasa ligeramente más alta que la anticipada a largo plazo. La tasa de la Fed evolucionaría entonces en un rango comprendido entre un 3,25% y un 3,5%, contra una tasa de equilibrio a largo plazo del 3%. La Fed necesita moverse por encima de esta última tasa para llevar a cabo una política restrictiva y evitar así la formación de desequilibrios que podrían dañar la economía”, explica Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum AM, gestora afiliada de Natixis IM.
Así, para Dave Chappell, gestor de carteras de renta fija en Columbia Threadneedle, la parte más interesante de la reunión de septiembre de la Fed fue la inclusión de las proyecciones económicas y de tipos o los “puntos” de 2021. “Tal y como esperábamos la mediana de la previsión para 2021 se encuentra en línea con la mediana de 2020, confirmando que el ajuste terminará cuando las tasas se consideren que están en un rango medianamente restrictivo. Seguimos esperando que la Fed pause su ritmo de subidas cuando la tasa de fondos federales alcance el 3%, a mediados del próximo año”, comenta.
“El comunicado de la Fed también incluyó las proyecciones del nuevo vicepresidente, Richard Clarida. Aunque las proyecciones de los puntos no están explícitamente asignadas a ningún miembro, parece claro que Clarida tiene unas perspectivas claramente alineadas con la visión del presidente de la Fed, Jerome Powell, y con el presidente de la Fed de Nueva York, John Williams”.
De nuevo desde BlackRock, Rieder señala que las proyecciones mostradas en el diagrama de puntos son algo reveladoras, dado que han permanecido sin cambios, excepto por un modesto incremento en la tasa de largo plazo. “Aunque el programa de puntos de la Fed debe ser considerado como meramente una descripción de procesos muy dispares en los que los miembros del comité presentan sus puntos de vista, y el anonimato de los datos puede dar lugar a lecturas muy confusas sobre el origen de cada punto -dado que algunos los proveedores de puntos son más equilibrados que otros-, en algunas reuniones, como en esta de septiembre, hay cambios entre las personas que proporcionan las proyecciones. Por lo que la información que se deriva de los puntos puede ser simplemente un reflejo de nuevos procesos de puntos entrando en la ecuación”, argumenta.
“Creemos que la trayectoria de la Fed en la tasa de crecimiento estará influenciada por la estabilización de la economía estadounidense el próximo año, las condiciones económicas mundiales (incluido el dólar estadounidense), los aranceles y el impacto comercial, y por cuánto la inflación realmente se acelera en el próximo año. El hecho es que la nueva economía que está evolucionando hoy está repleta de desinflación del sector de bienes de consumo, impulsada por la tecnología. Esto significará que la tasa de interés neutral y el deseo de ir mucho más allá de ella probablemente se silenciarán. Entonces, en nuestra opinión, la Fed probablemente solo ajuste su tasa un par de veces, más o menos, el próximo año, frente a la expectativa de consenso de tres o cuatro aumentos en 2019, que creemos que podría ser excesivo”, añaden desde BlackRock.
En Renta 4 Banco, coinciden en que una cuarta subida de tasas en diciembre está ampliamente descontada en el mercado, con una probabilidad del 78%, que apoyan 12 (antes 8) de los 16 miembros del FOMC. Una expectativa avalada por las positivas previsiones de crecimiento de la Fed, sin referencias al riesgo del creciente proteccionismo.
“Así, las proyecciones del PIB para 2018 se sitúan en un 3,1%, frente al 2,8% publicado en la reunión anterior, el PIB de 2019, en un 2,5% frente al 2,4% anterior, y el PIB de 2020 en un 2%, y con moderación apuntan hasta un 1,8% en 2021, en comparación al 3% que la administración de Trump considera como crecimiento sostenible, mientras que la estimación de la inflación se sitúa en un 2,1% en 2018, un 2,1% en 2019, y un 2,2% en 2020 y 2021”, explican.
¿Cómo puede afectar a las carteras de inversión?
Si finalmente los datos económicos lo permiten, todo apunta a que la nueva subida de tasas de aquí a finales de año se dé en diciembre. Dado el patrón de actuación de la Fed en el actual ciclo, cabría esperar que, en la próxima reunión, programada para el 7 y 8 de noviembre, justo a continuación de las elecciones de medio término estadounidenses, no hubiera ningún movimiento. Siendo más probable que la reunión del 18 al 19 de diciembre se la elegida para subir tasas de nuevo.
En ese sentido, Kevin Flanagan, estratega senior de renta fija en la gestora WisdomTree, cree que los próximos datos de perspectivas económicas de la Fed para 2019 se examinarán cuidadosamente, en busca de signos contrarios al ciclo de subida de tipos que está en marcha.
“El entorno apunta hacia unos ajustes adicionales en las tasas en el próximo año, la única pregunta en este punto parece recaer en si la tasa de fondos federales se incrementará en tres ocasiones o en menos. Con este telón de fondo, es muy probable que los inversores de renta fija sigan buscando soluciones de cobertura de tasas. Un enfoque que los inversores tienden a implementar a través de TIPS, o bonos del Tesoro estadounidenses que incorporan una protección ante aumentos en la inflación. Estos títulos están referenciados al Índice de Precios al Consumo, su cupón es fijo, pero el principal se ajusta a cambios en el IPC”, comenta Flanagan.
Otro punto a tener en cuenta es que el ciclo de subidas que sugiere el actual diagrama de puntos, con una cuarta subida en este año y tres más en 2019, puede resultar muy agresivo para la economía de Estados Unidos. Además, es probable que este ajuste sea también demasiado agresivo para el resto del mundo, en especial para las economías de mercados emergentes, que se han en se han enfrentado a condiciones financieras más restrictivas este año, lo que permite que las vulnerabilidades resurjan a medida que los flujos de capital comienzan a revertirse.
“Hasta ahora, el estrés relacionado en países como Turquía ha permanecido bastante aislado, pero a medida que la liquidez global se estrecha aún más, tales tensiones podrían volverse sistémicas. Con la improbabilidad de que la retórica de la guerra comercial disminuya pronto, los riesgos generales para el crecimiento global y estadounidense están claramente sesgados a la baja. Esto significa que la Fed tendrá que adoptar un tono más cauteloso, reduciendo el ritmo de ajuste el próximo año, pero aún no estamos allí”, concluye Anna Stupnytska, economista global de Fidelity International.