La Fed ha decidido mantener su apoyo a la economía, una política monetaria estable y los tipos a cero hasta final de 2022. Pero también ha mostrado su inquietud sobre el impacto de esta crisis en la economía y su futura recuperación. Sus palabras de ayer diluyeron la idea de una recuperación en forma de V y acentuaron las dudas de los inversores.
Frente a este jarro de agua fría, las primeras valoraciones de las gestoras destacan que la postura flexible que muestra la Fed sigue siendo muy positiva para las expectativas del mercado. Según explican desde Lombard Odier, el banco central mantendrá previsiblemente el ritmo actual de su programa de compra de activos en el futuro y seguirá comprando 80.000 millones de dólares al mes de bonos del Tesoro, 40.000 millones de dólares al mes de la agencia MBS (títulos respaldados por hipotecas), así como 250-500 millones de dólares a la semana (incluidas las reinversiones) de la agencia CMBS (títulos respaldados por hipotecas comerciales).
“Este es un paso importante, ya que la Fed no tiene la intención de disminuir en el corto plazo y parece decidida a mantener su ritmo de flexibilización cuantitativa para mejorar la liquidez y el buen funcionamiento de los mercados financieros. Aunque se discutió el control de la curva de rendimiento, la Fed no ha tomado ninguna decisión sobre la aplicación de topes por ahora. Por el momento, rechaza los tipos de interés nominales negativos porque los tipos de interés reales de los Estados Unidos se mantendrán en territorio negativo durante un período de tiempo prolongado”, apunta Samy Chaar, economista Jefe de Lombard Odier, a modo de resumen sobre la reunión de ayer de la Fed.
Poniendo en una misma imagen la crisis generada por el COVID-19 y las perspectivas de recuperación, según DWS, la Fed estaría a medio camino entre pasar del modo crisis al modo recuperación incipiente. Sin embargo, para Christian Scherrmann, economista de EE.UU. de DWS, la incertidumbre sigue siendo alta. “Las perspectivas sugieren un largo y pedregoso camino por delante. Esto también se refleja en el hecho de que la orientación sobre el ritmo de la compra de QE se ha reducido al ritmo actual en lugar de estar limitada por un programa mensual. Esto está de alguna manera en línea con nuestras expectativas de un mecanismo similar a una curva de rendimiento y control que se centra en las condiciones financieras” añade Scherrmann desde DWS.
Las previsiones en el foco
En opinión de Anna Stupnytska, responsable del área de macroeconomía global y estrategia de inversión de Fidelity, lo relevante de la reunión de ayer fueron sus perspectivas económicas. “Aunque el presidente Powell confirmó la reciente relajación de las condiciones financieras y las primeras señales de estabilización en los datos, donde se incluyen las sorprendentes cifras de empleo de mayo, la Fed sigue muy preocupada por la trayectoria de la recuperación a la vista de la persistente incertidumbre”, explica Stupnytska.
A Philippe Waechter, jefe de análisis de Ostrum AM (Natixis IM), le ha sorprendido la diferencia en los pronósticos entre los miembros del FOMC, que considera “increíble” la falta de unanimidad que hay y recuerda que durante la anterior crisis no hubo tanta divergencia. “En 2021, el PIB podría contraerse un -1% según un miembro o crecer un 7% según otro. La tasa de desempleo podría evolucionar hacia el 4,5% o el 12%. El modelo de recuperación no es claramente uniforme en la Reserva Federal. Las próximas discusiones serán interesantes. La lectura de las actas valdrá la pena tanto por la justificación de las diferentes previsiones como por la justificación de unas tasas estables para el 2022 si el crecimiento empieza a recuperarse”, apunta en su valoración.
Charles Diebel, responsable de renta fija de Mediolanum International Funds, coincide con esta visión: “En general, su evaluación del riesgo y la situación de la economía fue, en el mejor de los casos, moderada y, ciertamente, no pareció implicar que verían una recuperación en forma de V, aunque esperan una mejora material de los actuales niveles en la segunda mitad”.
Por último, para Sebastien Galy, responsable de estrategia macroeconómica en Nordea AM, la Fed ha dado una visión un tanto sombría y que templenta unos niveles de desempleo altos durante mucho tiempo. “La Fed prevé que los tipos de interés se mantengan sin cambios hasta el 2022, evitando el debate sobre las tasas negativas, y que hubo discusiones sobre el control de los rendimientos, pero nada más allá de esto y ninguna mención de tasas de interés negativas. Seguimos esperando que la Fed se mueva hacia las tasas de interés negativas que debilitarían el dólar y el control de los rendimientos”, explica.
Otras conclusiones
Desde Brandywine Global, filial de Legg Mason, matizan cómo la postura de la Fed al dólar. Según explica Jack McIntyre, gestor de Brandywine Global, la mayor ventaja de la reunión del FOMC es que el dólar americano no tendrá ningún apoyo de rendimiento durante los próximos dos años, como mínimo, dado que la idea de que las tasas se mantendrán bajas durante más tiempo está bien arraigada en la psique de la Reserva Federal.
“Así que pone un freno en la tendencia alcista del dólar americano. Los controles de la curva de rendimiento serán los siguientes en la línea, pero eso probablemente será un tema del FOMC de septiembre. Ahora mismo, es el momento de que los activos que no son de EE.UU. se pongan al día con el poderoso repunte del mercado norteamericano», explica McIntyre.
En opinión de Jim Leaviss, CIO del equipo de renta fija de M&G, el comportamiento del mercado mostró ayer que ya hay pocas cosas que le sorprendan. “La reacción los bonos del tesoro y del dólar fue silenciosa. El dólar continuó su debilitamiento, una tendencia que hemos visto durante todo el mes, ya que el presidente Powell recordó que la Fed no está aquí para cambiar los precios en el mercado. Es difícil sorprender a los mercados en este momento después de todo el apoyo del banco central, pero esto proporciona claridad y cierta orientación sobre cómo la Fed piensa afrontar este entorno de volatilidad. Esto deja abierta la posibilidad de controlar la curva de rendimiento en el futuro”, añade Leaviss.
Por su parte, Rick Rieder, CIO de renta fija de BlackRock, destaca que el cambio más notable en el discurso de ayer de la Fed fue señalar que en los próximos meses aumentará sus tenencias de valores del Tesoro y de títulos respaldados por hipotecas residenciales y comerciales de agencias, al menos al ritmo actual, para mantener el buen funcionamiento del mercado. Ese lenguaje es paralelo a las expresiones que el presidente Powell y otros líderes de la Reserva Federal han estado usando en los últimos discursos, y subraya el fuerte compromiso de la Reserva Federal para mantener los engranajes financieros y económicos girando adecuadamente.
Según Nick Maroutsos, co-responsable de bonos globales en Janus Henderson, las expectativas están puestas en septiembre. «Si bien podríamos considerar que esta reunión no ha aportado novedades reseñables, creemos que el cónclave de septiembre revestirá mayor interés, dado que es más probable que la Fed aborde entonces la cuestión del control de la curva de rendimientos. A este respecto, creemos que la pregunta no es si se aplicará dicho control, sino cuándo se llevará a cabo. Sin embargo, basándonos en las experiencias de otros países, prevemos que las ventajas de implementar un programa de estas características serían mínimas. La idea de situar los tipos de interés en terreno negativo también estará sobre la mesa, pero, a nuestro juicio, resulta poco probable que llegue a materializarse, puesto que sus resultados son aún más discutibles que los del control de la curva de rendimientos. Y si no, que se lo pregunten a Europa y a Japón», afirma.